El lago de Tequesquitengo , situado en el corazón de Morelos, ha sido desde hace décadas un refugio para los habitantes de la Ciudad de México que buscan escapar del estrés citadino y disfrutar de la naturaleza.
Sin embargo, detrás de su aparente tranquilidad y belleza, Tequesquitengo enfrenta una crisis ambiental que amenaza su existencia y la salud de miles de visitantes y residentes locales.
Uno de los problemas más graves es la gestión inadecuada de los desechos orgánicos. La mayoría de los establecimientos alrededor del lago, incluyendo restaurantes y clubes como el Club Náutico, dependen de fosas sépticas para el manejo de sus aguas residuales.
Este método, aunque común, es profundamente ineficaz en áreas de alta densidad turística y residencial como Tequesquitengo. Las fosas sépticas, al no ser mantenidas adecuadamente se saturan y eventualmente desbordan, llevando aguas residuales directamente al lago o a zonas cercanas, contaminando el suelo y las aguas subterráneas.
El Club Náutico, por ejemplo, ha visto cómo su planta de tratamiento ha colapsado bajo el peso del abuso y la falta de mantenimiento, resultando en que las aguas negras no solo contaminen el lago, sino que también creen un problema de salud pública. Esta situación se repite en muchos otros puntos alrededor del lago, donde la falta de supervisión y control por parte de las autoridades ha permitido que esta práctica continúe sin restricciones.
Frente a esta problemática ambiental, existen tecnologías sostenibles que podrían marcar la diferencia. Una de estas son los biodigestores, sistemas que tratan los desechos orgánicos y los convierten en biogás y biofertilizante. Los biodigestores no solo ofrecen una solución más ecológica para el manejo de residuos, sino que también generan productos útiles que pueden ser empleados para la generación de energía y la agricultura, respectivamente.
Implementar biodigestores alrededor del Lago de Tequesquitengo podría transformar radicalmente la manera en que se manejan los residuos, reduciendo significativamente la contaminación del agua y mejorando la calidad del ambiente en la región. Además, los biodigestores representan una oportunidad económica para los negocios locales, que podrían utilizar el biogás como fuente de energía y el biofertilizante para mejorar la productividad de los suelos locales.
Las autoridades, en conjunto con los empresarios y la comunidad local, tomen cartas en el asunto para preservar Tequesquitengo. La implementación de biodigestores, por ejemplo, y la renovación de las infraestructuras de tratamiento de aguas residuales deben ser prioridad para que no continúe en vías de ser un vertedero tóxico sin retorno.