Ser medallista olímpico es el sueño de todo atleta que se para en la más grande justa deportiva del mundo; tocar las puertas del Olimpo es una experiencia inigualable y es por lo que los deportistas de cualquier disciplina se preparan por muchas horas durante cuatro años, y Daniel Aceves Villagrán es uno de esos pocos elegidos que han saboreado las mieles de la victoria en unos Juegos Olímpicos al ganar la medalla de plata en lucha grecorromana en la competencia de Los Ángeles 1984, fecha que quedará indeleble en la mente de Daniel Aceves, y de la que hoy se cumplen 35 años de ese importante logro, y para explicar su sentir a detalle visitó la redacción del Diario de los Deportistas.
Su palmarés lo empezó a formar desde la edad de 13 años, atraído por haberse desarrollado en el ambiente de la lucha, ya que su padre fue luchador profesional conocido con el nombre de Bobby Bonales, así que Daniel no pudo sustraerse a este ambiente, pero lo quiso hacer en el olímpico, por lo que luego de llegar al Comité Olímpico Mexicano inició su andar en el deporte amateur.
Aceves Villagrán transitó en Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Campeonatos Mundiales y obviamente en Juegos Olímpicos, por lo que “sin duda hay recuerdos muy interesantes, ya son 35 años de ese logro que para mí fue muy importante”, dijo de entrada.
“Recordar que las 68 medallas que México ha obtenido en su historia y que una de esas sea mía es motivo de mucho orgullo. 35 años se dice muy sencillo, pero fueron muchos acontecimientos y aprendizajes, fracasos pasajeros y logros, en mi caso haber sido tres veces Premio Nacional del Deporte cuenta mucho, es un acto de gratitud”, apuntó.
Sobre su deporte: “Conforme pasa la edad uno lo ve distinto, yo competí tres días seguidos, desde el 30 de julio, 31 y uno de agosto y en el ámbito de la lucha grecorromana había tenido logros importantes: había sido medallista en los Juegos Centroamericanos, Panamericanos, fui campeón Mundial juvenil, pero dentro de ese esquema de la lucha, que es un deporte que no da mucho prestigio social y con un luchador que participó en la época de oro de la lucha libre con el nombre de Bobby Bonales, pues tenía en nuestro entorno cierto conocimiento de lo que era esto. Así que recordar mi participación en esta competencia, primero contra Turquía, después contra Ecuador, China, Francia, Finlandia y la final contra Japón, me daba para pensar en lo que había soñado siempre, estar en una final olímpica”, relató el medallista olímpico.
“Ser el único medallista en mi especialidad es algo que no he deseado, creo que en México siempre ha habido buenos luchadores, muy buenas luchadoras. Últimamente los resultados en las diferentes competencias nos hablan de que la lucha femenil puede ser, para los Juegos Olímpicos de 2024, la expresión más solvente de que pudiéramos tener una presea en la rama femenil, pero siento que la evolución de la lucha ha tenido un parteaguas desde 2013. Un error quitar un tiempo este deporte del programa olímpico", concluyó.