El programa Alto al Fuego de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), que brinda apoyo a personas en riesgo de violencia, opera con poco presupuesto y sin un programa de capacitación para las personas que imparten los talleres y terapias a los beneficiarios.
El programa arrancó en junio de 2021 únicamente en la alcaldía Álvaro Obregón, en donde en dicho año benefició a 93 personas con talleres de ayuda psicoemocional; sesiones individuales; acciones y canalización para la superación de traumas por arma de fuego; y terapias para el manejo de emociones.
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Además, los beneficiarios que asistan a los talleres o terapias reciben una ayuda económica durante un periodo de cuatro meses. Los apoyos van desde los mil pesos mensuales hasta los dos mil. En casos especiales, el programa otorga apoyos únicos de 800 pesos.
“A través de las transferencias monetarias que se recibirán, ya sea por cuatro meses máximo al acudir a alguno de los tres talleres contemplados, o bien, del apoyo económico para alimentos o medicamentos, se podrán cubrir necesidades inmediatas que les permitirán comenzar a alejarse de los círculos de violencia, contribuyendo a la construcción del bienestar y la resiliencia de las personas beneficiarias”, indica la descripción de servicios del programa.
Sin embargo, de acuerdo con el Informe Final de la Evaluación Interna del Programa Social Alto al Fuego de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), el programa presenta retrasos en la planeación de actividades debido al poco presupuesto, que además complica la expansión de éste a otras demarcaciones, pues en 2021 sólo tuvo 494 mil pesos de presupuesto.
Además, el informe señala que no cuenta con un programa de capacitación anual para las personas que imparten cursos y talleres, y recomienda que debe de existir la creación de expedientes electrónicos, así como mejorar la presentación de actividades y programas.
“Es necesaria una mayor participación presupuestal, a fin de ampliar la cobertura del Programa, incluso para intervenir en un mayor número de Demarcaciones Territoriales”.
El programa trabaja sobre cuatro ejes: talleres para población en alto riesgo de sufrir o ejercer violencia, o que puedan presentar conductas antisociales; sesiones individuales; acciones y canalización para la superación de traumas por arma de fuego; y terapias para manejo de emociones.
“Se acercarán los beneficios del programa a quienes han visto vulnerados uno o algunos de sus derechos sociales y se contribuirá a la reconstrucción del tejido social de las comunidades que más lo necesitan”, indica el informe de evaluación.
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El programa surge tras los índices delictivos y portación de armas en la Ciudad de México, pues aunque ha habido una reducción en la percepción de inseguridad, ha aumentado los delitos con portación de armas de fuego de 2017 a 2020, de acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
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