Vamos contra el reclutamiento de niñas, niños y adolescentes.
Enfocados en lograr mejores condiciones de vida para la juventud, su servidora, la diputada Yolanda de la Torre en colaboración con Ana Lilia Herrera Anzaldo, Andrea Chávez Treviño y Felipe Fernando Macías Olvera, integrantes de la LXV Legislatura de la Cámara de Diputados, presentamos una iniciativa con proyecto de decreto, para reformar y adicionar los artículos 25 y 54 de la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos delitos.
Además, adiciona una fracción VII del Artículo 63, el 126 bis y la fracción IX del artículo 148 de la Ley Nacional del Sistema Integral de Justicia Penal para Adolescentes, en materia de reclutamiento de Niñas, Niños y Adolescentes, por Grupos Delictivos.
Se trata de un tema sobre el que siempre nos preguntamos ¿En qué momento se perdió a tal grado la sensibilidad humana, que se ha usado sin remordimiento alguno a niñas, niños y adolescentes, como carne de cañón u objetos desechables?
Esto ha ocurrido y ocurre, debido a que no se ha podido eliminar factores de riesgo que facilitan este tipo de ilícitos a manos de grupos delincuenciales que ocurren a nivel individual, familiar, de comunidad y peor aún, entre instituciones políticas y públicas, todas, supuestamente operantes en el marco de la ley.
Se trata de una gama de situaciones en la que se le ha fallado a la ciudadanía, debiendo hacer correcciones, para no caer repetidamente en este tipo de hechos, relacionados con abandono, negligencia, abuso emocional, físico y sexual, así como con violencia familiar, comunitaria, pérdidas traumáticas, cayendo generalmente en tráfico de personas, principalmente en función de prostitución y trabajos forzados.
Esto, ha causado un daño constante en la calidad de vida de niñas, niños y adolescentes, que, junto con sus familiares, viven en constante inquietud y nerviosismo, bajo cuadros de ansiedad, depresión, resentimiento, miedo e incluso pérdida de apetito y otros factores que llevan a la pérdida de sensibilidad emocional, lo que les hace propicios a caer en manos de grupos del crimen organizado, al no tener sensibilidad alguna frente a asesinatos, secuestros, tráfico humano y otros delitos.
Se trata de un doloroso fenómeno que ha hecho vivir situaciones terribles tanto a niñas, como a niños y adolescentes en pleno crecimiento, generando exclusión social, pobreza e inseguridad, acrecentando las desigualdades y la violencia.
Todo esto, genera una creciente desesperanza, formándose toda clase de desilusión en la vida, habiendo quienes prefieren unos cuantos años de relativa abundancia y seguridad, que toda una vida de privaciones y peligros.
Al respecto, la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), ha expresado con sensibilidad que: “Me mata el hambre, me mata la pobreza, no me importa lo que venga, quiero disfrutar lo que caiga, no importa si es poquito tiempo, prefiero vivir bien un año a tener una vida así”.
Hoy, necesitamos revivir la alegría y la ilusión de vivir a nuestras más tempranas generaciones, pues sin ellas, nuestro país simplemente no tiene futuro.
*: Diputada Federal por Durango
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