/ jueves 11 de julio de 2024

Explorando la banda de culto R.E.M: ¿qué hace que sus canciones sean clásicos?

La banda se convirtió en el primer acto de extracción alternativa inducido al Salón de la Fama de los Compositores, al lado de artistas de la talla de Lennon y McCartney o Elton John y Bernie Taupin

Hace unos 45 años, cuatro estudiantes universitarios de las facultades de Arte y Derecho de la Universidad de Georgia, juntaron sus destinos para crear una de las propuestas artísticas más importantes e influyentes de finales del siglo 20. La música de esta banda llegó para sumarse a una escena totalmente desconocida para la mayoría de los habitantes del planeta Tierra de inicios de los años ochenta.

Sin embargo, en menos de una década esa misma escena se apoderó del inconsciente colectivo de los jóvenes de la llamada Generación X. Su influencia se percibe con fuerza hasta nuestros días. Se llama rock alternativo, y es la clasificación más amplia que existe para catalogar una extremadamente gran gama de estilos dentro del mismo rock and roll.

Sigue leyendo: Johnny Cash vuelve del más allá, con otro disco

Aquella propuesta artística se llamó al principio Twisted Kite, pero su nombre definitivo es sinónimo de leyenda en nuestros días: R.E.M.

Cuatro décadas y media después de su aparición, la banda fue inducida al Salón de la Fama de los Compositores, convirtiéndose en los primeros artistas alternativos en ser considerados para formar parte de un selecto grupo de figuras transgeneracionales con nombres y repertorios impresionantes como las duplas Lennon y McCartney; Elton John y Bernie Taupin; Rodgers y Hammerstein; Carol King y Gerry Goffin, o compositores en trabajo individual como Bob Dylan, David Bowie, Jon Bon Jovi, Paul Simon, Henry Ravel, Bob Marley, Henri Mancini o Linda Perry, además de agrupaciones como Steely Dan (también inducidos este año), Queen, The Isley Brothers o The Bee Gees.

La inducción de R.E.M. al Salón de la Fama de los Compositores, creado en 1969 en Estados Unidos, es el resultado de una carrera que duró 31 años, entre 1980 y 2011, la cuál tiene entre sus logros ser una de las de mayores ventas en la historia de la música grabada de un acto de rock alternativo.

Y por supuesto, es un reconocimiento a esa escena mencionada, donde las disqueras independientes, las radios universitarias y los pequeños lugares para tocar, que trabajaron a contracorriente del mainstream de su época, para desarrollar todo un movimiento que revitalizó al rock and roll en una era de estancamiento artístico, y que en su discurso narrativo inicial pretendía la manifestación de inconformidad juvenil.

La inducción del grupo al Salón de la Fama de los Compositores es también un reconocimiento a la escena alternativa de la cual surgieron


El 13 de julio pasado, luego de 13 años fuera del radar de los grandes medios, R.E.M. se presentó de nuevo con sus cuatro miembros originales para tocar juntos “Losing my Religion”, uno de sus sencillos más exitosos, y quizá su himno por antonomasia.

De pronto, la atención de los fans y los medios musicales se posó en esta breve presentación en el Hotel Marriott Marquis, de Nueva York, donde se llevó a cabo la ceremonia de inducción de la banda. Previo a ello, su hostess, que fue el cantante country Jason Isbell, tocó “It's the End of the World as We Know It (and I Feel Fine)”.

Son muchos los sentimientos que giran alrededor de este suceso: Emotividad, nostalgia y sobre todo mucha expectación. Para los fans de la banda, la brevísima reunión de todos sus integrantes originales es una señal de esperanza para pensar en el regreso del grupo, cuando menos a los escenarios. Para la industria fonográfica y los medios, puede ser la víspera de una oportunidad de negocio, como muchas que se han manifestado gracias a la nostalgia de los fanáticos, o quizá las necesidades monetarias de muchos artistas que incluso han optado por la venta de sus catálogos a las grandes transnacionales de la música.

Para R.E.M., esta reunión es una más que se ha dado gracias a las circunstancias. Antes de su ceremonia inductiva, a mediados de junio, los cuatro de Athens, Michael Stipe, Mike Mills, Peter Buck y Bill Berry atendieron una entrevista para CBS Mornings, la primera en tres décadas, desde la promoción de su álbum Monster, donde todo el grupo estuvo presente.

En dicha entrevista la banda no dice que regresarán a las giras o al estudio para grabar material nuevo. “Cuando un cometa pase”, dijeron a manera de broma. Pero Bill Berry, quien tuvo que abandonar el grupo en 1997 por un problema de salud que lo dejó fuera de su gira europea dos años antes, reconoció de manera muy emotiva que estaría dispuesto a regresar.

Luego de 13 años fuera del radar de los grandes medios, el grupo se presentó con sus cuatro miembros originales para tocar uno de sus sencillos más exitosos


La trayectoria de R.E.M. es un ejemplo muy peculiar de constancia, resistencia ante el mainstream y originalidad. Por una década, el grupo fue en ascenso lento pero constante, sobre todo en Estados Unidos, que en los años ochenta aún no se veía contagiada de manera masiva por el modern rock, primer mote que la prensa estadounidense le puso al rock alternativo.

A pesar del reconocimiento de la crítica, publicaciones como la revista Rolling Stone nombró disco de 1983 al primer álbum del grupo, Murmur, aunque ni siquiera había logrado convertirse en Disco de Oro en el mercado estadounidense.

Y aquí podríamos citar algunos ejemplos más parecidos a este fenómeno: los Red Hot Chilli Peppers, Sonic Youth, Jane 's Addiction y The B52s, agrupaciones populares en el underground y en las sublistas especializadas de Billboard pero que aún no alcanzaban el reconocimiento de las masas.

Su ascenso a las grandes ligas

El inicio del éxito mayor para el grupo llegó con su quinto álbum -el primero producido por Scott Litt, quien había trabajado con artistas como Katrina and the Waves- Document de 1987, de donde se extrae su primer single en el Top Ten, “The One I Love”.

Desde ese punto, la banda se convirtió en un absoluto éxito mundial: Su siguiente disco, Green, fue citado por Kurt Cobain como una de sus más grandes influencias; Out of Time de 1991; Automatic for the People, de 1992 y Monster de 1995 fueron discos multiplatino que tuvieron al grupo trabajando sin parar con giras interminables y con sencillos que ahora son absolutos clásicos, como “Everybody Hurts”, “Shinny Happy People”, “Man on the Moon”, “Bang & Blame”, “Stand” y “Orange Crush”, por citar sólo algunos temas que se convirtieron en figuras centrales del ascenso del rock alternativo de los primeros años 90, junto con Nirvana, con quienes tuvieron una relación muy cercana.

De hecho se sabe que el disco que estaba sonando cuando Kurt Cobain se suicidó era Automatic for the People, álbum que admiraba debido a que consideró que los de Athens continuaban siendo auténticos a pesar de estar inmersos en la industria masiva del entretenimiento.

Por cierto, en las semanas previas a la muerte de Cobain, ambas agrupaciones habían explorado la posibilidad de trabajar en conjunto en algún proyecto.

A mediados de los noventa Michael Stip y compañía le abrieron la puerta de los Estados Unidos a Radiohead; renegociaron la continuidad de su contrato con Warner Brothers Records por casi 100 millones de dólares anticipados, y hasta consiguieron colaborar con Patti Smith, una de sus mayores heroínas.

Sin embargo, al final del siglo 20 e inicios del 21, la fama del grupo en los Estados Unidos fue mermada por varias situaciones ajenas a su desarrollo artístico, como la caída de la popularidad del rock alternativo entre una nueva generación, los millennials; la pérdida de su baterista original, Bill Berry, y el desgaste natural que se da entre los miembros de los grupos luego de muchos años juntos fueron algunos de los factores que llevaron al conjunto a su desintegración en 2011.

Simplemente al presentar Collapse into Now, su quinceavo disco, Michael Stipe sugirió dejar por un rato al grupo, a lo que Peter Buck respondió “¿y si ese rato fuera para siempre?”, cuestión que secundaron Mike Mills y Stipe.

Su última presentación oficial ocurrió como parte de la gira del disco Accelerate, precisamente en el Auditorio Nacional de nuestro país, el 18 de noviembre de 2008. Después de ello sólo dieron algunas presentaciones muy esporádicas.

¿Habrá regreso a los escenarios?

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Con estos antecedentes, es inevitable pensar en la posibilidad de que R. E.M. esté mandando señales de un reencuentro. Varias bandas que han tenido largas pausas o separaciones hicieron lo mismo antes de volver de manera triunfal, entre ellas Blur, The Rolling Stones e incluso Talking Heads, quienes bajo la batuta de A24 han retornado con el pretexto de la remasterización de Stop Making Sense, su película documental, y del disco tributo a la banda, Everyone's Getting Involved: A Tribute to Talking Heads’ Stop Making Sense.

En el caso de R.E.M., una reunión para salir de gira es una posibilidad que millones de fans desean que se convierta en realidad. Las posibilidades del mercado parecen estar dadas, aunque por otro lado, si eso ocurriera, sería una contradicción para aquello que Kurt Cobain admiraba tanto de la banda: su autenticidad y resistencia ante el mainstream. Sólo el tiempo dirá de qué lado cae la moneda.

Hace unos 45 años, cuatro estudiantes universitarios de las facultades de Arte y Derecho de la Universidad de Georgia, juntaron sus destinos para crear una de las propuestas artísticas más importantes e influyentes de finales del siglo 20. La música de esta banda llegó para sumarse a una escena totalmente desconocida para la mayoría de los habitantes del planeta Tierra de inicios de los años ochenta.

Sin embargo, en menos de una década esa misma escena se apoderó del inconsciente colectivo de los jóvenes de la llamada Generación X. Su influencia se percibe con fuerza hasta nuestros días. Se llama rock alternativo, y es la clasificación más amplia que existe para catalogar una extremadamente gran gama de estilos dentro del mismo rock and roll.

Sigue leyendo: Johnny Cash vuelve del más allá, con otro disco

Aquella propuesta artística se llamó al principio Twisted Kite, pero su nombre definitivo es sinónimo de leyenda en nuestros días: R.E.M.

Cuatro décadas y media después de su aparición, la banda fue inducida al Salón de la Fama de los Compositores, convirtiéndose en los primeros artistas alternativos en ser considerados para formar parte de un selecto grupo de figuras transgeneracionales con nombres y repertorios impresionantes como las duplas Lennon y McCartney; Elton John y Bernie Taupin; Rodgers y Hammerstein; Carol King y Gerry Goffin, o compositores en trabajo individual como Bob Dylan, David Bowie, Jon Bon Jovi, Paul Simon, Henry Ravel, Bob Marley, Henri Mancini o Linda Perry, además de agrupaciones como Steely Dan (también inducidos este año), Queen, The Isley Brothers o The Bee Gees.

La inducción de R.E.M. al Salón de la Fama de los Compositores, creado en 1969 en Estados Unidos, es el resultado de una carrera que duró 31 años, entre 1980 y 2011, la cuál tiene entre sus logros ser una de las de mayores ventas en la historia de la música grabada de un acto de rock alternativo.

Y por supuesto, es un reconocimiento a esa escena mencionada, donde las disqueras independientes, las radios universitarias y los pequeños lugares para tocar, que trabajaron a contracorriente del mainstream de su época, para desarrollar todo un movimiento que revitalizó al rock and roll en una era de estancamiento artístico, y que en su discurso narrativo inicial pretendía la manifestación de inconformidad juvenil.

La inducción del grupo al Salón de la Fama de los Compositores es también un reconocimiento a la escena alternativa de la cual surgieron


El 13 de julio pasado, luego de 13 años fuera del radar de los grandes medios, R.E.M. se presentó de nuevo con sus cuatro miembros originales para tocar juntos “Losing my Religion”, uno de sus sencillos más exitosos, y quizá su himno por antonomasia.

De pronto, la atención de los fans y los medios musicales se posó en esta breve presentación en el Hotel Marriott Marquis, de Nueva York, donde se llevó a cabo la ceremonia de inducción de la banda. Previo a ello, su hostess, que fue el cantante country Jason Isbell, tocó “It's the End of the World as We Know It (and I Feel Fine)”.

Son muchos los sentimientos que giran alrededor de este suceso: Emotividad, nostalgia y sobre todo mucha expectación. Para los fans de la banda, la brevísima reunión de todos sus integrantes originales es una señal de esperanza para pensar en el regreso del grupo, cuando menos a los escenarios. Para la industria fonográfica y los medios, puede ser la víspera de una oportunidad de negocio, como muchas que se han manifestado gracias a la nostalgia de los fanáticos, o quizá las necesidades monetarias de muchos artistas que incluso han optado por la venta de sus catálogos a las grandes transnacionales de la música.

Para R.E.M., esta reunión es una más que se ha dado gracias a las circunstancias. Antes de su ceremonia inductiva, a mediados de junio, los cuatro de Athens, Michael Stipe, Mike Mills, Peter Buck y Bill Berry atendieron una entrevista para CBS Mornings, la primera en tres décadas, desde la promoción de su álbum Monster, donde todo el grupo estuvo presente.

En dicha entrevista la banda no dice que regresarán a las giras o al estudio para grabar material nuevo. “Cuando un cometa pase”, dijeron a manera de broma. Pero Bill Berry, quien tuvo que abandonar el grupo en 1997 por un problema de salud que lo dejó fuera de su gira europea dos años antes, reconoció de manera muy emotiva que estaría dispuesto a regresar.

Luego de 13 años fuera del radar de los grandes medios, el grupo se presentó con sus cuatro miembros originales para tocar uno de sus sencillos más exitosos


La trayectoria de R.E.M. es un ejemplo muy peculiar de constancia, resistencia ante el mainstream y originalidad. Por una década, el grupo fue en ascenso lento pero constante, sobre todo en Estados Unidos, que en los años ochenta aún no se veía contagiada de manera masiva por el modern rock, primer mote que la prensa estadounidense le puso al rock alternativo.

A pesar del reconocimiento de la crítica, publicaciones como la revista Rolling Stone nombró disco de 1983 al primer álbum del grupo, Murmur, aunque ni siquiera había logrado convertirse en Disco de Oro en el mercado estadounidense.

Y aquí podríamos citar algunos ejemplos más parecidos a este fenómeno: los Red Hot Chilli Peppers, Sonic Youth, Jane 's Addiction y The B52s, agrupaciones populares en el underground y en las sublistas especializadas de Billboard pero que aún no alcanzaban el reconocimiento de las masas.

Su ascenso a las grandes ligas

El inicio del éxito mayor para el grupo llegó con su quinto álbum -el primero producido por Scott Litt, quien había trabajado con artistas como Katrina and the Waves- Document de 1987, de donde se extrae su primer single en el Top Ten, “The One I Love”.

Desde ese punto, la banda se convirtió en un absoluto éxito mundial: Su siguiente disco, Green, fue citado por Kurt Cobain como una de sus más grandes influencias; Out of Time de 1991; Automatic for the People, de 1992 y Monster de 1995 fueron discos multiplatino que tuvieron al grupo trabajando sin parar con giras interminables y con sencillos que ahora son absolutos clásicos, como “Everybody Hurts”, “Shinny Happy People”, “Man on the Moon”, “Bang & Blame”, “Stand” y “Orange Crush”, por citar sólo algunos temas que se convirtieron en figuras centrales del ascenso del rock alternativo de los primeros años 90, junto con Nirvana, con quienes tuvieron una relación muy cercana.

De hecho se sabe que el disco que estaba sonando cuando Kurt Cobain se suicidó era Automatic for the People, álbum que admiraba debido a que consideró que los de Athens continuaban siendo auténticos a pesar de estar inmersos en la industria masiva del entretenimiento.

Por cierto, en las semanas previas a la muerte de Cobain, ambas agrupaciones habían explorado la posibilidad de trabajar en conjunto en algún proyecto.

A mediados de los noventa Michael Stip y compañía le abrieron la puerta de los Estados Unidos a Radiohead; renegociaron la continuidad de su contrato con Warner Brothers Records por casi 100 millones de dólares anticipados, y hasta consiguieron colaborar con Patti Smith, una de sus mayores heroínas.

Sin embargo, al final del siglo 20 e inicios del 21, la fama del grupo en los Estados Unidos fue mermada por varias situaciones ajenas a su desarrollo artístico, como la caída de la popularidad del rock alternativo entre una nueva generación, los millennials; la pérdida de su baterista original, Bill Berry, y el desgaste natural que se da entre los miembros de los grupos luego de muchos años juntos fueron algunos de los factores que llevaron al conjunto a su desintegración en 2011.

Simplemente al presentar Collapse into Now, su quinceavo disco, Michael Stipe sugirió dejar por un rato al grupo, a lo que Peter Buck respondió “¿y si ese rato fuera para siempre?”, cuestión que secundaron Mike Mills y Stipe.

Su última presentación oficial ocurrió como parte de la gira del disco Accelerate, precisamente en el Auditorio Nacional de nuestro país, el 18 de noviembre de 2008. Después de ello sólo dieron algunas presentaciones muy esporádicas.

¿Habrá regreso a los escenarios?

➡️ Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las notas más relevantes sobre cultura

Con estos antecedentes, es inevitable pensar en la posibilidad de que R. E.M. esté mandando señales de un reencuentro. Varias bandas que han tenido largas pausas o separaciones hicieron lo mismo antes de volver de manera triunfal, entre ellas Blur, The Rolling Stones e incluso Talking Heads, quienes bajo la batuta de A24 han retornado con el pretexto de la remasterización de Stop Making Sense, su película documental, y del disco tributo a la banda, Everyone's Getting Involved: A Tribute to Talking Heads’ Stop Making Sense.

En el caso de R.E.M., una reunión para salir de gira es una posibilidad que millones de fans desean que se convierta en realidad. Las posibilidades del mercado parecen estar dadas, aunque por otro lado, si eso ocurriera, sería una contradicción para aquello que Kurt Cobain admiraba tanto de la banda: su autenticidad y resistencia ante el mainstream. Sólo el tiempo dirá de qué lado cae la moneda.

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