/ martes 9 de abril de 2024

Primer debate

En el posdebate las tres candidaturas y sus equipos se declararon vencedoras ofreciendo razones y reforzando argumentos. Claro que hay puntos a favor y en contra de las propuestas que cada una presentó el domingo. Aquí mi opinión como espectador ciudadano de un ejercicio democrático fundamental para decidir por quién votar.

Sobre la organización del evento el INE realizó un magnífico esfuerzo, pero quedan detalles técnicos que deberán resolverse para el siguiente. El formato tuvo componentes novedosos como el mecanismo que permitió recabar y seleccionar preguntas importantes de la ciudadanía sobre los temas que preocupan a nivel nacional, no obstante, tiene segmentos que anulan la confrontación directa de las candidaturas y cancelan una moderación más activa de la y el moderador que no tuvieron mayor oportunidad para evitar que las y el participante evadieran responder, aun así, Denise Maerker y Manuel López San Martín, tuvieron un desempeño sobresaliente.

La actuación de las tres candidaturas se ajustó a una especie de guiones preestablecidos, lograron enunciar más que exponer diversas propuestas, los intercambios centrales de acusaciones y descalificaciones se dieron entre ambas candidatas, mientras que Álvarez Máynez, sin omitir señalamientos muy cuidados sobre la gestión del gobierno federal y el local de Claudia Sheinbaum, arremetió en contra de Xóchitl Gálvez en una especie de dos contra una que sugiere alianzas negadas pero evidentes.

La candidatura de la alianza oficialista siguió en el discurso de campaña carente de autocrítica y de reconocimiento de los problemas que aquejan al país. El manejo de cifras no demostrables y una visión que encubre la realidad o presenta otros datos como en el caso de los feminicidios fue la constante. Disciplinada, como es, se apegó al libreto para no salir dañada de temas que son de los más espinosos, pero sin responder o negando cuestionamientos sobre la línea 12 que ocultó en generalidades y recursos discursivos.

La candidatura opositora tuvo que sobreponerse a los nervios del inicio muy visibles en su lenguaje corporal, pero logró meter a su adversaria política en el intercambio de argumentos sobre temas de corrupción y de la problemática nacional; expuso sus propuestas y trató de confrontarlas, aunque no logró cerrar el círculo en el intercambio que a ratos igual demostró la molestia generada en la candidata del oficialismo. Xóchitl, otra vez, tuvo que lidiar con señalamientos sobre los partidos que la postulan, el negativo que la persigue y del que no se puede desligar sin resultados que pudieran ser catastróficos para sus aspiraciones, quizá sería mejor no meterse en esos enredos y evadir, como ocurre en la esquina de enfrente, al defender resultados de la gestión gubernamental en temas como salud, transparencia, inseguridad pública y otros más.

El gran ausente y a la vez omnipresente en el debate, fue el presidente de la república. Si acaso una mención, un tanto extraña por la forma, en la voz de Xóchitl Gálvez. Dudo que el debate haya modificado las posibles intenciones del voto, los que ya definieron seguirán en esa opción y los indecisos seguirán esperando, pero los equipos de campaña tienen muchos elementos para analizar, replantear estrategias y preparar la segunda parte de las campañas y los dos debates pendientes.

Los debates tienen la virtud de presentar a las candidaturas como son, de carne y hueso, con sus conocimientos, propuestas y experiencias. Cada persona se formará su juicio y la candidatura ganadora del primer episodio saldrá del posdebate que ahora vivimos, pero lo importante es definir un voto informado y razonado rumbo al 2 de junio.

*Profesor en UNAM y UP. Especialista en materia electoral.

@MarcoBanos

En el posdebate las tres candidaturas y sus equipos se declararon vencedoras ofreciendo razones y reforzando argumentos. Claro que hay puntos a favor y en contra de las propuestas que cada una presentó el domingo. Aquí mi opinión como espectador ciudadano de un ejercicio democrático fundamental para decidir por quién votar.

Sobre la organización del evento el INE realizó un magnífico esfuerzo, pero quedan detalles técnicos que deberán resolverse para el siguiente. El formato tuvo componentes novedosos como el mecanismo que permitió recabar y seleccionar preguntas importantes de la ciudadanía sobre los temas que preocupan a nivel nacional, no obstante, tiene segmentos que anulan la confrontación directa de las candidaturas y cancelan una moderación más activa de la y el moderador que no tuvieron mayor oportunidad para evitar que las y el participante evadieran responder, aun así, Denise Maerker y Manuel López San Martín, tuvieron un desempeño sobresaliente.

La actuación de las tres candidaturas se ajustó a una especie de guiones preestablecidos, lograron enunciar más que exponer diversas propuestas, los intercambios centrales de acusaciones y descalificaciones se dieron entre ambas candidatas, mientras que Álvarez Máynez, sin omitir señalamientos muy cuidados sobre la gestión del gobierno federal y el local de Claudia Sheinbaum, arremetió en contra de Xóchitl Gálvez en una especie de dos contra una que sugiere alianzas negadas pero evidentes.

La candidatura de la alianza oficialista siguió en el discurso de campaña carente de autocrítica y de reconocimiento de los problemas que aquejan al país. El manejo de cifras no demostrables y una visión que encubre la realidad o presenta otros datos como en el caso de los feminicidios fue la constante. Disciplinada, como es, se apegó al libreto para no salir dañada de temas que son de los más espinosos, pero sin responder o negando cuestionamientos sobre la línea 12 que ocultó en generalidades y recursos discursivos.

La candidatura opositora tuvo que sobreponerse a los nervios del inicio muy visibles en su lenguaje corporal, pero logró meter a su adversaria política en el intercambio de argumentos sobre temas de corrupción y de la problemática nacional; expuso sus propuestas y trató de confrontarlas, aunque no logró cerrar el círculo en el intercambio que a ratos igual demostró la molestia generada en la candidata del oficialismo. Xóchitl, otra vez, tuvo que lidiar con señalamientos sobre los partidos que la postulan, el negativo que la persigue y del que no se puede desligar sin resultados que pudieran ser catastróficos para sus aspiraciones, quizá sería mejor no meterse en esos enredos y evadir, como ocurre en la esquina de enfrente, al defender resultados de la gestión gubernamental en temas como salud, transparencia, inseguridad pública y otros más.

El gran ausente y a la vez omnipresente en el debate, fue el presidente de la república. Si acaso una mención, un tanto extraña por la forma, en la voz de Xóchitl Gálvez. Dudo que el debate haya modificado las posibles intenciones del voto, los que ya definieron seguirán en esa opción y los indecisos seguirán esperando, pero los equipos de campaña tienen muchos elementos para analizar, replantear estrategias y preparar la segunda parte de las campañas y los dos debates pendientes.

Los debates tienen la virtud de presentar a las candidaturas como son, de carne y hueso, con sus conocimientos, propuestas y experiencias. Cada persona se formará su juicio y la candidatura ganadora del primer episodio saldrá del posdebate que ahora vivimos, pero lo importante es definir un voto informado y razonado rumbo al 2 de junio.

*Profesor en UNAM y UP. Especialista en materia electoral.

@MarcoBanos