Si es escribir sobre pornografía es bastante difícil, hablar sobre el tema es aún más complicado.
La etimología de la palabra viene del griego “porno” que significa “prostituta” y de “grafos” que se traduce como “tratado”. ¿Estamos hablando de un “tratado de la prostitución”? De acuerdo con el diccionario, el significado es: “Representación explícita de actos sexuales que busca producir excitación”.
En el documental “El clímax del millón: La historia de Pornhub”, que cuenta la historia de ese canal en internet con videos con sexo explícito, la actriz porno Siri Dahl resume en una frase el significado de estos materiales: “Lo que hace al porno, porno, es que lo miras para excitarte sexualmente”.
La industria del porno es tan compleja porque involucra cuatro dimensiones del “ser humano” que son bastante complicadas: la moralidad, la sexualidad, el entretenimiento y la ilegalidad. Sobra decir que este combo es bastante rentable, es decir, genera dinero.
Aunque la pornografía y el trabajo sexual siempre han acompañado a las sociedades, éstas siempre habían sido marginadas a rincones en donde quienes no quisieran aceptar su existencia se sintieran más tranquilos. Sin embargo, la tecnología y el internet hicieron que estos contenidos ahora estén al alcance de cualquiera con solo teclear una “palabra clave” en cualquier buscador.
Y es que el verdadero problema o reto del porno es… la regulación.
El escándalo de Purnhub
En diciembre de 2020, se desató un escándalo mayúsculo protagonizado por Purnhub. El periódico The New York Times publicó un artículo que acusaba a ese sitio de publicar contenido ilegal racionado con pornografía infantil, violaciones sexual y trata de personas.
Hubo investigaciones de las autoridades. El reflector de los medios de comunicación estuvo encima del tema. Hubo protestas de quienes quisieran que el porno desapareciera de la faz de la tierra. Y también hubo manifestaciones de los trabajadores sexuales —que habían encontrado en Internet una plataforma que les permitía controlar su propio contenido erótico— tratando de explicar las diferencias entre el trabajo sexual legal frente a los materiales que promueven actos ilícitos.
Sin embargo, las acusaciones contra Pornhub apuntaban a que la empresa había sido omisa y a que no realizó acciones contundentes para cerrar la puerta al contenido que promueve el tráfico sexual. De ser una marca juguetona que se presentaba como responsable respecto al manejo de contenidos para adultos, pasó a ser una compañía repudiada.
Incluso la casa de uno de los dueños de esta plataforma para adultos fue quemada. La residencia ubicada en Montreal era de Feras Antoon, quien había aparecido públicamente para explicar lo ocurrido con el sitio. La policía manejó como principal hipótesis que el fuego había sido provocado de manera intencional.
Contenidos legales
Luego de tres años de escándalo, en marzo de 2023, la empresa canadiense Ethical Capital Partners (ECP) de Solomon Friedman compró Purnhub consciente de que el porno es un negocio, pero también convencido de que puede ser un negocio legal y ético.
Recientemente, Friedman presentó una conferencia en el Xbiz Show, una reunión anual de la industria dedicada a los contenidos eróticos para adultos. El socio fundador de ECP básicamente fue a presentarse como el nuevo capitán de un sitio que tiene 130 millones de visitas diarias.
Friedman es abogado, con estudios para ser rabino en su religión y también es profesor en la Universidad de Ottawa. Él intenta reformar la marca que compró. Entre sus planes está ofrecer compensaciones económicas más atractivas para los creadores de contenido erótico, eliminar cualquier material que presente relaciones sexuales sin consentimiento y verificar que las productoras y actores que suban su contenido a la plataforma cumplan con requisitos de legalidad.
Dado que estas plataformas siguen el mismo modelo gratuito de distribución de videos como ocurre con YouTube, aún hay mucho por hacer para evitar que este tipo de contenidos llegue a niños y adolescentes, por ejemplo, con candados que permitan garantizar que quienes acceden al sitio son realmente mayores de edad.
Hay que aclarar que en varios países, los contenidos pornográficos se consideran legales cuando cumplen reglas básicas como no utilizar a menores de edad y presentar relaciones sexuales con consentimiento de los involucrados. Es decir, la industria de los contenidos para adultos (resaltando que son para adultos) puede existir, siempre y cuando su existencia no provoque daños colaterales como sería el tráfico sexual y la pornografía infantil.
A pesar de los esfuerzos de la industria, las redes sociales son los espacios digitales donde circula más contenido sexual ilegal. En 2022, Facebook reportó 21,165,208 posibles sospechas de material de abuso sexual infantil , en comparación con las 1,996 de Pornhub.
¿Es mejor tener sitios regulados que sabemos, de antemano, se dedican a este negocio, en vez de seguir pensando que por no hablar del tema, éste no existe?
Como advertí al inicio, es difícil escribir sobre pornografía, sin tabú, sin prejuicios y sin morbo. Es más complicado hablarlo. Sin embargo, tenemos la responsabilidad de hablar con nuestras infancias y adolescencias para advertirles: “Existen contenidos que no son adecuados para tu edad. Si aparecen cuando estás jugando Roblox, te pido que no lo veas y me cuentes”.
*Delia Angélica Ortiz es periodista especializada en inclusión y diversidad.