/ martes 5 de marzo de 2024

Perspectiva de Género / Leyes con nombre de mujer para lograr justicia

Por Mari Rouss Villegas Balmori

Ser mujer en México es una compleja red de desafíos y resistencias, donde la lucha por la igualdad y la seguridad y la vida es una constante. En medio de esta batalla, tres leyes han emergido como faros de esperanza en el horizonte oscuro de la desigualdad y la violencia de género: la Ley Malena, la Ley Sabina y la Ley Olimpia.

La Ley Malena, recientemente promulgada, representa un paso crucial en la protección de las mujeres y niñas contra la violencia ácida y la reclasifica como intento de feminicidio, tras una lucha de muchos años. Nombrada por la incansable lucha de Malena Ríos, una víctima de un brutal ataque en 2019, esta legislación establece sanciones más severas para los agresores, reconociendo la gravedad de estos crímenes y ampliando la definición legal de los ataques con sustancias corrosivas. Además de imponer penas de hasta 60 años de prisión, la ley garantiza un apoyo integral a las víctimas, incluyendo acceso a servicios médicos, psicológicos y legales especializados. En conjunto, la Ley Malena envía un mensaje claro de que la violencia de género no será tolerada y que se tomarán medidas contundentes para proteger a las mujeres y personas de género diverso.

Por otro lado, la Ley Sabina prohíbe a los deudores alimentarios ocupar cargos públicos, lo que constituye un avance importante para garantizar la pensión alimentaria para las mujeres y sus familias. Esta medida busca mitigar la precariedad económica que afecta desproporcionadamente a las mujeres, brindándoles un mayor respaldo legal en su búsqueda de justicia y estabilidad financiera. Es un logro de la lucha de una mamá por lograr que el deudor alimentario de su pequeña hija se hiciera responsable de su manutención y que otros deudores alimentarios también cumplan con sus obigaciones.

Asimismo, la Ley Olimpia, un importante avance legislativo en la protección de los derechos digitales y la lucha contra la violencia de género en línea, lleva el nombre de una joven mexicana que sufrió el delito de violación a su intimidad mediante la difusión de material íntimo sin su consentimiento. Esta legislación penaliza la violencia digital, incluyendo el acoso, la difusión de contenido íntimo sin consentimiento y otros actos que atentan contra la dignidad y la privacidad de las personas en internet. La Ley Olimpia establece sanciones específicas para quienes cometan estos delitos, reconociendo la gravedad de este tipo de violencia y buscando prevenir su propagación en línea. Con honor, admiración y amor a Olimpia Coral, la activista mexicana que alza su potente voz todos los días a través d ela digna rabia colectiva.

Si bien estas leyes representan avances significativos, su implementación efectiva es fundamental para asegurar su impacto real en la vida de las mujeres mexicanas. Además, es necesario abordar las causas profundas de la desigualdad de género y la violencia machista, promoviendo una cultura de respeto, igualdad y dignidad para todas las personas.

En última instancia, estas leyes son un recordatorio poderoso de que la lucha por los derechos de las mujeres es una lucha por la justicia y la dignidad de toda la sociedad. Solo con un compromiso continuo y una acción colectiva podemos construir un futuro donde todas las mujeres puedan vivir libres de violencia y discriminación.

En un país donde la indignación y la rabia justa se han convertido en motores de cambio, estas leyes con nombres de mujer representan un hito en el camino hacia una sociedad más justa e igualitaria. Son el resultado del activismo incansable de mujeres valientes que se niegan a ser silenciadas y que exigen un mundo donde puedan vivir libres y seguras.

Sin embargo, el camino hacia la verdadera igualdad está lejos de ser fácil. A pesar de estos avances legislativos, las mujeres mexicanas siguen enfrentando desafíos enormes, desde la discriminación en el ámbito laboral hasta la falta de acceso a la salud reproductiva. La violencia de género persiste como una realidad palpable en la vida diaria de muchas mujeres, recordándonos que aún queda mucho por hacer.

Es necesario un compromiso continuo por parte de todas las instituciones y la sociedad en su conjunto para garantizar que estas leyes se implementen de manera efectiva y que se promueva una verdadera cultura de igualdad y respeto. Esto implica no solo cambiar leyes, sino también transformar mentalidades y estructuras que perpetúan la desigualdad de género.

Obvio hay que apostar con la educación en la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Promover la educación en valores de igualdad y respeto desde una edad temprana es clave para prevenir la violencia de género y promover relaciones saludables y equitativas entre hombres y mujeres.

Olimpia, Malena y Sabina no deberían ser conocidas por estas leyes producto de la infamia, de la injusticia, sino por lo enromes mujeres que son ellas, o sus madres que luchan por ellas, como es el caso de la Ley Sabina. Mi amor y respeto a cada una de ellas. Las leyes con nombres de mujer son un paso importante en la búsqueda de justicia y equidad para las mujeres en México. Sin embargo, su implementación efectiva y el compromiso continuo de toda la sociedad son esenciales para transformar estas leyes en una realidad tangible que mejore las vidas de las mujeres en todo el país. La digna rabia que impulsó la creación de estas leyes debe seguir ardiendo hasta que todas las mujeres puedan vivir libres de violencia y discriminación, y se haga justicia.

Presidenta Fundación MGAS

Directora de Diversidad, Equidad e Inclusión

Hogan Lovells Mexico

Por Mari Rouss Villegas Balmori

Ser mujer en México es una compleja red de desafíos y resistencias, donde la lucha por la igualdad y la seguridad y la vida es una constante. En medio de esta batalla, tres leyes han emergido como faros de esperanza en el horizonte oscuro de la desigualdad y la violencia de género: la Ley Malena, la Ley Sabina y la Ley Olimpia.

La Ley Malena, recientemente promulgada, representa un paso crucial en la protección de las mujeres y niñas contra la violencia ácida y la reclasifica como intento de feminicidio, tras una lucha de muchos años. Nombrada por la incansable lucha de Malena Ríos, una víctima de un brutal ataque en 2019, esta legislación establece sanciones más severas para los agresores, reconociendo la gravedad de estos crímenes y ampliando la definición legal de los ataques con sustancias corrosivas. Además de imponer penas de hasta 60 años de prisión, la ley garantiza un apoyo integral a las víctimas, incluyendo acceso a servicios médicos, psicológicos y legales especializados. En conjunto, la Ley Malena envía un mensaje claro de que la violencia de género no será tolerada y que se tomarán medidas contundentes para proteger a las mujeres y personas de género diverso.

Por otro lado, la Ley Sabina prohíbe a los deudores alimentarios ocupar cargos públicos, lo que constituye un avance importante para garantizar la pensión alimentaria para las mujeres y sus familias. Esta medida busca mitigar la precariedad económica que afecta desproporcionadamente a las mujeres, brindándoles un mayor respaldo legal en su búsqueda de justicia y estabilidad financiera. Es un logro de la lucha de una mamá por lograr que el deudor alimentario de su pequeña hija se hiciera responsable de su manutención y que otros deudores alimentarios también cumplan con sus obigaciones.

Asimismo, la Ley Olimpia, un importante avance legislativo en la protección de los derechos digitales y la lucha contra la violencia de género en línea, lleva el nombre de una joven mexicana que sufrió el delito de violación a su intimidad mediante la difusión de material íntimo sin su consentimiento. Esta legislación penaliza la violencia digital, incluyendo el acoso, la difusión de contenido íntimo sin consentimiento y otros actos que atentan contra la dignidad y la privacidad de las personas en internet. La Ley Olimpia establece sanciones específicas para quienes cometan estos delitos, reconociendo la gravedad de este tipo de violencia y buscando prevenir su propagación en línea. Con honor, admiración y amor a Olimpia Coral, la activista mexicana que alza su potente voz todos los días a través d ela digna rabia colectiva.

Si bien estas leyes representan avances significativos, su implementación efectiva es fundamental para asegurar su impacto real en la vida de las mujeres mexicanas. Además, es necesario abordar las causas profundas de la desigualdad de género y la violencia machista, promoviendo una cultura de respeto, igualdad y dignidad para todas las personas.

En última instancia, estas leyes son un recordatorio poderoso de que la lucha por los derechos de las mujeres es una lucha por la justicia y la dignidad de toda la sociedad. Solo con un compromiso continuo y una acción colectiva podemos construir un futuro donde todas las mujeres puedan vivir libres de violencia y discriminación.

En un país donde la indignación y la rabia justa se han convertido en motores de cambio, estas leyes con nombres de mujer representan un hito en el camino hacia una sociedad más justa e igualitaria. Son el resultado del activismo incansable de mujeres valientes que se niegan a ser silenciadas y que exigen un mundo donde puedan vivir libres y seguras.

Sin embargo, el camino hacia la verdadera igualdad está lejos de ser fácil. A pesar de estos avances legislativos, las mujeres mexicanas siguen enfrentando desafíos enormes, desde la discriminación en el ámbito laboral hasta la falta de acceso a la salud reproductiva. La violencia de género persiste como una realidad palpable en la vida diaria de muchas mujeres, recordándonos que aún queda mucho por hacer.

Es necesario un compromiso continuo por parte de todas las instituciones y la sociedad en su conjunto para garantizar que estas leyes se implementen de manera efectiva y que se promueva una verdadera cultura de igualdad y respeto. Esto implica no solo cambiar leyes, sino también transformar mentalidades y estructuras que perpetúan la desigualdad de género.

Obvio hay que apostar con la educación en la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Promover la educación en valores de igualdad y respeto desde una edad temprana es clave para prevenir la violencia de género y promover relaciones saludables y equitativas entre hombres y mujeres.

Olimpia, Malena y Sabina no deberían ser conocidas por estas leyes producto de la infamia, de la injusticia, sino por lo enromes mujeres que son ellas, o sus madres que luchan por ellas, como es el caso de la Ley Sabina. Mi amor y respeto a cada una de ellas. Las leyes con nombres de mujer son un paso importante en la búsqueda de justicia y equidad para las mujeres en México. Sin embargo, su implementación efectiva y el compromiso continuo de toda la sociedad son esenciales para transformar estas leyes en una realidad tangible que mejore las vidas de las mujeres en todo el país. La digna rabia que impulsó la creación de estas leyes debe seguir ardiendo hasta que todas las mujeres puedan vivir libres de violencia y discriminación, y se haga justicia.

Presidenta Fundación MGAS

Directora de Diversidad, Equidad e Inclusión

Hogan Lovells Mexico