Mucho ayuda el que no estorba a los animales

Como biólogo de vida silvestre, sé que reubicar animales puede ser malo desde una perspectiva científica y dañar fácilmente a la criatura que quieres ayudar.

Basándome en mi experiencia como científico y profesor universitario, he desarrollado pautas sobre cuándo involucrarme en la vida de los animales que encuentro afuera. Cuando intervengo, es después de considerar cuidadosamente las posibles razones de la situación del animal, el estado de la población de la especie y el daño potencial que mis acciones podrían infligir a toda la población, no solo a una criatura adorable.

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Los animales salvajes tienen asociaciones genéticas con hábitats específicos que han evolucionado durante muchas generaciones. Reubicarlos puede interrumpir esas conexiones.

Mover animales significa que no pueden contribuir con su descendencia y genes a la población local a través de la cría. Eso podría ser catastrófico para las especies con un lento crecimiento de la población, como muchos reptiles, que pueden tardar años en madurar y solo pueden lograr unas pocas crías exitosas en su vida.

Para especies como estas, las hembras maduras son fundamentales para mantener altos los tamaños de población. Cuando las poblaciones son pequeñas, pierden diversidad genética que les ayuda a resistir el cambio ambiental.

Mover la vida silvestre también puede introducir nuevos genes en otros lugares, lo que lleva a cambios genéticos con el tiempo que no evolucionaron a través de la selección natural. Los animales que tienen éxito en una región tienden a dejar más descendencia, y la variación genética hereditaria ligada a ese éxito se vuelve más común y se asocia con el entorno local. Estas son relaciones importantes para salvaguardar.

Mover animales también puede causar daños inmediatos. Los animales transportados a menudo no pueden sobrevivir en un territorio que otros animales ya han reclamado, o los recién llegados pueden causar daños, por ejemplo, depredando especies locales vulnerables. Los administradores de vida silvestre pueden tener que trasladarlos al cautiverio o incluso sacrificarlos.

Algunas especies pueden propagar patógenos a otros animales salvajes o humanos. Como mínimo, los animales en movimiento pueden desorientarlos y dificultar que se asienten, encuentren comida y agua o eviten a los depredadores.

Es mejor mantener la distancia

En general, tu opción debe ser no interferir ni interactuar con la vida silvestre. Saber que los humanos están cerca estresa a los animales. Los hace alejarse o buscar alimento y comportarse de manera diferente, y puede dañar su condición corporal al desencadenar respuestas de estrés que en última instancia reducen su fertilidad.

Es especialmente común que las personas vean crías de animales o pájaros, aparentemente solos, y se sientan obligados a ayudar. De hecho, los padres pueden haber asegurado a sus crías y estar cuidándolas activamente, o es posible que los animales jóvenes ya sean independientes.

Cualquiera que sea la especie, los animales jóvenes e inexpertos sin padres cerca pueden estar aprendiendo a navegar o sus padres los han dejado escondidos a propósito.

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Cuándo y cómo ayudar

Primero, no traslades animales a distancias significativas. Un animal que accidentalmente viaja largas distancias, como una rana arbórea debajo de su parachoques, no debe liberarse en una nueva área de acogida.

Ayudar a un animal a cruzar una calle transitada está bien si lo mueves en la dirección en la que ya se dirige. Esto es particularmente cierto para los animales que viven mucho tiempo y se reproducen lentamente, como las tortugas de caja, que están disminuyendo en América del Norte. Asegurar la supervivencia de una sola tortuga de caja adulta puede ser muy importante para el éxito de una población local.

Segundo, respeta las reglas en los parques nacionales, estatales y locales. Los parques a menudo protegen especies en riesgo que no pueden interactuar de manera segura con los humanos. Por ejemplo, las tortugas del desierto pueden orinar como defensa cuando las recogen, lo que reduce su suministro interno de agua.

Identifica especies comunes que puedan manejar la curiosidad humana y ser buenos embajadores de la biodiversidad. Muchas agencias estatales tienen un sitio web o un atlas para los principales grupos de vida silvestre que lo ayudarán a saber qué especies están muy extendidas o son más raras. La mayoría de los estanques tienen una rana común que seguramente te llamará la atención.

En tercer lugar, si crees que un animal está realmente en peligro, llama a un profesional para pedirle consejo. Si el animal corre un riesgo inmediato debido a una mascota o a un automóvil que se aproxima, y tú puedes alcanzarlo de manera segura, ponte guantes y ayúdalo, pero déjalo en la misma dirección en la que se movía para que no se desoriente.

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Cuarto, sal y explora. Pero recuerda que eres un invitado en el hábitat de los animales: camina con cuidado y respeto. Un tronco caído puede albergar todo tipo de criaturas. Mira debajo y luego vuelve a colocarlo como estaba para que siga siendo un hogar para ellos.

* Profesor Asociado de Investigación de Conservación de la Vida Silvestre, Penn State.