El gobierno federal tomó una decisión de “capitalismo descarnado” al abandonar a las empresas a su suerte, advierte Enoch Castellanos, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra).
En entrevista con El Sol de México, el empresario asegura que la relación con los secretarios ha fluido; sin embargo, dice que hay menos margen de maniobra para que los titulares de las dependencias sean quienes tomen las decisiones.
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-¿Cómo ha evolucionado la relación de Canacintra con la 4T?
-La relación ha sido fluida a niveles de secretarios, la realidad es que nosotros hemos querido darle el peso que está en la Ley orgánica de la Administración Pública, a los titulares de la cartera, se nos hace que es generar un mal precedente tener que solucionar todas las cosas en Palacio Nacional.
“Para eso hay una estructura, hay un gobierno que debe ser funcional, también nos hemos encontrado con que hay menos margen de maniobra para ellos (los secretarios de Estado) para tomar decisiones trascendentales”.
-¿Cómo se están preparando para salir a flote en 2021?
-El gobierno dejó totalmente a las empresas por su cuenta, en una decisión de capitalismo descarnado, diría yo, dejó que se murieran los más débiles. El resto del mundo, incluso en gobiernos de corte muy neoliberal, o muy radical de derecha, apoyaron a sus pymes, porque saben que ahí está fundamentado el empleo.
“Este gobierno, por una dogmatización, por una ideologización, decidió que no valía la pena, él (AMLO) pensaba que rescatar a las empresas era rescatar a las grandes y nunca entendió que el riesgo real era constreñir la economía y alargar el periodo de recuperación de México. Nos estamos preparando como podemos, con los medios propios de cada empresa, o sus organizaciones, o buscando financiamiento; sin embargo, hay tres niveles de empresas. Las que no fueron afectadas, digamos las esenciales, como las del sector alimentos, médico o logístico. Están otro tipo de empresas que vienen del sector secundario, pero que quizás están produciendo bienes de consumo, sobre todo las mipymes, que están comprometidas en su liquidez, y ellas son susceptibles de crédito.
“Y está el tercer nivel, todo lo que está orientado al sector turismo, los cines, los teatros, todos los que son proveedores o que producen productos para esos nichos, pues están totalmente en la insolvencia y cerrando cortinas. Depende el punto que te encuentres va a ser el tipo de ayuda que nosotros hemos estado ofreciendo, desde capacitación en concursos mercantiles o cierre de empresas”.
Puedes escuchar la entrevista en nuestro podcast ⬇️
-¿Cuánto crees que nos tardemos para salir del atolladero?
-Cinco años, para 2025.
-¿Una administración perdida?
-Definitivamente, este será un sexenio perdido, no es achacable la culpa al licenciado López Obrador de la pandemia, pero sí creo que tiene responsabilidad en que se haya agudizado, tanto desde el punto de vista sanitario o de salud, como del punto de vista de pérdida de empresas y caída de la economía, así como el tiempo de recuperación.
-¿La solución está en manos de quién?
-De los mexicanos, del Congreso, yo creo que cuando se concentra tanto poder en una sola persona, es natural que esa persona sienta que tiene todas las soluciones a la mano y empiece a insensibilizarse que los actos que lleva a la práctica o que las decisiones que toma tienen un impacto brutal en sus gobernados.
“Entonces, yo creo que la única manera es, democráticamente, volver a compartir esa responsabilidad como lo marca la Constitución, a través de un efectivo federalismo y de pesos y contrapesos en el entramado institucional, que yo sí creo que está bajo asedio”.
-La IED cayó a niveles de 1994, ¿qué nos dice eso?
-Nos dice que hay falta de confianza, falta de incentivos, falta de cajones para recibir esas inversiones, por ejemplo, está todo el tema de energía, de renovables y de hidrocarburos.
"Se cancelaron las rondas petroleras, se cancelaron las licitaciones de largo plazo para energía eléctrica, se dejaron de otorgar los permisos para las energías renovables.
El mundo está compitiendo por ellas, México y el gobierno está actuando como si tuviera dinero, atractivo y tiempo para hacer lo que le venga en gana y, tristemente, eso no es así.
“Si alguien no quiere a Iberdrola, Iberdrola se llevará su inversión a otro lado y se acabó. Y eso va a seguir con muchas empresas si sigue la hostilidad del gobierno hacia las empresas privadas”.