ALCALÁ DE HENARES, España.- El humorista español Antonio Fraguas, Forges, recogió ayer de manos del rey Felipe VI el Premio Iberoamericano de Humor Gráfico “Quevedos”, un reconocimiento que aceptó en nombre de todos sus compañeros, sin los cuales “no podríamos avanzar por la senda de la concordia”.
Forges aseguró que en su larga carrera siempre ha intentado “dignificar y poner la profesión nuestra en el lugar que de verdad le corresponde en la sociedad” y se mostró muy orgulloso de la labor que desempeña en el “Instituto Quevedo del Humor” creado en 2012.
El Premio Iberoamericano de Humor Gráfico “Quevedos”, creado en 1998, se entrega cada dos años para reconocer la trayectoria profesional de humoristas gráficos españoles e iberoamericanos cuya obra haya tenido una especial significación social y artística.
Se concedió por vez primera a Antonio Mingote y también lo han obtenido autores como los argentinos Joaquín Salvador Lavado ‘Quino’ y Eduardo Ferro, el brasileño Ziraldo Alves Pinto o los españoles El Roto y Máximo, entre otros. Felipe VI aprovechó su discurso en un acto que se celebró en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid) para reivindicar la importancia del humor “para una mejor vida” puesto que condensa “sentidos, capacidades y actitudes que nos hacen más humanos, más personas; porque, como se ha dicho, el humor es algo muy serio”.
En este sentido, recordó que el humor ayuda a afrontar la realidad “con entereza y espíritu positivo”, algo que Forges ha logrado con una “técnica magistral con la que hace que nos distanciemos de nuestra realidad y rompamos barreras”.
El rey le agradeció la “mirada incisiva y a la vez benevolente” con la que describe la realidad social y política y que hace que “sintamos esperanza” y “confianza” ante la adversidad. Además de destacar su “humor inteligente”, que busca “despertar en el destinatario sus mejores inclinaciones, su solidaridad, su empatía con los menos favorecidos”.
Al acto asistió el rector de la universidad alcalaína, Fernando Galván, que consideró al premiado “inasequible al desaliento” y ejemplo de que se puede hacer “crónica y crítica de la realidad social y política sin perder el humor”.