Poseedor de agudo y veloz ojo crítico, el escritor Jesús Silva-Herzog Márquez ha dedicado parte de su vida a redactar, entre el vértigo de los acontecimientos y el goce de una reflexión curiosa, columnas de opinión en publicaciones periódicas sobre los hechos culturales que lo rodean.
Recientemente, el también abogado, publicó el libro Andar y ver. Tercer cuaderno, bajo el sello de la editorial Taurus. Con él, da continuidad a su proyecto de compilación, selección y publicación de esos artículos, que dio como resultado en un primer volumen en 2005 y un segundo en 2012.
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En esta nueva entrega el lector encontrará temas y hechos diversos que interesaron al autor ente 2011 hasta lo que va de este 2023. Tanto el disco Motomami de Rosalía, como el obituario literario del poeta Ramón Xirau; la repentina popularidad del filósofo alemán de origen coreano Byun-Chul Han o el estreno de Bardo Alejandro González Iñárritu.
¿Cómo surgió la inquietud por compilar estos escritos?
Desde antes del primer cuaderno he tenido el propósito de rescatar textos que contienen básicamente pistas de descubrimientos culturales que quedan un poco en el desecho del periódico del día anterior, pensando que puede tener sentido conservarlos, porque no se tratan de asuntos perecederos, sino que pueden seguir siendo un estímulo para quien quiera tener alguna otra referencia.
¿Cómo percibe esa experiencia de tener un interlocutor inmediato, hecho que es distinto a la preparación de un libro de ensayos en sí?
Efectivamente son experiencias distintas. A mí me parece muy atractiva la inmediatez y la velocidad que uno puede encontrar en la comunicación periodística. En estos textos hay un poco de reflejo ante lo que está pasando en ese momento: la exposición que se está inaugurando, el libro que se acaba de publicar, el premio que te invita a hacer la reflexión de la obra de algún escritor. Es un hecho apasionante el poder dialogar con los acontecimientos y también con el lector que puede estar descubriendo al mismo tiempo aquello que queda en las palabras.
¿Al escribir de forma crítica sobre hechos inmediatos ha cambiado su percepción de la vida?
Creo que sí, el poder escribir así se convierte en una forma de procesar las experiencias personales, con la exigencia de sentarse durante algún tiempo a pensar qué es lo que a uno le provocan los hechos, en vez de simplemente darse cuenta de que algo ha gustado o disgustado. Esto lo que permite es darse cuenta de cuáles son los resortes que se mueven dentro de uno al sentir esta u otra experiencia.
Lo que he descubierto con estos textos es que tiene mucha razón esta idea de Alfonso Reyes que dice que “en la escritura uno no comunica lo que sabe sino que es a través de ella que uno se da cuenta de lo que sabe”. Escribir es el momento en el que te haces dueño de tu emoción, de tu idea y tu intuición.
Al ver que el origen de estos textos es la prensa escrita, es inevitable pensar en la crisis que ésta está padeciendo. ¿Qué opina sobre ello, de qué modo afecta al pensamiento crítico?
La crisis de los medios y la prensa tradicionales tiene en crisis también la figura de la crítica. En esta crisis parece predominar la reacción inmediata que se traduce en likes y retuiteos. Por eso creo que sí es importante, aunque estos textos no sean ensayos elaborados ni extensos, y ni siquiera creo que puedan llamarse ensayos, en hacer el esfuerzo por encontrar la miga de esa expresión artística e intelectual que nos reconcilia con el mundo.
Estos textos abarcan poco más de una década. ¿Cuáles son los mayores cambios que ha podido ver en la cultura mexicana?
Han sido años muy intensos, en términos de la aparición de coordenadas distintas para pensar la cultura, la memoria y la identidad. Siento que se ha hecho con grandes desafíos para preservar la inteligencia crítica, cuando hay tantas tentaciones de cancelar todo aquello que nos provoca, nos molesta o nos ofende, que es un tic muy preocupante en el ámbito cultural. Hay que reivindicar la necesidad de responder a aquello que nos cuestiona y no tratar de simplemente callar a quien está del otro lado en el debate. Me parece en estos años se ha reforzado la idea de ver la cultura como un espacio bélico.
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¿Qué opinión tiene de la inteligencia artificial en relación con la escritura?
Me parece que es como toda herramienta tecnológica, con una posibilidad muy notable para ensanchar nuestra creatividad, nuestro conocimiento; pero al mismo tiempo puede haber en ella muchas trampas. Estamos apenas entrando en ese territorio, yo diría que no hay que temerle ni imaginar que todo va a ser distinto a partir de ahora, porque con esas ilusiones nos hemos ido de boca muchas veces.
