/ lunes 20 de mayo de 2024

Pulso CdMx / Más allá del 17 de mayo

Han pasado apenas 34 años desde que la Asamblea General de la ONU retiró la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales de la Organización Mundial de la Salud. Desde el 2004, los activismos hicieron del 17 de mayo el Día Mundial contra las fobias por cuestiones de orientación sexual, identidad y expresión de género, retomado por países y organismos internacionales.

Apenas hace seis años sucedió lo mismo para la cuestión trans y el derecho a la identidad de género. A pesar de ello, la discriminación, el odio y las violencias siguen contra las poblaciones diversas.

Ningún derecho es inmune al retroceso. Ninguna libertad es para siempre. Ningún avance garantiza paz. Lo vimos en esos días con el trágico ataque con bomba molotov contra cuatro mujeres lesbianas en Argentina o con la inscripción de la transexualidad en la lista de trastornos mentales por decreto en Perú. El pasado 17 de mayo, fue también enterarnos de la terrible noticia del asesinato de Tonatiuh Tufiño González, trabajador del Congreso de la Ciudad de México y activista por los derechos de las poblaciones de la diversidad sexual y de género. Debemos exigir justicia colectiva por este crimen también, iniciando por una investigación con enfoque de diversidad sexual y de género.

En México debemos celebrar los pocos avances que se dieron en materia de derechos para las poblaciones de la diversidad sexual y de género, especialmente desde lo local y gracias a las voces de los activismos. Celebrar también que por primera vez en la historia democrática las tres candidaturas a la Presidencia de la República y a la Jefatura de Gobierno cuentan con propuestas para la diversidad. Celebrar que, por primera vez, 38 organizaciones de la sociedad civil han convocado a “Impulsando una Ciudad Diversa”: una conversación coordinada por la organización Impulse Group, y conducida de manera brillante por Genaro Lozano y Yuriria Sierra, a la cual asistieron Salomón Chertorivski y Clara Brugada.


Sin embargo, también debemos denunciar el odio que permanece, analizar pendientes básicos aún no logrados para un país de iguales. Debemos señalar la omisión y el silencio que son complicidad de la violencia. ¿Qué pasó con la justicia para todas las personas asesinadas por odio, especialmente con la ola de transfeminicidios desde el inicio del año? Debemos señalar la ausencia de un Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación pasmado frente a las reivindicaciones de los activismos y de la sociedad civil.

La organización Letra S reporta una violencia en aumento con “al menos, 231 asesinatos de personas LGBT+ en México durante los últimos tres años” (https://letraese.org.mx/crimenes-de-odio-archivo/ ). El Estado mexicano ni cuenta con una estadística sobre esos crímenes de odio. Son las organizaciones de la sociedad civil y los medios de comunicación que a la fecha siguen contando y visibilizando esas agresiones y esas muertes lamentables inaceptables en una democracia. La democracia es paz, es libertad, es inclusión, es igualdad.

Este contexto de violencia directa o por omisión estará al centro de las principales exigencias de la Marcha del Orgullo el próximo 29 de junio.

Han pasado apenas 34 años desde que la Asamblea General de la ONU retiró la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales de la Organización Mundial de la Salud. Desde el 2004, los activismos hicieron del 17 de mayo el Día Mundial contra las fobias por cuestiones de orientación sexual, identidad y expresión de género, retomado por países y organismos internacionales.

Apenas hace seis años sucedió lo mismo para la cuestión trans y el derecho a la identidad de género. A pesar de ello, la discriminación, el odio y las violencias siguen contra las poblaciones diversas.

Ningún derecho es inmune al retroceso. Ninguna libertad es para siempre. Ningún avance garantiza paz. Lo vimos en esos días con el trágico ataque con bomba molotov contra cuatro mujeres lesbianas en Argentina o con la inscripción de la transexualidad en la lista de trastornos mentales por decreto en Perú. El pasado 17 de mayo, fue también enterarnos de la terrible noticia del asesinato de Tonatiuh Tufiño González, trabajador del Congreso de la Ciudad de México y activista por los derechos de las poblaciones de la diversidad sexual y de género. Debemos exigir justicia colectiva por este crimen también, iniciando por una investigación con enfoque de diversidad sexual y de género.

En México debemos celebrar los pocos avances que se dieron en materia de derechos para las poblaciones de la diversidad sexual y de género, especialmente desde lo local y gracias a las voces de los activismos. Celebrar también que por primera vez en la historia democrática las tres candidaturas a la Presidencia de la República y a la Jefatura de Gobierno cuentan con propuestas para la diversidad. Celebrar que, por primera vez, 38 organizaciones de la sociedad civil han convocado a “Impulsando una Ciudad Diversa”: una conversación coordinada por la organización Impulse Group, y conducida de manera brillante por Genaro Lozano y Yuriria Sierra, a la cual asistieron Salomón Chertorivski y Clara Brugada.


Sin embargo, también debemos denunciar el odio que permanece, analizar pendientes básicos aún no logrados para un país de iguales. Debemos señalar la omisión y el silencio que son complicidad de la violencia. ¿Qué pasó con la justicia para todas las personas asesinadas por odio, especialmente con la ola de transfeminicidios desde el inicio del año? Debemos señalar la ausencia de un Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación pasmado frente a las reivindicaciones de los activismos y de la sociedad civil.

La organización Letra S reporta una violencia en aumento con “al menos, 231 asesinatos de personas LGBT+ en México durante los últimos tres años” (https://letraese.org.mx/crimenes-de-odio-archivo/ ). El Estado mexicano ni cuenta con una estadística sobre esos crímenes de odio. Son las organizaciones de la sociedad civil y los medios de comunicación que a la fecha siguen contando y visibilizando esas agresiones y esas muertes lamentables inaceptables en una democracia. La democracia es paz, es libertad, es inclusión, es igualdad.

Este contexto de violencia directa o por omisión estará al centro de las principales exigencias de la Marcha del Orgullo el próximo 29 de junio.