/ sábado 9 de febrero de 2019

La moviola

Bonita, muy bonita.

Gerardo Gil Ballesteros

@lamoviola

Green Book (Peter Farrelly, 2018) es una película bonita. Linda muy linda y en realidad no pretende otra cosa. Se presenta ante el espectador como una reflexión inofensiva y sin ganas de polemizar sobre el tema del racismo, la amistad y sobre todo la empatía. Pero la honestidad de su tratamiento se agradece. No es más, pero tampoco menos.

Y con todo lo anterior es un filme de personajes, algo en lo que Farrelly se desenvuelve muy bien. El cineasta ha entregado películas como Irene, yo y mi otro yo, en la que hizo dupla en la dirección con su hermano Bobby. El largometraje del año 2000, es protagonizado por Jim Carrey, quien se da vuelo con sus excesos histriónicos. Y es claro ejemplo como en el universo narrativo de estos realizadores el exceso casi esquizofrénico de sus personajes resulta pilar en el desarrollo.

Otro ejemplo del estilo de la dupla puede ser Pegado a ti (Peter y Bobby Farrelly, 2003), en la que la exageración en el tono de sus personajes, llevada al patetismo es el eje principal. Con Green Book, Peter va solo y se pone un poco solemne si lo comparamos con otros trabajos. A pesar de esto, la película encuentra una vez más, su razón de ser principal en los protagonistas de la historia.

Don Shirley (Mahershala Ali), es un músico negro de bastante éxito, que debe hacer una gira por el Sur de Estados Unidos a inicios de la década de los sesenta. Contrata al lerdo Tony Vallelonga (Viggo Mortensen), para realizar el recorrido y que de paso lo proteja. Resulta obvio que la historia girará en torno a la amistad de estos sujetos.

Pero el punto, incluso el brillo del filme está en que a pesar de sus buenas intenciones y corrección, los personajes, muy en estilo de los Farrelly, son una caricatura de sí mismos. El tema del racismo y la integración, ahí está, pero se percibe en esto un tratamiento ligero. El verdadero desarrollo, incluso metáfora se construye a partir de los estereotipos.

Un italiano y un afroamericano en medio de una road movie no tienen desperdicio como tema. El asunto de que sea el hombre blanco el que maneja, es provocador, pero sobre todo por la domesticación que el músico quiere hacer del rústico chofer. Quien conozca el cine de los Farrelly, ya ha visto el chiste.

Por momentos recuerda a El chofer y la señora Daisy (Bruce Beresford, 1989) pero sin su solemnidad y pretensiones moralizantes. Por cierto que el filme ganó el Oscar a Mejor película, Actriz (Jessica Tandy), Actor (Morgan Freeman) , entre otros.

Green Book, en suma, es un filme lindo que compite con dignidad por el Oscar, y que se permite ciertas audacias humorísticas. No más, pero tampoco menos.

Bonita, muy bonita.

Gerardo Gil Ballesteros

@lamoviola

Green Book (Peter Farrelly, 2018) es una película bonita. Linda muy linda y en realidad no pretende otra cosa. Se presenta ante el espectador como una reflexión inofensiva y sin ganas de polemizar sobre el tema del racismo, la amistad y sobre todo la empatía. Pero la honestidad de su tratamiento se agradece. No es más, pero tampoco menos.

Y con todo lo anterior es un filme de personajes, algo en lo que Farrelly se desenvuelve muy bien. El cineasta ha entregado películas como Irene, yo y mi otro yo, en la que hizo dupla en la dirección con su hermano Bobby. El largometraje del año 2000, es protagonizado por Jim Carrey, quien se da vuelo con sus excesos histriónicos. Y es claro ejemplo como en el universo narrativo de estos realizadores el exceso casi esquizofrénico de sus personajes resulta pilar en el desarrollo.

Otro ejemplo del estilo de la dupla puede ser Pegado a ti (Peter y Bobby Farrelly, 2003), en la que la exageración en el tono de sus personajes, llevada al patetismo es el eje principal. Con Green Book, Peter va solo y se pone un poco solemne si lo comparamos con otros trabajos. A pesar de esto, la película encuentra una vez más, su razón de ser principal en los protagonistas de la historia.

Don Shirley (Mahershala Ali), es un músico negro de bastante éxito, que debe hacer una gira por el Sur de Estados Unidos a inicios de la década de los sesenta. Contrata al lerdo Tony Vallelonga (Viggo Mortensen), para realizar el recorrido y que de paso lo proteja. Resulta obvio que la historia girará en torno a la amistad de estos sujetos.

Pero el punto, incluso el brillo del filme está en que a pesar de sus buenas intenciones y corrección, los personajes, muy en estilo de los Farrelly, son una caricatura de sí mismos. El tema del racismo y la integración, ahí está, pero se percibe en esto un tratamiento ligero. El verdadero desarrollo, incluso metáfora se construye a partir de los estereotipos.

Un italiano y un afroamericano en medio de una road movie no tienen desperdicio como tema. El asunto de que sea el hombre blanco el que maneja, es provocador, pero sobre todo por la domesticación que el músico quiere hacer del rústico chofer. Quien conozca el cine de los Farrelly, ya ha visto el chiste.

Por momentos recuerda a El chofer y la señora Daisy (Bruce Beresford, 1989) pero sin su solemnidad y pretensiones moralizantes. Por cierto que el filme ganó el Oscar a Mejor película, Actriz (Jessica Tandy), Actor (Morgan Freeman) , entre otros.

Green Book, en suma, es un filme lindo que compite con dignidad por el Oscar, y que se permite ciertas audacias humorísticas. No más, pero tampoco menos.

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