PARÍS. Alcaldes de algunas de las principales ciudades del mundo, reunidos en la asociación de municipios C40, plantearon una salida ecológica y social a la crisis causada por la pandemia.
"Nuestra visión colectiva es que la recuperación tiene que ser verde y justa", indicaron los responsables municipales durante la presentación de las conclusiones del grupo de trabajo que el C40 formó en abril pasado.
Para lograrlo, proponen "acciones ambiciosas" que en algunos casos ya se están poniendo en práctica y que demuestran que es posible reconstruir mejor, como reclamó el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
Además, piden que otras administraciones, desde gobiernos centrales a regionales, instituciones financieras, sindicatos y asociaciones juveniles, se unan a estas iniciativas.
El C40 evaluará el impacto de las medidas y establecerá la forma de financiar la recuperación frente a la recesión.
Este grupo ha constatado que la pandemia ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de la sociedad, pero también las desigualdades y la diferente incidencia en cada grupo social.
Los sistemas sanitarios han demostrado sus límites y el coronavirus ha sacado a la luz que los más marginados se han visto más afectados.
Los efectos de la pandemia se han sumado a los de la crisis financiera de 2008 y al colapso climático.
Como todos estos desafíos están interconectados, las respuestas a todos ellos deben también abordarse de forma conjunta.
Aunque la prioridad es ahora el combate del virus, los alcaldes se han propuesto sentar las bases de la recuperación para que sea más rápida, inclusiva y tenga el cuenta la protección del planeta.
Entre las medidas que recomiendan figura la creación de empleo inclusivo, que han identificado en sectores medioambientales, pero también en trabajos esenciales, con contratos de calidad.
Además, consideran imprescindible el refuerzo de los servicios públicos, una red de transporte que una vez superada la pandemia sea "segura y resistente", agua corriente, alimentos y vivienda "asequibles y saludables".
Otras propuestas son fomentar las llamadas "ciudades de quince minutos", donde todos los residentes tienen acceso en ese tiempo a las necesidades básicas; devolver las calles a las personas favoreciendo la peatonalización y el uso de las bicicletas y crear más parques y zonas ajardinadas.
Los alcaldes piden al resto de las administraciones que todos los estímulos para relanzar la economía sean ecológicos y socialmente equitativos.
Igualmente les reclaman que protejan y fomenten el transporte público, para que sea más sólido y seguro de cara a futuras pandemias y que den prioridad a las energías limpias y abandonen las inversiones en combustibles fósiles.
Como estiman que las ciudades han estado en la primera línea en la lucha para combatir la pandemia del coronavirus, quieren que se les mejore la financiación para recuperarse.
TAILANDIA CONTAMINA MÁS
El auge de las entregas de comidas a domicilio que trajo la pandemia del nuevo coronavirus ha hecho explotar los residuos plásticos en Tailandia, uno de los mayores contaminadores de los océanos del mundo, y que actualmente tiene sus canales desbordados de empaques y vertederos inundados de bolsas.
Un barco del Ayuntamiento de Bangkok avanza en la red de canales de la capital, con el objetivo de recoger un máximo de basura que amenaza con obstruir las alcantarillas de la megalópolis de 11 millones de habitantes.
Botellas, bolsas, recipientes de todo tipo bloquean las estrechas vías, haciendo la navegación laboriosa. Mezclado con la vegetación y los alimentos, la mayoría será imposible de reciclar.
Los residuos plásticos "casi se duplicaron en las zonas urbanas de enero a marzo. En abril, durante un año, aumentaron 62 por ciento sólo en Bangkok".
La situación es preocupante", dice Wijarn Simachaya, presidente del Instituto Tailandés del Medio Ambiente, entrevistado por la AFP.
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