/ domingo 26 de febrero de 2017

200 mil mexicanos en EU sin identificación

POR SAÚL HERNÁNDEZ Cuando Rubén –nombre ficticio paraproteger su identidad– estaba por terminar la preparatoria, sedio cuenta de que no podría seguir estudiando. No fue por falta deaptitudes, pues siempre demostró ser un estudiante brillante, sinopor la ausencia de un documento que hoy también le impide desdeconseguir un empleo hasta subirse a un avión: su acta denacimiento.

Este joven nació hace 21 años en Pajacuarán, un municipio delnoroeste de Michoacán que no rebasa los 20 mil habitantes. De suinfancia en México poco recuerda porque a sus cuatro años élemprendió con su madre y su hermana el peligroso viaje para cruzarilegalmente a Estados Unidos.

Rubén no fue registrado al nacer y sus padres tampocotramitaron su acta de nacimiento antes de buscar “el sueñoamericano”. Nunca contó con un papel oficial que acreditara sunacionalidad y esto lo ha condenado a vivir en una dobleinvisibilidad: no aparece en los registros del país que lo vionacer y mucho menos en el país al que emigró.

Sin nada que demuestre quién es o cómo se llama, estáimposibilitado para tramitar otros documentos básicos en EstadosUnidos como su licencia de conducir o su identificación estatal. Ysin estos papeles, tampoco puede comprobar legalmente su mayoríade edad, abrir una cuenta bancaria, viajar dentro de territorioestadunidense, obtener un empleo o ir a la Universidad.

La falta de un acta de nacimiento también lo privó de serbeneficiario del Programa de Acción Diferida para los Llegados enla Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), creado bajo laadministración de Barack Obama para amparar de la deportación alos llamados dreamers, jóvenes que ingresaron a Estados Unidos demanera irregular cuando apenas eran unos niños.

Es así como el sueño americano de pronto se convirtió paraél en una pesadilla: “Hay veces que me entra un coraje inmenso,pero normalmente es una depresión al saber que siempre estoyamarrado en un lugar”, cuenta.

Es difícil calcular cuántos compatriotas viven en EstadosUnidos como él. Ellos no aparecen en ninguna estadística oficial,aunque organizaciones como el Instituto México del Woodrow WilsonCenter y Be Foundation estiman que al menos 200 mil mexicanosenfrentan esta condición. Para Karen Mercado, directora de BeFoundation, bien podrían llegar al millón de personas.

A su ya de por sí difícil situación ahora se agrega lapolítica antiinmigrante del nuevo presidente de Estados Unidos,Donald Trump. Y es que al carecer de papeles que demuestren suidentidad no pueden tramitar un pasaporte o una matrícula consularpara posteriormente regularizar su situación migratoria.

Y si son detenidos, advierte Mercado, viven en un limbojurídico porque son deportados a un país que no reconoce suexistencia. “Hay casos de personas que pasan meses en centros dedetención porque no tienen forma de demostrar su nacionalidad yestán al margen de toda protección consular”, señala.

Entre tantas puertas cerradas, para estos inmigrantes se abreuna oportunidad que les permitirá salir de las sombras. El pasadoviernes 17 de febrero, los Consulados mexicanos en Estados Unidoscomenzaron a emitir actas de nacimiento a quienes no fueronregistrados en su momento en México, o al menos así lo informóla Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).

Sin embargo, organizaciones civiles e inmigrantes entrevistadospor este medio acusan que los Consulados no están haciendo sutrabajo con rapidez y en algunos casos siguen negando elservicio.

DIEZ MESES DETARDANZA

En junio de 2014 se elevó a rango constitucional el derecho ala identidad y la gratuidad del registro de nacimiento en México,pero quienes ya vivían en Estados Unidos no podían beneficiarsede esta reforma porque los Consulados no podían registrar aquienes nunca habían sido inscritos en nuestro país.

Karen Mercado acusa que la Cancillería mexicana negó laexistencia del problema y al no encontrar una respuesta favorableen el Gobierno federal, la organización que preside decidiócabildear en el Senado de la República una segunda reforma, estavez al artículo 44 de la Ley del Servicio Exterior Mexicano. Laidea era facultar a los Consulados para expedir actas de nacimientoa quienes migraron sin haber sido registrados en México.

Olga García Guillén, directora general de Servicios Consularesde la SRE, afirma que ellos no negaron la problemática sino quebuscaron la mejor manera de solventarla.

Como sea, la iniciativa se convirtió en ley en abril del añopasado, pero fue hasta hace unos días que los Consulados mexicanosla comenzaron a instrumentar.

La senadora Gabriela Cuevas, presidenta de la Comisión deRelaciones Exteriores, y quien fue pieza clave en la aprobación dela reforma, recriminó al Gobierno federal la demora de casi diezmeses para ponerla en marcha.

“Nos da tristeza que en un momento tan complejo como el que sevivió el año pasado, con el discurso antinmigrante [de Trump]…se haya tardado tanto el Gobierno de la República en implementaruna reforma de esta magnitud”, expresó Cuevas en conferencia deprensa el pasado 22 de febrero.

Mercado coincide en que la implementación de la reforma llegótarde: “Este tipo de iniciativas deben entrar en vigor enseguiday más en estos tiempos tan complicados para los inmigrantes; elque apenas se hayan abierto las puertas de los Consulados indicaque la Cancillería esperó hasta el último momento”.

En respuesta, la embajadora García Guillén indica que losConsulados se ajustaron a lo establecido en el artículo 82 delreglamento a la Ley del Servicio Exterior Mexicano publicado enagosto del año pasado, y que les concedió seis meses a partir deesa fecha para tener listos los lineamientos con los que sellevaría esta ley a la práctica.

Además, tenían que incluir los ajustes sugeridos por laComisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer). “Pareciera sermucho tiempo, pero tenemos que cumplir con todos estosrequerimientos legales que nos tomaron por lo menos un par de mesestambién”, explicó.

Y TRAS LA ESPERA… A ESPERARMÁS

Rubén vive con su familia en Wisconsin, un Estado en el queresiden alrededor de 71 mil indocumentados, 52 mil de ellosmexicanos. Allí pudo estudiar hasta el doceavo año de high school(lo que en México corresponde al último año de bachillerato) consolo su fe de bautismo. Luego le fue imposible ir a la Universidado buscar un empleo.

Muchas veces solicitó ayuda en el Consulado de Chicago –elmás cercano al lugar donde vive– pero siempre le decían que nopodían hacer nada por él. Hoy su historia puede cambiar con lanueva reforma, aunque no ha sido nada fácil.

De acuerdo con los lineamientos hechos por la SRE, si alguiencomo Rubén desea tramitar su acta de nacimiento necesitacomparecer personalmente ante el Consulado; entregar un escritobajo protesta de decir verdad con su información personal y contarcon su certificado de nacimiento o alumbramiento emitido por laclínica de salud o una partera certificada.

Le exigen además cualquier documentación oficial que compruebesu identidad, original y copia certificada de cualquier documentooficial que demuestre la nacionalidad mexicana de sus padres y dostestigos de asistencia mayores de 18 años de edad con susrespectivas identificaciones.

Reunir todos esos requisitos requirió a la familia de Rubéndos meses. Pudo ser una misión imposible de no ser porque una tíalo apoyó desde México para tramitar y recolectar esos papeles.Él finalmente acudió al Consulado para registrase, pero lapersona en ventanilla que lo atendió le indicó que su acta denacimiento tardaría tres meses. En la era Trump, tres meses puedenconvertirse en una eternidad para cualquier indocumentado.

A este joven se le quiebra la voz cuando lo cuenta. “Con todolo que está pasando, tres meses significa demasiado tiempo paramí. Cuando hablé al Consulado y me dijeron eso dije: ¡no, no,no! Uno nunca sabe qué es lo que va a pasar porque hay muchoracismo”, explica Zamora.

Olga García reconoce que los lineamientos establecen un periodode hasta 60 días hábiles para que los cónsules determinen siprocede o no el registro de nacimiento, pero eso no significa quenecesariamente tengan que tardar todo ese tiempo.

“Si ellos [los solicitantes] tienen su documentación entoncesel cónsul no tendría que esperarse 60 días para realizar lainvestigación”, señala.

El tiempo de casi tres meses, argumenta la funcionaria, respondea que los Consulados no pueden emitir un acta de nacimiento sinantes cerciorarse que la persona que la solicita es mexicana: “nolo puedo hacer con la palabra de la persona, necesitoevidencias”. Pero Rubén entregó sus papeles y aun así larespuesta fue que volviera en tres meses.

De no agilizarse su proceso, él tendrá que esperar hasta mayopara ser reconocido oficialmente como mexicano. Mientras tantotendrá que seguir viviendo una especie de apatridia en un paísque endurece más sus políticas migratorias.

CONSULADOS NIEGANSERVICIO

A seis días de que la Cancillería diera luz verde a losConsulados para registrar a los doblemente indocumentados, habíaoficinas que aún no brindaban el servicio.

Teresa Márquez acudió al Consulado de Los Ángeles la mañanadel 23 de febrero con todos los papeles para tramitar el acta denacimiento de su sobrina, pero las autoridades consulares senegaron a hacerlo.

“Me dicen que todavía no está abierta la ventanilla, que esapetición fue aprobada pero que aún no funciona. Que lo que estánhaciendo ahorita es [tramitar actas] para personas que fueronregistradas en México”, relató Teresa a este medio tras salirdel Consulado.

Be Foundation recibió ese mismo día quejas similares de losConsulados de Dallas y Houston, en Texas, mientras que en otrosestados los reportes tuvieron que ver con el tiempo en que tardarála expedición del acta.

“Es terrible que se burocratice esta ley, urge que sea deimplementación ágil, pronta y expedita”, exige Mercado. Ysentencia: “Lo que está haciendo Cancillería es poner barrerasa este derecho”.

POR SAÚL HERNÁNDEZ Cuando Rubén –nombre ficticio paraproteger su identidad– estaba por terminar la preparatoria, sedio cuenta de que no podría seguir estudiando. No fue por falta deaptitudes, pues siempre demostró ser un estudiante brillante, sinopor la ausencia de un documento que hoy también le impide desdeconseguir un empleo hasta subirse a un avión: su acta denacimiento.

Este joven nació hace 21 años en Pajacuarán, un municipio delnoroeste de Michoacán que no rebasa los 20 mil habitantes. De suinfancia en México poco recuerda porque a sus cuatro años élemprendió con su madre y su hermana el peligroso viaje para cruzarilegalmente a Estados Unidos.

Rubén no fue registrado al nacer y sus padres tampocotramitaron su acta de nacimiento antes de buscar “el sueñoamericano”. Nunca contó con un papel oficial que acreditara sunacionalidad y esto lo ha condenado a vivir en una dobleinvisibilidad: no aparece en los registros del país que lo vionacer y mucho menos en el país al que emigró.

Sin nada que demuestre quién es o cómo se llama, estáimposibilitado para tramitar otros documentos básicos en EstadosUnidos como su licencia de conducir o su identificación estatal. Ysin estos papeles, tampoco puede comprobar legalmente su mayoríade edad, abrir una cuenta bancaria, viajar dentro de territorioestadunidense, obtener un empleo o ir a la Universidad.

La falta de un acta de nacimiento también lo privó de serbeneficiario del Programa de Acción Diferida para los Llegados enla Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), creado bajo laadministración de Barack Obama para amparar de la deportación alos llamados dreamers, jóvenes que ingresaron a Estados Unidos demanera irregular cuando apenas eran unos niños.

Es así como el sueño americano de pronto se convirtió paraél en una pesadilla: “Hay veces que me entra un coraje inmenso,pero normalmente es una depresión al saber que siempre estoyamarrado en un lugar”, cuenta.

Es difícil calcular cuántos compatriotas viven en EstadosUnidos como él. Ellos no aparecen en ninguna estadística oficial,aunque organizaciones como el Instituto México del Woodrow WilsonCenter y Be Foundation estiman que al menos 200 mil mexicanosenfrentan esta condición. Para Karen Mercado, directora de BeFoundation, bien podrían llegar al millón de personas.

A su ya de por sí difícil situación ahora se agrega lapolítica antiinmigrante del nuevo presidente de Estados Unidos,Donald Trump. Y es que al carecer de papeles que demuestren suidentidad no pueden tramitar un pasaporte o una matrícula consularpara posteriormente regularizar su situación migratoria.

Y si son detenidos, advierte Mercado, viven en un limbojurídico porque son deportados a un país que no reconoce suexistencia. “Hay casos de personas que pasan meses en centros dedetención porque no tienen forma de demostrar su nacionalidad yestán al margen de toda protección consular”, señala.

Entre tantas puertas cerradas, para estos inmigrantes se abreuna oportunidad que les permitirá salir de las sombras. El pasadoviernes 17 de febrero, los Consulados mexicanos en Estados Unidoscomenzaron a emitir actas de nacimiento a quienes no fueronregistrados en su momento en México, o al menos así lo informóla Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).

Sin embargo, organizaciones civiles e inmigrantes entrevistadospor este medio acusan que los Consulados no están haciendo sutrabajo con rapidez y en algunos casos siguen negando elservicio.

DIEZ MESES DETARDANZA

En junio de 2014 se elevó a rango constitucional el derecho ala identidad y la gratuidad del registro de nacimiento en México,pero quienes ya vivían en Estados Unidos no podían beneficiarsede esta reforma porque los Consulados no podían registrar aquienes nunca habían sido inscritos en nuestro país.

Karen Mercado acusa que la Cancillería mexicana negó laexistencia del problema y al no encontrar una respuesta favorableen el Gobierno federal, la organización que preside decidiócabildear en el Senado de la República una segunda reforma, estavez al artículo 44 de la Ley del Servicio Exterior Mexicano. Laidea era facultar a los Consulados para expedir actas de nacimientoa quienes migraron sin haber sido registrados en México.

Olga García Guillén, directora general de Servicios Consularesde la SRE, afirma que ellos no negaron la problemática sino quebuscaron la mejor manera de solventarla.

Como sea, la iniciativa se convirtió en ley en abril del añopasado, pero fue hasta hace unos días que los Consulados mexicanosla comenzaron a instrumentar.

La senadora Gabriela Cuevas, presidenta de la Comisión deRelaciones Exteriores, y quien fue pieza clave en la aprobación dela reforma, recriminó al Gobierno federal la demora de casi diezmeses para ponerla en marcha.

“Nos da tristeza que en un momento tan complejo como el que sevivió el año pasado, con el discurso antinmigrante [de Trump]…se haya tardado tanto el Gobierno de la República en implementaruna reforma de esta magnitud”, expresó Cuevas en conferencia deprensa el pasado 22 de febrero.

Mercado coincide en que la implementación de la reforma llegótarde: “Este tipo de iniciativas deben entrar en vigor enseguiday más en estos tiempos tan complicados para los inmigrantes; elque apenas se hayan abierto las puertas de los Consulados indicaque la Cancillería esperó hasta el último momento”.

En respuesta, la embajadora García Guillén indica que losConsulados se ajustaron a lo establecido en el artículo 82 delreglamento a la Ley del Servicio Exterior Mexicano publicado enagosto del año pasado, y que les concedió seis meses a partir deesa fecha para tener listos los lineamientos con los que sellevaría esta ley a la práctica.

Además, tenían que incluir los ajustes sugeridos por laComisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer). “Pareciera sermucho tiempo, pero tenemos que cumplir con todos estosrequerimientos legales que nos tomaron por lo menos un par de mesestambién”, explicó.

Y TRAS LA ESPERA… A ESPERARMÁS

Rubén vive con su familia en Wisconsin, un Estado en el queresiden alrededor de 71 mil indocumentados, 52 mil de ellosmexicanos. Allí pudo estudiar hasta el doceavo año de high school(lo que en México corresponde al último año de bachillerato) consolo su fe de bautismo. Luego le fue imposible ir a la Universidado buscar un empleo.

Muchas veces solicitó ayuda en el Consulado de Chicago –elmás cercano al lugar donde vive– pero siempre le decían que nopodían hacer nada por él. Hoy su historia puede cambiar con lanueva reforma, aunque no ha sido nada fácil.

De acuerdo con los lineamientos hechos por la SRE, si alguiencomo Rubén desea tramitar su acta de nacimiento necesitacomparecer personalmente ante el Consulado; entregar un escritobajo protesta de decir verdad con su información personal y contarcon su certificado de nacimiento o alumbramiento emitido por laclínica de salud o una partera certificada.

Le exigen además cualquier documentación oficial que compruebesu identidad, original y copia certificada de cualquier documentooficial que demuestre la nacionalidad mexicana de sus padres y dostestigos de asistencia mayores de 18 años de edad con susrespectivas identificaciones.

Reunir todos esos requisitos requirió a la familia de Rubéndos meses. Pudo ser una misión imposible de no ser porque una tíalo apoyó desde México para tramitar y recolectar esos papeles.Él finalmente acudió al Consulado para registrase, pero lapersona en ventanilla que lo atendió le indicó que su acta denacimiento tardaría tres meses. En la era Trump, tres meses puedenconvertirse en una eternidad para cualquier indocumentado.

A este joven se le quiebra la voz cuando lo cuenta. “Con todolo que está pasando, tres meses significa demasiado tiempo paramí. Cuando hablé al Consulado y me dijeron eso dije: ¡no, no,no! Uno nunca sabe qué es lo que va a pasar porque hay muchoracismo”, explica Zamora.

Olga García reconoce que los lineamientos establecen un periodode hasta 60 días hábiles para que los cónsules determinen siprocede o no el registro de nacimiento, pero eso no significa quenecesariamente tengan que tardar todo ese tiempo.

“Si ellos [los solicitantes] tienen su documentación entoncesel cónsul no tendría que esperarse 60 días para realizar lainvestigación”, señala.

El tiempo de casi tres meses, argumenta la funcionaria, respondea que los Consulados no pueden emitir un acta de nacimiento sinantes cerciorarse que la persona que la solicita es mexicana: “nolo puedo hacer con la palabra de la persona, necesitoevidencias”. Pero Rubén entregó sus papeles y aun así larespuesta fue que volviera en tres meses.

De no agilizarse su proceso, él tendrá que esperar hasta mayopara ser reconocido oficialmente como mexicano. Mientras tantotendrá que seguir viviendo una especie de apatridia en un paísque endurece más sus políticas migratorias.

CONSULADOS NIEGANSERVICIO

A seis días de que la Cancillería diera luz verde a losConsulados para registrar a los doblemente indocumentados, habíaoficinas que aún no brindaban el servicio.

Teresa Márquez acudió al Consulado de Los Ángeles la mañanadel 23 de febrero con todos los papeles para tramitar el acta denacimiento de su sobrina, pero las autoridades consulares senegaron a hacerlo.

“Me dicen que todavía no está abierta la ventanilla, que esapetición fue aprobada pero que aún no funciona. Que lo que estánhaciendo ahorita es [tramitar actas] para personas que fueronregistradas en México”, relató Teresa a este medio tras salirdel Consulado.

Be Foundation recibió ese mismo día quejas similares de losConsulados de Dallas y Houston, en Texas, mientras que en otrosestados los reportes tuvieron que ver con el tiempo en que tardarála expedición del acta.

“Es terrible que se burocratice esta ley, urge que sea deimplementación ágil, pronta y expedita”, exige Mercado. Ysentencia: “Lo que está haciendo Cancillería es poner barrerasa este derecho”.

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