/ sábado 28 de julio de 2018

La moviola

Su misión espectador, si decide aceptarla…

Gerardo Gil Ballesteros

@lamoviola

A estas alturas, en el que el blockbuster enfoca sus baterías en un solo camino (el hombre de acción ha mutado en las mallas y spandex ) uno ya no sabe a quién va dirigida la franquicia Misión: Imposible, cereza egocéntrica del dulce pastel con el que se empacha filme tras filme Tom Cruise.

Porque un público muy joven de plano no puede sentir nostalgia hacia la serie original, creada por Bruce Geller en 1966 -1973, aunque presente en la TV de forma constante o al remake que se realizó a fines de los 80.

Incluso la primera película de la saga cinematográfica tiene poco más de dos décadas. ¿Es para un público chavorruco? ¿Uno millenniall? ¿Son las mamás de estos últimos el target objetivo, con un Tom Cruise lleno de botox? El mérito de la franquicia y en especial de esta entrega radica en complacer a todas estas audiencias.

Porque Misión imposible: Repercusión (Estados Unidos,2018), dirigida de nueva cuenta por el hábil y talentoso guionista Christopher McQuarrie (Sospechosos comunes, por el cual ganó un Oscar, para citar uno de sus trabajos) se toma en serio en esta ocasión y por eso, se pone más ligera. Lo que uno agradece del filme es la construcción de lo cosmético. No cae como en otras entregas, en lo denso e innecesario.

El filme funciona como un homenaje que sin mezquindades a la idea original –la sinopsis es menos enredada, por ejemplo, que en otras secuelas de la saga fílmica-, hace citas constantes de la serie: con escena incluida de: -Tu misiónEthan si decides aceptarla- , momento que hace las delicias de un público mayor de treinta.

Además de que los escenarios donde transcurre la acción responden a la geopolítica sesentera u ochentera –a menos claro que Mr. Trump amanezca de malas-. El filme retoma las premisas originales de la que partía Misión: imposible, el cine de aire detectivesco con su tufo de acción y que no escatima su influencia bondiana con escena del protagonista que rueda de un techo (Theworld is not enough, Michael Apted,1999), personaje femenino de doble cara, en alusión, solo eso, del film noir , rivalidad entre dos agentes. En fin, una puesta en escena que acepta de manera clara su evasión y ligereza.

Luego de una misión fallida Ethan Hunt (Tom Cruise), debe recuperar un cargamento de plutonio y para esto, contacta a una organización terrorista (en clara alusión o de plano fusil a Spectre ). Contará con la ayuda de su equipo habitual y de un arrogante agente, de traje planchadísimo, August (Henry Cavill), que le impone la CIA.

Los escenarios, París, Londres, Nueva Zelanda. Y sobre todo, el regreso a la idea original. La verdadera estrella no es la cara bonita de Cruise, sino el talento de McQuarrie


Su misión espectador, si decide aceptarla…

Gerardo Gil Ballesteros

@lamoviola

A estas alturas, en el que el blockbuster enfoca sus baterías en un solo camino (el hombre de acción ha mutado en las mallas y spandex ) uno ya no sabe a quién va dirigida la franquicia Misión: Imposible, cereza egocéntrica del dulce pastel con el que se empacha filme tras filme Tom Cruise.

Porque un público muy joven de plano no puede sentir nostalgia hacia la serie original, creada por Bruce Geller en 1966 -1973, aunque presente en la TV de forma constante o al remake que se realizó a fines de los 80.

Incluso la primera película de la saga cinematográfica tiene poco más de dos décadas. ¿Es para un público chavorruco? ¿Uno millenniall? ¿Son las mamás de estos últimos el target objetivo, con un Tom Cruise lleno de botox? El mérito de la franquicia y en especial de esta entrega radica en complacer a todas estas audiencias.

Porque Misión imposible: Repercusión (Estados Unidos,2018), dirigida de nueva cuenta por el hábil y talentoso guionista Christopher McQuarrie (Sospechosos comunes, por el cual ganó un Oscar, para citar uno de sus trabajos) se toma en serio en esta ocasión y por eso, se pone más ligera. Lo que uno agradece del filme es la construcción de lo cosmético. No cae como en otras entregas, en lo denso e innecesario.

El filme funciona como un homenaje que sin mezquindades a la idea original –la sinopsis es menos enredada, por ejemplo, que en otras secuelas de la saga fílmica-, hace citas constantes de la serie: con escena incluida de: -Tu misiónEthan si decides aceptarla- , momento que hace las delicias de un público mayor de treinta.

Además de que los escenarios donde transcurre la acción responden a la geopolítica sesentera u ochentera –a menos claro que Mr. Trump amanezca de malas-. El filme retoma las premisas originales de la que partía Misión: imposible, el cine de aire detectivesco con su tufo de acción y que no escatima su influencia bondiana con escena del protagonista que rueda de un techo (Theworld is not enough, Michael Apted,1999), personaje femenino de doble cara, en alusión, solo eso, del film noir , rivalidad entre dos agentes. En fin, una puesta en escena que acepta de manera clara su evasión y ligereza.

Luego de una misión fallida Ethan Hunt (Tom Cruise), debe recuperar un cargamento de plutonio y para esto, contacta a una organización terrorista (en clara alusión o de plano fusil a Spectre ). Contará con la ayuda de su equipo habitual y de un arrogante agente, de traje planchadísimo, August (Henry Cavill), que le impone la CIA.

Los escenarios, París, Londres, Nueva Zelanda. Y sobre todo, el regreso a la idea original. La verdadera estrella no es la cara bonita de Cruise, sino el talento de McQuarrie


ÚLTIMASCOLUMNAS