/ domingo 20 de enero de 2019

Recordar a Herbert Spencer

1.- La mayor parte de los que ahora se consideran liberales son conservadores de un nuevo tipo. He aquí una paradoja que se propone justificar a partir de lo que fueron, en principio, los dos partidos políticos en su origen; y para ello conviene recordar hechos con los que la sociedad está familiarizada, pues así se fijará en ella la naturaleza intrínseca del conservadurismo y del liberalismo propiamente dichos.

Volviendo a un periodo más antiguo que sus nombres, al principio los dos partidos políticos representaban dos tipos opuestos de organización social, susceptibles de distinguirse, en términos generales, como el militar y el industrial. Se caracterizaban, el uno por el régimen de Estado, casi universal en los tiempos antiguos, y el otro por el régimen de contrato, que ha llegado a ser general en la actualidad, principalmente en las naciones occidentales (…).

2.- Si se usa la palabra “cooperación“ en un sentido extenso y no restrictivo, como significado de las actividades combinadas de ciudadanos bajo cualquier sistema de regulación, ambos podrían definirse como el sistema de la cooperación obligatoria y el sistema de la cooperación voluntaria. La estructura típica del uno la vemos en un ejército formado por hombres reclutados, donde las unidades, en sus diversos grados, deben obedecer órdenes so pena de muerte, y reciben paga, comida, y vestido, distribuidos arbitrariamente; mientras que la estructura típica del otro la observamos en un cuerpo de productores, o distribuidores, quienes acuerdan recibir una retribución específica a servicios específicos y pueden a voluntad, previo aviso, abandonar la organización.

3.- Durante la evolución social en Inglaterra, la distinción entre estas dos formas de cooperación, fundamentalmente opuestas, hizo su aparición de modo gradual; pero mucho tiempo antes que los términos conservador o liberal llegaran a usarse, se pudo seguir la huella de los partidos y mostraron vagamente su conexión respectiva con el militarismo y el industrialismo.

4.- Es un lugar común que, en todas las épocas, fue en las ciudades más pobladas formadas por trabajadores y comerciantes acostumbrados a cooperar bajo el régimen de contrato, donde se opuso más resistencia a aquella reglamentación coercitiva que caracteriza la cooperación bajo el Estado. Mientras, inversamente, la cooperación bajo el Estado, debiendo su origen y ajustada a una guerra crónica, siguió padeciéndose en los distritos rurales, habitados en principio por jefes militares y sus subordinados, donde perduraban las ideas y tradiciones primitivas. Así, hacia el siglo XIII, mientras las villas y los pueblos más pequeños fueron monopolizados por los conservadores, las grandes ciudades, los distritos manufactureros y los puertos comerciales constituían el baluarte liberal.

5.- Tal era la naturaleza de las dos corrientes que les imponía su origen; más frecuentemente esa naturaleza les fue impuesta por sus hechos y doctrinas primitivas. El liberalismo empezó con la resistencia al rey Carlos II de Inglaterra en sus intentos por ejercer un poder monárquico sin restricciones. Los liberales consideraban la monarquía como una institución civil establecida por la nación para beneficio de todos sus integrantes, mientras que para los conservadores el monarca era el “delegado del cielo”.

6.- A esos grandes rasgos pincela las dos principales tendencias -es un decirpolíticas el filósofo ingles Herbert Spencer, apenas hacia fines del siglo XIX. Tan cerca y tan lejos.

camilo@kawage.com

1.- La mayor parte de los que ahora se consideran liberales son conservadores de un nuevo tipo. He aquí una paradoja que se propone justificar a partir de lo que fueron, en principio, los dos partidos políticos en su origen; y para ello conviene recordar hechos con los que la sociedad está familiarizada, pues así se fijará en ella la naturaleza intrínseca del conservadurismo y del liberalismo propiamente dichos.

Volviendo a un periodo más antiguo que sus nombres, al principio los dos partidos políticos representaban dos tipos opuestos de organización social, susceptibles de distinguirse, en términos generales, como el militar y el industrial. Se caracterizaban, el uno por el régimen de Estado, casi universal en los tiempos antiguos, y el otro por el régimen de contrato, que ha llegado a ser general en la actualidad, principalmente en las naciones occidentales (…).

2.- Si se usa la palabra “cooperación“ en un sentido extenso y no restrictivo, como significado de las actividades combinadas de ciudadanos bajo cualquier sistema de regulación, ambos podrían definirse como el sistema de la cooperación obligatoria y el sistema de la cooperación voluntaria. La estructura típica del uno la vemos en un ejército formado por hombres reclutados, donde las unidades, en sus diversos grados, deben obedecer órdenes so pena de muerte, y reciben paga, comida, y vestido, distribuidos arbitrariamente; mientras que la estructura típica del otro la observamos en un cuerpo de productores, o distribuidores, quienes acuerdan recibir una retribución específica a servicios específicos y pueden a voluntad, previo aviso, abandonar la organización.

3.- Durante la evolución social en Inglaterra, la distinción entre estas dos formas de cooperación, fundamentalmente opuestas, hizo su aparición de modo gradual; pero mucho tiempo antes que los términos conservador o liberal llegaran a usarse, se pudo seguir la huella de los partidos y mostraron vagamente su conexión respectiva con el militarismo y el industrialismo.

4.- Es un lugar común que, en todas las épocas, fue en las ciudades más pobladas formadas por trabajadores y comerciantes acostumbrados a cooperar bajo el régimen de contrato, donde se opuso más resistencia a aquella reglamentación coercitiva que caracteriza la cooperación bajo el Estado. Mientras, inversamente, la cooperación bajo el Estado, debiendo su origen y ajustada a una guerra crónica, siguió padeciéndose en los distritos rurales, habitados en principio por jefes militares y sus subordinados, donde perduraban las ideas y tradiciones primitivas. Así, hacia el siglo XIII, mientras las villas y los pueblos más pequeños fueron monopolizados por los conservadores, las grandes ciudades, los distritos manufactureros y los puertos comerciales constituían el baluarte liberal.

5.- Tal era la naturaleza de las dos corrientes que les imponía su origen; más frecuentemente esa naturaleza les fue impuesta por sus hechos y doctrinas primitivas. El liberalismo empezó con la resistencia al rey Carlos II de Inglaterra en sus intentos por ejercer un poder monárquico sin restricciones. Los liberales consideraban la monarquía como una institución civil establecida por la nación para beneficio de todos sus integrantes, mientras que para los conservadores el monarca era el “delegado del cielo”.

6.- A esos grandes rasgos pincela las dos principales tendencias -es un decirpolíticas el filósofo ingles Herbert Spencer, apenas hacia fines del siglo XIX. Tan cerca y tan lejos.

camilo@kawage.com

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