El cielo del Valle de México regaló a la población un rojizo atardecer acompañado por un fenómeno que captó la atención de más de una persona, pues las nubes adquirieron una forma poco usual.
Aunque algunas personas comenzaron a especular sobre mensajes apocalípticos y los aficionados de la ufología lo interpretaron como la visita de seres del espacio exterior, la realidad es que tiene una explicación científica.
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Se trata de un fenómeno meteorológico que recibe el nombre de nubes lenticulares o altocúmulos y que es común en los ecosistemas montañosos.
¿Por qué se originó este fenómeno?
Si bien la forma de las nubes parecía de ovnis, contrario a las teorías que surgieron, el espectáculo fue ocasionado por cuestiones naturales como el aumento de la temperatura, el vapor y el aire.
Las ondas se desarrollan en la atmósfera cuando el aire avanza a una alta velocidad e impacta con una ladera o montaña.
La desviación al chocar genera zonas estacionarias en la atmósfera que al atrapar la humedad le dan forma lenticular a los gases, provocando que las nubes tengan el efecto visual de ondas sobre ondas, como si se apilaran, explicó el Sistema Meteorológico Nacional.
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El mismo departamento explicó que este fenómeno meteorológico “se ve con mayor frecuencia en invierno o primavera, cuando los vientos en altura suelen ser más fuertes”.