Apenas un día después de que el Instituto Nacional Electoral emitiera un acuerdo de medidas cautelares ordenándole al presidente de la república retirar de las versiones estenográficas y vídeos de las mañaneras de los días 3, 4 y 7 de julio diversos señalamientos que formuló en contra de la senadora Xóchitl Gálvez Ruiz, además de instruirle que se abstenga de hacerlo en el futuro, volvió a arremeter en su contra y dijo que lo quieren silenciar, incumpliendo, de nuevo, las obligaciones que como servidor público le impone la constitución para respetar los principios de neutralidad e imparcialidad.
En efecto, el 13 de julio pasado la Comisión de Quejas y Denuncias del INE, le recordó al presidente que los criterios jurisdiccionales señalan con claridad que tiene límites y obligaciones de no intervenir en las elecciones en favor de un partido o candidato y que ello no constituye restricciones indebidas a su libertad de expresión, toda vez que puede ejercer ese derecho fundamental, mientras no interfiera en el ejercicio de los derechos de los demás, concretamente en el derecho político de acceder, en condiciones de igualdad, a cargos de elección popular.
La Comisión determinó que diversas expresiones del primer mandatario son indebidas en el marco de la ley vigente, entre otras: “Claudio X. González hijo, es el que decide. Tengo toda la información de que él llevó a cabo las consultas para que los represente, a este grupo, Xóchitl… Se deciden por ella, porque ellos suponen que, si nació en un pueblo, va a tener el apoyo del pueblo… Ella es la candidata de la mafia del poder; para ser más claros, es la candidata de Salinas, es la candidata de Fox, es la candidata de Claudio X. González y de otros traficantes de influencia… Querían engañar que se iba a llevar a cabo un proceso democrático, cuando, la verdad, la consulta la hicieron arriba, entre los mandamás, y la escogieron a ella…”.
Pero el presidente desacató de inmediato las cautelares emitidas por la autoridad, uso un tecnicismo absurdo, diciendo que no le habían notificado, aunque era claro que conocía el contenido del acuerdo y aprovechó para expresarse, de nuevo, en contra de la senadora, fiel a su vocación de incumplir la ley y los mandatos del INE, de ir en contra de la constitución y del Estado de derecho, dando línea para que sus declaraciones sean replicadas por los voceros de su ejército de servidores públicos y por la y los aspirantes de la alianza gobernante.
Ante la inminencia del inicio de los procesos concurrentes 2023-2024, es lamentable que el presidente siga utilizando las mañaneras como un escenario que combina la rendición de cuentas que conviene al gobierno con un ejercicio permanente de propaganda política y descalificación de sus adversarios políticos. Nada más contrario a los principios y valores de la democracia que utilizar la privilegiada posición que ocupa para arremeter en contra de todos y todo lo que esboce críticas a la cuarta transformación y a los resultados que ofrece en asignaturas como la terrible inseguridad pública que vive el país.
El presidente sabe que el tablero cambió, que la sucesión presidencial adelantada desde hace dos años y los esfuerzos cotidianos y desproporcionados hechos para posicionar a los aspirantes morenistas tienen nubarrones enfrente. El escenario presenta opciones que él desea eliminar, queriendo destrozar historias ejemplares de vida y haciendo caso omiso de las lecciones de la historia cuando vivió en carne propia los embates del poder. Ahora, la incógnita está en saber cómo afrontarán las autoridades electorales el desacato permanente del presidente que no cederá por la simple emisión de unas medidas cautelares por justificadas que estén.
*Profesor en UNAM, UP y UX. Especialista en materia electoral.
@MarcoBanos