- Los últimos Jedi (sin spoilers)
Casi impermeable a la crítica, Star Wars: The last Jedi (Episodio VIII- Los Últimos Jedi, Rian Johnson,2017), reúne la dosis justa de drama, acción, algo de humor y satisface las expectativas del enorme público convencido de antemano. La película no confronta al espectador promedio, de hecho, le da gusto en todo momento. A lo largo de sus más de dos horas de duración, le obsequia lo que espera sin regateos. El filme se sostiene en el regodeo de su propia leyenda. En esta entrega, da la impresión de que después de verla se sale satisfecho, pero no extasiado.
Vista sin pasiones, lo que en tiempos de exacerbado consumo cinematográfico resulta difícil, es una película que por sí misma es divertida, no más, pero tampoco menos. A estas alturas, lo que resulta de más peso para analizar es el fenómeno que rodea a la ya larga franquicia. The last Jedi, es impermeable a la crítica, porque no transgrede los valores que sostienen la leyenda. Bueno o malo, esto mantiene felices a los convencidos y conformes a los espectadores relativamente ajenos u objetivos.
The last Jedi, no tiene la solidez narrativa de El Imperio contraataca (Irvin Kershner,1980) segunda parte de la saga original,-el capítulo intermedio y por eso la comparación-, que para muchos además, dado el talento del director, es la mejor lograda de toda la serie, no por nada el largometraje está considerado entre los 500 mejores filmes de todos los tiempos, pero transita y fluye bien. Es una lección de cómo Hollywood mantiene serena a su audiencia cautiva: Una sonrisa y quizá una lágrima, escribía Chaplin al inicio de The Kid. Habría que agregar, Una sonrisa, una lágrima y mucha acción. El asunto pues, no tiene desperdicio.
Tres líneas argumentales definen la sinopsis del filme: la lucha de la resistencia en contra del Imperio, en donde toman particular importancia las aventuras de ese Han Solo descafeinado que es Poe (Oscar Isaac) y las que libra Finn (John Boyega) bajo el liderazgo de Leia (Carrie Fisher), los debates existenciales entre el lado oscuro y la fuerza que atormentan a ese malcriado niño índigo que es Kylo Ren (Adam Driver) y la labor de Rey (Daisy Ridley) para convencer a Luke Skywalker (Mark Hamill) de que regrese a la acción y de paso la entrene. Por cierto, al buen Luke, le da tiempo de ponerse Just for men en las barbas antes de que acabe la película.
Con una edición acertada, lo que es fortaleza de este filme, ya que da ritmo a las historias, The last Jedi divide sus momentos de drama, acción -que se da desde el inicio del filme-, lo que se agradece y algo de comedia. Todo en dosis cuidad cuidadosamente equilibradas. No le sobre, no le falta, brilla un poco y hasta ahí.
Además se da el lujo de presentar personajes nuevos, que seguro serán leyenda en el mundo de los fans de la saga como DJ (Benicio Del Toro) y una que otra criatura que venderán buena cantidad de productos para chavorrucos coleccionistas.
Es en pocas palabras, un filme de comida rápida, que está sabroso, pero tampoco es que se dé sus
exquisiteces.
EN CORTO
El Imperio contraataca y Mickey Mouse aprovechó el Buen fin o el Black Friday, para comprar por 52 mil 400 millones de dólares una gran parte de 21t Century Fox. Con este movimiento, la empresa jala al lado oscuro a franquicias como X-Men y Deadpool. Además de series televisivas como This is us y Modern family.
En el acuerdo no se incluyen los canales de noticias Fox News y Fox Business News, que por cierto se caracterizan por un manejo conservador en lo político.
De paso, entra al Imperio de las orejas, la mítica familia Simpson. Habrá que ver cómo se llevan Rico Mc Pato y el señor Burns. ¡Ouch!
