Literatura: “Ruido. Mejía y el gran tilingo”

Redacción El Sol de México

  · domingo 26 de febrero de 2017

La ilustradora Anita Mejía.

Por ROBERTO RONDERO Todos sus personajes están basados en la vida real, tanto Mejía, la niña protagonista -en versión caricaturizada- como los gatitos Mingus, Fru y Macarrón, quienes alegran, de principio a fin la novela gráfica “Ruido, Mejía y el gran tilingo” (Editorial Lumen), de la ilustradora mexicana, originaria de Ensenada, Baja California, Anita Mejía. En entrevista con El Sol de México, la joven ilustradora explica esta historia contada con dibujos, en la que aparece desde el Gran Tilingo, los repollos y los divertidos mininos Froo, Mingus y Macarrón, quienes “han aprendido a hablar con esa vocecita ronca y aterciopelada con la que a veces maúllan en la noche”. COMO UN FANZIN

-Anita, ¿cómo fue concebida “Ruido”?

-Tiene el plus de que todo fue hecho a mano: la tipografía, la tinta, lo único digital fue el color, es como un Fanzine de los ochenta (publicación temática por y para aficionados). Froo, uno de los gatitos de la historia, llegó en un momento complicado de mi vida, quería hacerme cargo de alguien, y ella terminó haciéndose cargo de mí.

-¿Qué encontrarán las y los lectores en “Ruido”?

-Personajes reales, los gatitos hablan a través de Anita, hace años que les inventamos diálogos, historias que encajan a la perfección con sus personalidades, sus manías y su maravillosa compañía. Es un libro que habla de las crisis por las que pasamos todos, desde los cambios personales, las edades, las crisis y como en mi caso, la ausencia de mi abuela, a quien quise tanto. Con el ruido se pierde uno. Cuando era niña tenía pesadillas constantes y mi mamá me tilinguineaba (me apapachaba). La gran crisis en “Ruido” es el tilingo.

-¿Hacia qué tipo de lector va dirigido tu libro?

-No es para niños, es para jóvenes, para quienes se encuentran en transición hacia la adultez, de veintintantos años para arriba. Antes que las ilustraciones primero fue la historia, darle la forma, y luego fui acomodando la trama por orden del personaje, pasarlo en formato de una novela gráfica, fue difícil pero muy divertido.

-Aparecen a lo largo de las páginas desde tilingos hasta repollos…

-Se encuentran tijerillas, como soy de Ensenada allá hay tijerillas, con sus antenitas, y que yo traduzco en la historia como todos esos juicios sociales, que te pueden dar rumbo, son necesarios. Son como pensamientos absurdos, ellos están felices, brotan muchos gracias a uno. Hace mucho ruido, y no nos dejan pensar en silencio. Yo desde pequeña buscaba un lugar tranquilo. Con mi abuela fue como vivir en el cielo. Los repollos, en cambio, son cosas absurdas que te hacen feliz. Ver la tele, comer, para mí dibujar y leer, aislar los problemas.

-¿Y el gran tilingo?

-El gran tilingo es un monstruo. El hogar es un espacio tranquilo para pensar, para estar a gusto, con los gatitos y unos cuantos tilingos. Hay que apreciar el silencio.

En mi caso desde niña quise ser viejita, me gustó mucho crecer. Tengo la idea de un segundo libro que trate sobre la vejez. Los viejos quedan olvidados y siempre he querido llegar a vieja.

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