/ viernes 11 de junio de 2021

Wall Street: de los árboles a las burbujas

El mercado bursátil más representativo del mundo tiene más de 400 años de historia. En los últimos 100 se han visto las peores crisis económicas de la humanidad

Hace más de 400 años nació el corazón financiero de Estados Unidos y uno de los más representativos a nivel mundial.

Por increíble que parezca, Wall Street surgió dentro de un mercado informal y formal, lleno de vendedores ambulantes y otras personas de cuello blanco que vendían bonos, billetes de lotería o títulos de las empresas que surgieron en el siglo XVII.

Antes de ser un espacio para oficinistas y banqueros, Wall Street, literalmente “La Calle del Muro”, era conocida por ser un espacio con muro al final de una vía pública que servía como protección para una colonia holandesa ante posibles ataques de colonizadores ingleses. Desde tiempos inmemorables ya estaba destinado a padecer fuertes turbulencias.

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Esa pared también servía como referencia para compradores que llegaban desde diferentes puntos a la isla de Manhattan.

Tiempo después, el muro fue derribado, aunque continuó como una referencia para los otros comerciantes, quienes también se acogían a la sombra de un árbol. Este punto fue un referente para el intercambio de bienes o mercancías y también figuró como los antecedentes de la Bolsa de Valores de Nueva York (NYSE, por sus siglas en inglés).

Fue hasta 1792 cuando un grupo de 24 banqueros y empresarios se comprometieron a realizar la venta de acciones entre sí, tener una sana competencia e impulsar el desarrollo de mercado bajo el Acuerdo de Buttonwood.

Foto: AFP

Además de establecer un piso parejo para los accionistas de aquella época, el Acuerdo de Buttonwood vio la luz en medio de los primeros pánicos financieros de Estados Unidos, cuando el primer banco de aquel país comenzó a otorgar préstamos a diestra y siniestra, causando la desconfianza de los inversionistas y los propios dueños de estos recursos.

Tras la firma de ese documento, también regresó la confianza del mercado, puesto que los empresarios sabrían con quiénes harían negocio, además de tener una garantía de que el dinero estaría sano y salvo.

Ya con las reglas claras, los inversionistas seguían reuniéndose bajo aquel árbol de ojal y, ante la alta afluencia de corredores y comerciantes, decidieron trasladar sus operaciones y reuniones a una cafetería, la Tontine Coffee House.

Años después, se constituyó formalmente la NYSE y con ello se sentaron las bases del epicentro financiero de Estados Unidos.

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REVIENTAN LAS BURBUJAS

Después de la creación formal de la NYSE, hay otras bolsas e índices que han sido testigos de las que, hasta hace unos meses, eran consideradas como las peores crisis financieras de la historia.

Los episodios de pánico por los que Wall Street ha pasado son varios, muchos de ellos originados meramente por cuestiones financieras y económicas y no por asuntos sanitarios, como sucede con la pandemia.

Uno de los más significativos fue el crack bursátil de 1929, conocido como la Gran Depresión. Aquel jueves 24 de octubre se llenó de incertidumbre después de que un día antes, se vendieron millones de acciones en el mercado financiero.

Foto AFP

El periódico The New York Times escribió que ese día la gente se amontonó a las afueras de Wall Street y las personas se mostraban preocupadas, algo que continuó hasta la siguiente semana y se profundizó hasta finales de la década de 1930 en algunos países.

La crisis fue resultado de una época de bonanza y prosperidad, según César Salazar, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas (IIE) de la UNAM. La gente estaba emocionada por lo sencillo que era invertir en la bolsa y obtener jugosos rendimientos, además de que los bancos otorgaban préstamos, nuevamente, sin tantas restricciones.

Pero el problema llegó cuando comenzó a registrarse una menor inversión y se sembró el miedo en la gente, lo que ocasionó una paulatina fuga de capitales ante la necesidad de “proteger” su dinero.

“Cuando llegan innovaciones, el riesgo es que lleguen muchos neófitos y se rompa la burbuja financiera. Se habla mucho de la inclusión financiera, pero el verdadero debate es que tras ello también exista una educación o cultura económica para todos los sectores”, resalta Salazar.

Los bancos perdieron capital para poder pagar inversiones o ahorros a sus usuarios, se detuvieron los créditos de países europeos a Estados Unidos, cayó la producción industrial y todo ello derivó en altos índices de desempleo y pobreza.

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Otras naciones fueron afectadas por el freno en las exportaciones estadounidenses, un efecto dominó que se replicó en todo el mundo.

EL LUNES NEGRO

Octubre está marcado en la historia de Wall Street como el mes donde se han originado las peores catástrofes financieras. Tal fue el caso del 19 de octubre de 1987, conocido como el Lunes Negro.

Para los especialistas no existe una razón exacta sobre las causas de esta sangría. Algunos aluden al déficit público de Estados Unidos, un alza en las tasas de interés, así como por las nuevas tecnologías que operaban en aquella época para conectar la Bolsa de Nueva York con el mercado de derivados de Chicago.

“Nuevamente explotó una burbuja especulativa. Estados Unidos venía de una recuperación después de la Segunda Guerra Mundial, la crisis de la Gran Depresión y la gente apenas volvía a confiar en los mercados. Se rompió el ánimo”, relata Elena Santillán, analista bursátil.

Sólo ese día, Wall Street redujo su valor un 22.6 por ciento o 550 mil millones de dólares, dinero suficiente para construir casi 46 refinerías como la que edifica México en Dos Bocas, Tabasco, al tiempo que se vendieron poco más de 600 millones de acciones en la jornada.

El tercer episodio del que el mercado financiero de Estados Unidos tiene registro como uno de los peores, es la crisis del 2008, también llamada la crisis subprime o la burbuja inmobiliaria, y que está relacionada con la quiebra del banco Lehman Brothers.

Sí, por tercera ocasión se desató una crisis por una institución financiera.

Este problema se originó desde 2006, aproximadamente, cuando Estados Unidos pasaba por una fase de estabilidad financiera debido a las ganancias del mercado hipotecario por unas bajas tasas de interés y, de nuevo, muchas facilidades por parte de los bancos para otorgar este tipo de financiamientos a la gente.

No pedían grandes requisitos: bastaba con comprobar algunos ingresos y listo, en un abrir y cerrar de ojos la gente tenía una casa. Esto llamó la atención de los inversionistas, a quienes les resultó atractivo invertir en esos bonos inmobiliarios, pues también daban grandes rendimientos.

Se convirtió en el instrumento de moda para el mercado, pero las consecuencias de otorgar hipotecas de alto riesgo (subprime) cobró factura al paso de los años, pues la gente dejó de pagar sus créditos y los bancos vieron afectadas sus finanzas.

Foto: EFE

El pionero de este tipo de hipotecas fue Lehman Brothers, el cual se declaró en quiebra en septiembre de 2008 ante el éxodo de sus inversionistas por el incremento de los clientes que dejaron de pagar sus hipotecas y el riesgo del mercado. Hasta antes de su cierre, Lehman Brothers era el cuarto banco de inversión más grande de Estados Unidos, sólo por detrás de Goldman Sachs, Morgan Stanley y Merrill Lynch.

Como ocurrió en la Gran Depresión, el miedo contagió a los inversionistas a nivel mundial y tuvo consecuencias en diferentes escalas de la economía global. En México, esta crisis ocurrió en medio del brote de influenza A1HN1, en el sexenio del presidente Felipe Calderón.

¿Más democrático?

El tabú de que Wall Street es exclusivo de los grandes inversionistas o empresas multinacionales se ha roto en el último lustro, opina César Salazar, investigador de la UNAM, en parte por los esfuerzos de los gobiernos en materia de inclusión financiera y por el desarrollo de nuevas tecnologías que acercan a las personas con el mundo de las inversiones.

Hoy en día existen diversas aplicaciones móviles que le permiten a las personas poder comprar acciones de su empresa favorita, como Apple, Facebook, o Tesla, y comenzar a generar rendimientos al cabo de unos días.

Sin embargo, para los grandes jugadores del mercado, este tipo de inversiones son conocidas como “minoristas”, porque precisamente tienen una pequeña participación de la empresa y no suelen hacer compra de acciones a gran escala.

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“El hecho de poder acceder a comprar una acción o bono, no te hace realmente participar del mercado. Los que siguen teniendo el control son las grandes empresas. Lo que tendría que pasar para romper esto sería invertir en grandes y cuantiosas cantidades, pero ni eso asegura que se pueda obtener una rebanada del pastel”, explica el especialista.

Después de 400 años, para Elena Santillán, Wall Street es un espejo financiero de lo que sucede en Estados Unidos y en otras partes del mundo.

“Aquí se refleja la confianza de las empresas sobre ciertos temas de coyuntura, como aspectos políticos o los relacionados en estos momentos a la pandemia. Si al mercado le va mal, es porque algún gobierno se peleó con Estados Unidos, o su propio gobierno aplicó ciertos incentivos para los inversionistas”, refiere.


Hace más de 400 años nació el corazón financiero de Estados Unidos y uno de los más representativos a nivel mundial.

Por increíble que parezca, Wall Street surgió dentro de un mercado informal y formal, lleno de vendedores ambulantes y otras personas de cuello blanco que vendían bonos, billetes de lotería o títulos de las empresas que surgieron en el siglo XVII.

Antes de ser un espacio para oficinistas y banqueros, Wall Street, literalmente “La Calle del Muro”, era conocida por ser un espacio con muro al final de una vía pública que servía como protección para una colonia holandesa ante posibles ataques de colonizadores ingleses. Desde tiempos inmemorables ya estaba destinado a padecer fuertes turbulencias.

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Esa pared también servía como referencia para compradores que llegaban desde diferentes puntos a la isla de Manhattan.

Tiempo después, el muro fue derribado, aunque continuó como una referencia para los otros comerciantes, quienes también se acogían a la sombra de un árbol. Este punto fue un referente para el intercambio de bienes o mercancías y también figuró como los antecedentes de la Bolsa de Valores de Nueva York (NYSE, por sus siglas en inglés).

Fue hasta 1792 cuando un grupo de 24 banqueros y empresarios se comprometieron a realizar la venta de acciones entre sí, tener una sana competencia e impulsar el desarrollo de mercado bajo el Acuerdo de Buttonwood.

Foto: AFP

Además de establecer un piso parejo para los accionistas de aquella época, el Acuerdo de Buttonwood vio la luz en medio de los primeros pánicos financieros de Estados Unidos, cuando el primer banco de aquel país comenzó a otorgar préstamos a diestra y siniestra, causando la desconfianza de los inversionistas y los propios dueños de estos recursos.

Tras la firma de ese documento, también regresó la confianza del mercado, puesto que los empresarios sabrían con quiénes harían negocio, además de tener una garantía de que el dinero estaría sano y salvo.

Ya con las reglas claras, los inversionistas seguían reuniéndose bajo aquel árbol de ojal y, ante la alta afluencia de corredores y comerciantes, decidieron trasladar sus operaciones y reuniones a una cafetería, la Tontine Coffee House.

Años después, se constituyó formalmente la NYSE y con ello se sentaron las bases del epicentro financiero de Estados Unidos.

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REVIENTAN LAS BURBUJAS

Después de la creación formal de la NYSE, hay otras bolsas e índices que han sido testigos de las que, hasta hace unos meses, eran consideradas como las peores crisis financieras de la historia.

Los episodios de pánico por los que Wall Street ha pasado son varios, muchos de ellos originados meramente por cuestiones financieras y económicas y no por asuntos sanitarios, como sucede con la pandemia.

Uno de los más significativos fue el crack bursátil de 1929, conocido como la Gran Depresión. Aquel jueves 24 de octubre se llenó de incertidumbre después de que un día antes, se vendieron millones de acciones en el mercado financiero.

Foto AFP

El periódico The New York Times escribió que ese día la gente se amontonó a las afueras de Wall Street y las personas se mostraban preocupadas, algo que continuó hasta la siguiente semana y se profundizó hasta finales de la década de 1930 en algunos países.

La crisis fue resultado de una época de bonanza y prosperidad, según César Salazar, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas (IIE) de la UNAM. La gente estaba emocionada por lo sencillo que era invertir en la bolsa y obtener jugosos rendimientos, además de que los bancos otorgaban préstamos, nuevamente, sin tantas restricciones.

Pero el problema llegó cuando comenzó a registrarse una menor inversión y se sembró el miedo en la gente, lo que ocasionó una paulatina fuga de capitales ante la necesidad de “proteger” su dinero.

“Cuando llegan innovaciones, el riesgo es que lleguen muchos neófitos y se rompa la burbuja financiera. Se habla mucho de la inclusión financiera, pero el verdadero debate es que tras ello también exista una educación o cultura económica para todos los sectores”, resalta Salazar.

Los bancos perdieron capital para poder pagar inversiones o ahorros a sus usuarios, se detuvieron los créditos de países europeos a Estados Unidos, cayó la producción industrial y todo ello derivó en altos índices de desempleo y pobreza.

➡️ Deserción escolar por pandemia es del 2.5 o 3 por ciento: SEP

Otras naciones fueron afectadas por el freno en las exportaciones estadounidenses, un efecto dominó que se replicó en todo el mundo.

EL LUNES NEGRO

Octubre está marcado en la historia de Wall Street como el mes donde se han originado las peores catástrofes financieras. Tal fue el caso del 19 de octubre de 1987, conocido como el Lunes Negro.

Para los especialistas no existe una razón exacta sobre las causas de esta sangría. Algunos aluden al déficit público de Estados Unidos, un alza en las tasas de interés, así como por las nuevas tecnologías que operaban en aquella época para conectar la Bolsa de Nueva York con el mercado de derivados de Chicago.

“Nuevamente explotó una burbuja especulativa. Estados Unidos venía de una recuperación después de la Segunda Guerra Mundial, la crisis de la Gran Depresión y la gente apenas volvía a confiar en los mercados. Se rompió el ánimo”, relata Elena Santillán, analista bursátil.

Sólo ese día, Wall Street redujo su valor un 22.6 por ciento o 550 mil millones de dólares, dinero suficiente para construir casi 46 refinerías como la que edifica México en Dos Bocas, Tabasco, al tiempo que se vendieron poco más de 600 millones de acciones en la jornada.

El tercer episodio del que el mercado financiero de Estados Unidos tiene registro como uno de los peores, es la crisis del 2008, también llamada la crisis subprime o la burbuja inmobiliaria, y que está relacionada con la quiebra del banco Lehman Brothers.

Sí, por tercera ocasión se desató una crisis por una institución financiera.

Este problema se originó desde 2006, aproximadamente, cuando Estados Unidos pasaba por una fase de estabilidad financiera debido a las ganancias del mercado hipotecario por unas bajas tasas de interés y, de nuevo, muchas facilidades por parte de los bancos para otorgar este tipo de financiamientos a la gente.

No pedían grandes requisitos: bastaba con comprobar algunos ingresos y listo, en un abrir y cerrar de ojos la gente tenía una casa. Esto llamó la atención de los inversionistas, a quienes les resultó atractivo invertir en esos bonos inmobiliarios, pues también daban grandes rendimientos.

Se convirtió en el instrumento de moda para el mercado, pero las consecuencias de otorgar hipotecas de alto riesgo (subprime) cobró factura al paso de los años, pues la gente dejó de pagar sus créditos y los bancos vieron afectadas sus finanzas.

Foto: EFE

El pionero de este tipo de hipotecas fue Lehman Brothers, el cual se declaró en quiebra en septiembre de 2008 ante el éxodo de sus inversionistas por el incremento de los clientes que dejaron de pagar sus hipotecas y el riesgo del mercado. Hasta antes de su cierre, Lehman Brothers era el cuarto banco de inversión más grande de Estados Unidos, sólo por detrás de Goldman Sachs, Morgan Stanley y Merrill Lynch.

Como ocurrió en la Gran Depresión, el miedo contagió a los inversionistas a nivel mundial y tuvo consecuencias en diferentes escalas de la economía global. En México, esta crisis ocurrió en medio del brote de influenza A1HN1, en el sexenio del presidente Felipe Calderón.

¿Más democrático?

El tabú de que Wall Street es exclusivo de los grandes inversionistas o empresas multinacionales se ha roto en el último lustro, opina César Salazar, investigador de la UNAM, en parte por los esfuerzos de los gobiernos en materia de inclusión financiera y por el desarrollo de nuevas tecnologías que acercan a las personas con el mundo de las inversiones.

Hoy en día existen diversas aplicaciones móviles que le permiten a las personas poder comprar acciones de su empresa favorita, como Apple, Facebook, o Tesla, y comenzar a generar rendimientos al cabo de unos días.

Sin embargo, para los grandes jugadores del mercado, este tipo de inversiones son conocidas como “minoristas”, porque precisamente tienen una pequeña participación de la empresa y no suelen hacer compra de acciones a gran escala.

➡️ Mantente informado en nuestro canal de Google Noticias

“El hecho de poder acceder a comprar una acción o bono, no te hace realmente participar del mercado. Los que siguen teniendo el control son las grandes empresas. Lo que tendría que pasar para romper esto sería invertir en grandes y cuantiosas cantidades, pero ni eso asegura que se pueda obtener una rebanada del pastel”, explica el especialista.

Después de 400 años, para Elena Santillán, Wall Street es un espejo financiero de lo que sucede en Estados Unidos y en otras partes del mundo.

“Aquí se refleja la confianza de las empresas sobre ciertos temas de coyuntura, como aspectos políticos o los relacionados en estos momentos a la pandemia. Si al mercado le va mal, es porque algún gobierno se peleó con Estados Unidos, o su propio gobierno aplicó ciertos incentivos para los inversionistas”, refiere.


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