Así es vivir con una pipa de agua a la semana en Iztapalapa

Durante esta contingencia en las zonas donde sufren por el líquido hubo quienes recibieron más agua y de mejor calidad, incluso algunos se atrevieron a lavar el coche

Israel Zamarrón

  · domingo 4 de noviembre de 2018

Los piperos surten en las cisternas de las casas que lo solicitan / Ernesto Muñoz

El corte de agua por el mantenimiento del Sistema Cutzamala no impactó a todos de manera negativa, pues hubo colonias en la alcaldía de Iztapalapa que debido a esta contingencia recibieron más agua y de mejor calidad que la que reciben día a día.

La señora Bertha Trejo Cruz, habitante de la calle Villa Eloísa, en la colonia Desarrollo Urbano Quetzalcóatl, relató a este diario que el abastecimiento de agua por pipas es lo normal para ellos, a diferencia que el líquido que reciben en otras ocasiones es amarillo.

“Las pipas que nos están dando ahora sí es agua blanca, pero las que nos traen regularmente es agua amarilla, misma que tenemos que ocupar para lavar y bañarnos, porque para cocinar tenemos que comprar agua de garrafón”, contó.

En un recorrido realizado por El Sol de México se constató que las pipas de la alcaldía y de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) abastecían constantemente a los vecinos, a quienes llenaban tinacos y cisternas.

Lejos de faltar el agua, hubo vecinos que incluso se dieron tiempo de lavar sus automóviles, incluso cuando el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) llamó a los ciudadanos a racionar el agua y no usar de más el líquido.

La señora Trejo Cruz dijo que desde hace unos meses se llegó a un acuerdo para que la alcaldía surta de pipas una vez por semana todas las casas de esta colonia, ya que antes debían hacer fila en un módulo de atención desde las cuatro de la mañana para obtener el servicio.

GANAR UNA SONRISA

Mientras la señora Bertha cuenta que el abastecimiento por pipas es la regla en su colonia, el encargado del carro tanque de la Conagua, Luis Galicia, está de arriba abajo brindando el servicio a los vecinos de la calle Villa Eloísa.

Hacia el mediodía de ayer llevaba solamente un viaje, pero explica que esto es así, ya que debe acudir a cada casa que le solicitan el servicio. Aunque consideró que el esquema de operación es algo lento, reconoció que garantiza el abasto a cada vecino afectado.

El señor Galicia tiene detrás 25 años de carrera en la Conagua y admite que a estas alturas, pese a los riesgos de representa repartir agua en zonas de carestía, su mejor paga es la sonrisa de la gente a cambio del servicio, porque sabe que les da vida.

“Una mala palabra, un mal tono de voz o un mal ademán, la gente lo va a tomar a mal", manifestó. Siempre debemos salir con la mejor sonrisa y la bendición de Dios a servir. Fue lo que me inculcó mi abuelo: siempre un buenos días, un Dios te bendiga, rompe barreras”, compartió.