/ martes 20 de marzo de 2018

Damnificados del sismo 19-S, de albergue en albergue para sobrevivir

El terremoto del 19S los dejó sin hogar y sin certidumbre, algunos viven en campamentos, otros han habitado en tres diferentes

María Teresa Molina tiene 80 años, es damnificada de un edificio ubicado en la avenida Pacífico dañado por el terremoto del 19 de septiembre donde vivía en un departamento con su hermana y quien contó que por su edad “no soy sujeta de crédito blanco, verde o rojo”, por lo que su situación es incierta.

Afectada por dicho movimiento telúrico, Patricia Castelo, vecina del inmueble de Zapata 252, colonia Santa Cruz Atoyac, va para los seis meses de vivir en la calle donde, aseguró, ha perdido la estabilidad y su espacio.

Doña María Teresa está refugiada en el Centro Cultural de la colonia Centinela, delegación Coyoacán, y es el tercer albergue en donde vive desde el 19 de septiembre, uno fue Cafetales y otro en Villa Olímpica y los cuales fueron levantados por las autoridades. Narró que al edificio donde vivía con su hermana se le movió la estructura, y su pariente se fue a vivir con su familia, mientras que ella está refugiada en ese campamento.

A pesar de todo, comentó que vivir en albergues no se le ha hecho difícil, “aunque no tengo las comodidades que tenía en mi casa” y la alimentación, confió, no le falta porque les dan de desayunar y comer.

“No veo una situación a futuro”, y expresó que contestó el cuestionario que le entregó la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso), pero consideró difícil, por su edad, que le otorguen un crédito.

Recordó que en el edificio donde vivía había 26 personas con quienes perdió todo contacto y en el albergue no establece relaciones con nadie.

Reclamo

Sobre la avenida Zapata, casi esquina con División del Norte, una manta cierra el paso a los vehículos, pues los vecinos del conjunto habitacional con el número 252 mantienen su campamento montado en plena calle a pesar de la inconformidad de los negocios cercanos y la delegación Benito Juárez. El multifamiliar tiene tres torres, la primera con siete pisos y dos locales comerciales, las otras dos torres tienen seis pisos, en total hay 114 departamentos, los cuales tienen de 50 a 60 metros cuadrados con dos y una recámara.

El reclamo vecinal es que el Instituto para la Seguridad de las Construcciones de la Ciudad de México les dé el dictamen estructural de los tres inmuebles y el estudio de mecánica de suelos, a fin de verificar que puede ser rehabitables.

En total son 116 familias las damnificadas a quienes el gobierno capitalino les prometió un lugar donde vivir en lo que se veía la situación de sus edificios, pero los hoteleros de la Ciudad de México fueron los que se negaron a darles cuartos y solo accedieron a dejarlos vivir en ellos por dos o tres días.

La mayoría de los residentes se fue a vivir con sus familiares o rentaron en un departamento por ahí, aunque se organizaron para montar guardias frente a dicha dirección.

Patricia Castelo reconoció que las autoridades locales les ofrecieron bodegas para guardar sus cosas en lo que se decide la suerte de ese edificio. Dijo que ya se acercaron del gobierno federal para ofrecerle un crédito para la reparación de su vivienda con un interés del 9% anual.

De las tres torres de Zapata 252, la B es de las más dañadas, pues tiene sus pilotes afectados y es necesario reforzarlos. El conjunto habitacional se asentó sobre un manto freático y ahora ya no tiene agua, por lo que se desconoce la situación en que están los cimientos.

De la vida en la calle, comentó que los vecinos de la zona aún los apoyan con víveres y que antes les daban comida caliente, la cual ya no han recibido. Contó que algunos vecinos trabajaban en sus casas, hacían traducciones y otras labores, pero ahora con las viviendas en peligro de derrumbarse se han quedado sin ingresos.

El resultado de los estudios que les han entregado indicó que los tres edificios son rescatables, pero se necesitan los dos análisis mencionados para emprender las obras de recuperación.

Con sus propias manos

En el refugio ubicado en el Centro Cultural de la colonia Centinela, también está albergado José Antonio Tello, quien vivía en una casa ubicada en la Calzada de Las Bombas, colonia Girasoles, delegación Coyoacán, la cual quedó muy afectada por lo que él y sus familiares la demolieron con sus manos.

Denunció que han tenido un nulo acercamiento de las autoridades y que solamente han recibido el beneficio de los tres mil pesos de renta que dio el gobierno local por tres meses, sin que se les diera otro tipo de apoyo.

María Teresa Molina tiene 80 años, es damnificada de un edificio ubicado en la avenida Pacífico dañado por el terremoto del 19 de septiembre donde vivía en un departamento con su hermana y quien contó que por su edad “no soy sujeta de crédito blanco, verde o rojo”, por lo que su situación es incierta.

Afectada por dicho movimiento telúrico, Patricia Castelo, vecina del inmueble de Zapata 252, colonia Santa Cruz Atoyac, va para los seis meses de vivir en la calle donde, aseguró, ha perdido la estabilidad y su espacio.

Doña María Teresa está refugiada en el Centro Cultural de la colonia Centinela, delegación Coyoacán, y es el tercer albergue en donde vive desde el 19 de septiembre, uno fue Cafetales y otro en Villa Olímpica y los cuales fueron levantados por las autoridades. Narró que al edificio donde vivía con su hermana se le movió la estructura, y su pariente se fue a vivir con su familia, mientras que ella está refugiada en ese campamento.

A pesar de todo, comentó que vivir en albergues no se le ha hecho difícil, “aunque no tengo las comodidades que tenía en mi casa” y la alimentación, confió, no le falta porque les dan de desayunar y comer.

“No veo una situación a futuro”, y expresó que contestó el cuestionario que le entregó la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso), pero consideró difícil, por su edad, que le otorguen un crédito.

Recordó que en el edificio donde vivía había 26 personas con quienes perdió todo contacto y en el albergue no establece relaciones con nadie.

Reclamo

Sobre la avenida Zapata, casi esquina con División del Norte, una manta cierra el paso a los vehículos, pues los vecinos del conjunto habitacional con el número 252 mantienen su campamento montado en plena calle a pesar de la inconformidad de los negocios cercanos y la delegación Benito Juárez. El multifamiliar tiene tres torres, la primera con siete pisos y dos locales comerciales, las otras dos torres tienen seis pisos, en total hay 114 departamentos, los cuales tienen de 50 a 60 metros cuadrados con dos y una recámara.

El reclamo vecinal es que el Instituto para la Seguridad de las Construcciones de la Ciudad de México les dé el dictamen estructural de los tres inmuebles y el estudio de mecánica de suelos, a fin de verificar que puede ser rehabitables.

En total son 116 familias las damnificadas a quienes el gobierno capitalino les prometió un lugar donde vivir en lo que se veía la situación de sus edificios, pero los hoteleros de la Ciudad de México fueron los que se negaron a darles cuartos y solo accedieron a dejarlos vivir en ellos por dos o tres días.

La mayoría de los residentes se fue a vivir con sus familiares o rentaron en un departamento por ahí, aunque se organizaron para montar guardias frente a dicha dirección.

Patricia Castelo reconoció que las autoridades locales les ofrecieron bodegas para guardar sus cosas en lo que se decide la suerte de ese edificio. Dijo que ya se acercaron del gobierno federal para ofrecerle un crédito para la reparación de su vivienda con un interés del 9% anual.

De las tres torres de Zapata 252, la B es de las más dañadas, pues tiene sus pilotes afectados y es necesario reforzarlos. El conjunto habitacional se asentó sobre un manto freático y ahora ya no tiene agua, por lo que se desconoce la situación en que están los cimientos.

De la vida en la calle, comentó que los vecinos de la zona aún los apoyan con víveres y que antes les daban comida caliente, la cual ya no han recibido. Contó que algunos vecinos trabajaban en sus casas, hacían traducciones y otras labores, pero ahora con las viviendas en peligro de derrumbarse se han quedado sin ingresos.

El resultado de los estudios que les han entregado indicó que los tres edificios son rescatables, pero se necesitan los dos análisis mencionados para emprender las obras de recuperación.

Con sus propias manos

En el refugio ubicado en el Centro Cultural de la colonia Centinela, también está albergado José Antonio Tello, quien vivía en una casa ubicada en la Calzada de Las Bombas, colonia Girasoles, delegación Coyoacán, la cual quedó muy afectada por lo que él y sus familiares la demolieron con sus manos.

Denunció que han tenido un nulo acercamiento de las autoridades y que solamente han recibido el beneficio de los tres mil pesos de renta que dio el gobierno local por tres meses, sin que se les diera otro tipo de apoyo.

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