/ lunes 6 de mayo de 2024

Padrón definitivo y participación ciudadana

Es buena noticia para la organización de los procesos electorales en curso que la semana pasada el Instituto Nacional Electoral haya declarado válidos y definitivos el padrón y listados nominales de electores. Se trata del instrumento más importante para la logística electoral, pero también de la columna vertebral de la credibilidad y legitimidad de las elecciones, la base cierta de personas con derecho a ejercer el voto en las diversas modalidades establecidas en la ley.

Hoy los instrumentos electorales constituyen una radiografía de la población mexicana, de su distribución por entidad federativa, por género y rangos de edad. Las cifras indican que Estado de México, CDMX, Jalisco, Veracruz, Puebla y Nuevo León son los Estados con mayor cantidad de electores; mientras que los que registran los padrones más pequeños son Colima, Baja California Sur, Campeche, Nayarit y Tlaxcala. A nivel nacional, el universo de personas con credencial para votar en los listados nominales sumamos 98 millones 329 mil 591.

Desde hace varios lustros los instrumentos registrales mexicanos son el producto de la incorporación de tecnologías de punta y de la aplicación de procedimientos técnicos rigurosos para su administración y actualización. En su revisión participan los partidos políticos y un amplio equipo de personal profesional del INE que ahora entregan tres listados nominales adicionales: de las y los electores que votarán en el extranjero, de quienes votarán de manera anticipada y de las personas que se encuentran en condición de prisión preventiva.

Las elecciones del 2 de junio significan el momento clave para que las y los mexicanos decidamos en las urnas la distribución del poder público, en un ejercicio de libre evaluación de los resultados obtenidos en las gestiones de los gobiernos y congresos que se renovarán, así como de los proyectos que presentan las candidaturas. En las listas de votantes están más de cuatro millones de personas cuya edad está entre los 18 y 19 años, más de 11 millones que van de los 20 a 24 años y 11 más que van de los 24 a los 29 años; estas franjas de jóvenes suman la cuarta parte del total del electorado y tienen, por sí mismos, la capacidad para definir los resultados de la contienda.

La historia reciente indica que es este grupo el que menos acude a las urnas, pese a su tamaño y potencial. Hoy, más que nunca, su participación es fundamental para definir la democracia que queremos, para restaurar los mecanismos de control y contención del poder público, pero también para asumir la responsabilidad de opinar sobre las problemáticas que aquejan a nuestras comunidades y decidir sobre las soluciones que proponen las y los candidatos.

Si bien, el ejercicio de nuestros derechos debe darse en un marco de respeto a las libertades consagradas en la constitución, es claro que la ciudadanía puede revisar el desempeño de los gobiernos en turno, los resultados de su gestión y los efectos concretos que han tenido en los ámbitos de la vida nacional. Morena y los demás partidos políticos están sujetos al escrutinio público, a una revisión minuciosa de su desempeño, de sus insuficiencias o aciertos y de la ética pública con la que se conducen en el cumplimiento de sus responsabilidades.

Votar es una obligación de todas y todos. Las autoridades han concluido la revisión del padrón y listados nominales, los declararon válidos y definitivos, y ahora siguen en la preparación de la jornada electoral. Superar el promedio del casi 63% de participación en elecciones presidenciales y abatir ese casi 37% de abstencionismo es una meta colectiva. Nos vemos en las urnas el 2 de junio.

Profesor en UNAM y UP. Especialista en materia electoral.

@MarcoBanos

Es buena noticia para la organización de los procesos electorales en curso que la semana pasada el Instituto Nacional Electoral haya declarado válidos y definitivos el padrón y listados nominales de electores. Se trata del instrumento más importante para la logística electoral, pero también de la columna vertebral de la credibilidad y legitimidad de las elecciones, la base cierta de personas con derecho a ejercer el voto en las diversas modalidades establecidas en la ley.

Hoy los instrumentos electorales constituyen una radiografía de la población mexicana, de su distribución por entidad federativa, por género y rangos de edad. Las cifras indican que Estado de México, CDMX, Jalisco, Veracruz, Puebla y Nuevo León son los Estados con mayor cantidad de electores; mientras que los que registran los padrones más pequeños son Colima, Baja California Sur, Campeche, Nayarit y Tlaxcala. A nivel nacional, el universo de personas con credencial para votar en los listados nominales sumamos 98 millones 329 mil 591.

Desde hace varios lustros los instrumentos registrales mexicanos son el producto de la incorporación de tecnologías de punta y de la aplicación de procedimientos técnicos rigurosos para su administración y actualización. En su revisión participan los partidos políticos y un amplio equipo de personal profesional del INE que ahora entregan tres listados nominales adicionales: de las y los electores que votarán en el extranjero, de quienes votarán de manera anticipada y de las personas que se encuentran en condición de prisión preventiva.

Las elecciones del 2 de junio significan el momento clave para que las y los mexicanos decidamos en las urnas la distribución del poder público, en un ejercicio de libre evaluación de los resultados obtenidos en las gestiones de los gobiernos y congresos que se renovarán, así como de los proyectos que presentan las candidaturas. En las listas de votantes están más de cuatro millones de personas cuya edad está entre los 18 y 19 años, más de 11 millones que van de los 20 a 24 años y 11 más que van de los 24 a los 29 años; estas franjas de jóvenes suman la cuarta parte del total del electorado y tienen, por sí mismos, la capacidad para definir los resultados de la contienda.

La historia reciente indica que es este grupo el que menos acude a las urnas, pese a su tamaño y potencial. Hoy, más que nunca, su participación es fundamental para definir la democracia que queremos, para restaurar los mecanismos de control y contención del poder público, pero también para asumir la responsabilidad de opinar sobre las problemáticas que aquejan a nuestras comunidades y decidir sobre las soluciones que proponen las y los candidatos.

Si bien, el ejercicio de nuestros derechos debe darse en un marco de respeto a las libertades consagradas en la constitución, es claro que la ciudadanía puede revisar el desempeño de los gobiernos en turno, los resultados de su gestión y los efectos concretos que han tenido en los ámbitos de la vida nacional. Morena y los demás partidos políticos están sujetos al escrutinio público, a una revisión minuciosa de su desempeño, de sus insuficiencias o aciertos y de la ética pública con la que se conducen en el cumplimiento de sus responsabilidades.

Votar es una obligación de todas y todos. Las autoridades han concluido la revisión del padrón y listados nominales, los declararon válidos y definitivos, y ahora siguen en la preparación de la jornada electoral. Superar el promedio del casi 63% de participación en elecciones presidenciales y abatir ese casi 37% de abstencionismo es una meta colectiva. Nos vemos en las urnas el 2 de junio.

Profesor en UNAM y UP. Especialista en materia electoral.

@MarcoBanos