/ jueves 5 de abril de 2018

Fuera de Agenda

  • Soldados en Washington

Desde la perspectiva geopolítica existen cinco niveles de seguridad en los que las fuerzas armadas mexicanas intervienen: el nacional, el binacional, el subregional, el hemisférico y el internacional. En la agregaduría militar y área en la Embajada de México en Washington, adquiere especial relieve el segundo y cuarto nivel en función de que por primera vez en la historia la Junta Interamericana de Defensa (JID) está encabezada desde junio del 2017 por un militar mexicano.

Cuando el general de brigada Luis Rodríguez Bucio asumió la presidencia de la JID, su designación fue vista como un reconocimiento a la creciente participación de las fuerzas armadas mexicanas en la construcción de los compromisos de defensa y seguridad hemisférica, donde la agenda ha estado marcada por la lucha contra el terrorismo, el crimen organizado, el narcotráfico y las amenazas locales con influencia subregional, como la migración y el tráfico de personas.

En noviembre del 2012 cuando Rodríguez Bucio recibió su segunda estrella junto al escudo nacional que lo acreditaba como general de brigada, un mensaje estaba implícito en su ascenso. Era el reconocimiento al hombre que puso orden a partir del año 2006 en el entonces Centro de Inteligencia Antinarcóticos (CIAN) del Estado Mayor de la Defensa Nacional, el cual pasó a llamarse Grupo de Análisis e Información de Narcotráfico (GIAN). Su arribo fue después de una serie de “irregularidades” que ameritaron la baja del ejército de quien fuera su titular en ese entonces, el brigadier Roberto Aguilera Olivera.

Rodríguez Bucio es un oficial de infantería graduado del Colegio Militar en 1977, comenzó su carrera en el Cuerpo de Guardias Presidenciales, donde estuvo comisionado en la sección segunda, inteligencia, del Estado Mayor Presidencial (EMP). En la primavera de 1980 viajó como oficial en instrucción al Fuerte Gulick, en el canal de Panamá, sede de la Escuela de las Américas, donde hizo el curso de patrullas de combate.

Del verano de 1990 a junio de 1992 estuvo en “comisión especial” en la agregaduría de la Embajada de México en Bonn, en la entonces Alemania Federal, donde hizo el curso de Estado Mayor en la academia de las fuerzas armadas alemanas. Años después realizó el curso básico de Operaciones de Apoyo a la Paz, en el Centro de Operaciones de Apoyo a la Paz, en la base militar McNaughton, en Ontario, Canadá.

Es uno de los militares que mejor conoce el problema del narcotráfico en los últimos sexenios. Lo antecede su experiencia operativa entre 1993 y 1994 en Badiraguato, donde fue subjefe de estado mayor de la Fuerza de Tarea Marte XXII, diseñada para la erradicación de plantíos de enervantes en la confluencia montañosa de los estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua. Entre agosto del 2003 y septiembre del 2004, Rodríguez Bucio estuvo al mando del batallón de operaciones contra el narcotráfico en Tamaulipas, Durango y Sinaloa. De ahí pasó al Estado Mayor de la Defensa Nacional como jefe del GIAN.

Su tesis de doctorado en defensa y seguridad nacional por el Centro de Estudios Superiores Navales, fue sobre la “Participación de las Fuerzas Armadas mexicanas en la Estrategia de Combate al Narcotráfico”, durante el sexenio de Felipe Calderón.

  • Soldados en Washington

Desde la perspectiva geopolítica existen cinco niveles de seguridad en los que las fuerzas armadas mexicanas intervienen: el nacional, el binacional, el subregional, el hemisférico y el internacional. En la agregaduría militar y área en la Embajada de México en Washington, adquiere especial relieve el segundo y cuarto nivel en función de que por primera vez en la historia la Junta Interamericana de Defensa (JID) está encabezada desde junio del 2017 por un militar mexicano.

Cuando el general de brigada Luis Rodríguez Bucio asumió la presidencia de la JID, su designación fue vista como un reconocimiento a la creciente participación de las fuerzas armadas mexicanas en la construcción de los compromisos de defensa y seguridad hemisférica, donde la agenda ha estado marcada por la lucha contra el terrorismo, el crimen organizado, el narcotráfico y las amenazas locales con influencia subregional, como la migración y el tráfico de personas.

En noviembre del 2012 cuando Rodríguez Bucio recibió su segunda estrella junto al escudo nacional que lo acreditaba como general de brigada, un mensaje estaba implícito en su ascenso. Era el reconocimiento al hombre que puso orden a partir del año 2006 en el entonces Centro de Inteligencia Antinarcóticos (CIAN) del Estado Mayor de la Defensa Nacional, el cual pasó a llamarse Grupo de Análisis e Información de Narcotráfico (GIAN). Su arribo fue después de una serie de “irregularidades” que ameritaron la baja del ejército de quien fuera su titular en ese entonces, el brigadier Roberto Aguilera Olivera.

Rodríguez Bucio es un oficial de infantería graduado del Colegio Militar en 1977, comenzó su carrera en el Cuerpo de Guardias Presidenciales, donde estuvo comisionado en la sección segunda, inteligencia, del Estado Mayor Presidencial (EMP). En la primavera de 1980 viajó como oficial en instrucción al Fuerte Gulick, en el canal de Panamá, sede de la Escuela de las Américas, donde hizo el curso de patrullas de combate.

Del verano de 1990 a junio de 1992 estuvo en “comisión especial” en la agregaduría de la Embajada de México en Bonn, en la entonces Alemania Federal, donde hizo el curso de Estado Mayor en la academia de las fuerzas armadas alemanas. Años después realizó el curso básico de Operaciones de Apoyo a la Paz, en el Centro de Operaciones de Apoyo a la Paz, en la base militar McNaughton, en Ontario, Canadá.

Es uno de los militares que mejor conoce el problema del narcotráfico en los últimos sexenios. Lo antecede su experiencia operativa entre 1993 y 1994 en Badiraguato, donde fue subjefe de estado mayor de la Fuerza de Tarea Marte XXII, diseñada para la erradicación de plantíos de enervantes en la confluencia montañosa de los estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua. Entre agosto del 2003 y septiembre del 2004, Rodríguez Bucio estuvo al mando del batallón de operaciones contra el narcotráfico en Tamaulipas, Durango y Sinaloa. De ahí pasó al Estado Mayor de la Defensa Nacional como jefe del GIAN.

Su tesis de doctorado en defensa y seguridad nacional por el Centro de Estudios Superiores Navales, fue sobre la “Participación de las Fuerzas Armadas mexicanas en la Estrategia de Combate al Narcotráfico”, durante el sexenio de Felipe Calderón.

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