La pandemia del coronavirus de 2020 será recordada por los millones de muertes y por las pérdidas económicas que dejará en el mundo. Pero entre los melómanos, al menos los de habla hispana, otra pérdida importante será la desaparición de la revista española Rockdelux.
¿Tanto drama por una revista? Se preguntarán algunos. Las reacciones inmediatas no se hicieron en las redes sociales, que se inundaron de comentarios de parte de músicos, artistas y lectores en general, que lamentaron la pérdida.
Artistas y bandas españolas como Triángulo de Amor Bizarro, Fermín Muguruza o Hidrogenesse lamentaron el cierre de la publicación en sus redes. El cantauror Mikel Erentxun publicó en su cuenta de Twitter: “Qué triste el adiós de @rockdelux... Una lástima!”, mientras que Brighton 64 ironizaron comentando: “Hemos sobrevivido al @rockdelux!!! ¿Quién nos va a hacer malas críticas ahora?”
Y no es para menos, ya que estamos hablando de una publicación que a lo largo de sus 36 años de vida tuvo un objetivo muy claro: elevar los estándares del periodismo musical.
Rockdelux se dedicó, desde 1984 hasta su última edición, lanzada este mayo de 2020, a abrir los horizontes de sus lectores, para ofrecerles todo tipo de propuestas, no sólo musicales, sino artísticas en general, desde lo más undeground hasta lo más popular, pasando por los clásicos y los lanzamientos infaltables de todos los géneros musicales.
Así, desfilaban por sus páginas recomendaciones de discos, libros, películas y cómics, pero también artículos de fondo y reflexiones en torno a la cultura, la industria musical, el mismo periodismo y cualquier otra área relacionada con las artes. Ilustraron sus portadas desde los artistas más mainstream hasta los más indie, dejando claro que sus criterios no necesariamente tenían que ver con esas dos condiciones, frecuentemente sobrevaloradas y pasajeras, sino con la frescura, originalidad y astucia de las propuestas presentadas.
Una charla de Jack White con Iggy Pop acerca de Detroit; una portada de Kim Gordon con Enrique Morente o una reflexión en torno a lo grandes y al mismo tiempo farsantes que pueden ser bandas como Primal Scream, eran algunos de los contenidos que podían encontrarse cualquier mes en sus páginas, La revista también tuvo sus detractores -por algo decía Billy Wilder que “ninguna buena acción está libre de castigo–, quienes la consideraban demasiado fresca, cínica o dispareja en sus criterios editoriales y juicios de valor.
Por si todo lo anterior fuera poco, Rockdelux también se hizo popular entre sus lectores –de aquel lado del Charco y de este, a donde llegaba seis meses tarde, pero llegaba– por el disco compacto que le acompañaba.
En cada entrega, un álbum recopilatorio relacionado con algún tema, estilo, tendencia o sello discográfico, que se completaba con un texto en el interior de la revista.
Camilo Lara, del Instituto Mexicano del Sonido, comentó a El Sol de México: "Para mí la Rockdelux fue el gran curador del indie español, la vara con la que se medían los discos... A través de ella descubrí caricaturistas, novelas...
Sabía qué estaba pasando en España, y pues fue parte esencial de mi gusto, lo forjó y pues voy la extrañar mucho... Con RDL se va parte de eso, de los grandes maestros que te enseñaban cómo o por dónde entrarle al vasto mundo de la música".
“En una época en la que los bits siguen ganándole al papel, quedaremos necesitados de esas clases del periodismo musical hispanoamericano que caracterizaron tanto a esta revista. Con 35 años de edad Rockdelux fue parte de la población vulnerable y no la libró”, comentó Davo Peñaloza, programador musical y locutor de Ibero 90.9 FM.
La muerte de Rockdelux no es sólo la desaparición de otra revista musical, como hemos visto tantas, sino un duro golpe a la cultura entendida como ese lugar donde conviven las expresiones más frívolas con las más vanguardistas y las más tradicionales con las de moda...
Todo lo que nos ayuda a tener un amplio espectro de la música y del arte en general. Adiós a la guía de la vida.
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