“Ya nos toca”, con esta frase que define como su preeslogan de campaña, Gustavo de Hoyos resume su intención de convertirse, desde la sociedad civil, en el candidato a la Presidencia de la República de la coalición Va por México, integrada por el PRI, PAN y PRD.
“A los partidos, lo digo una y otra vez, solos no les alcanza aunque sean una coalición de tres o de cuatro, podría ser funcional, pero no suficiente para lograr la alternancia. Yo lo que estoy planteando es que sí o sí debe haber un nuevo acuerdo entre esa clase política y las organizaciones de la sociedad civil”, dice en entrevista con El Sol de México el expresidente de la Coparmex.
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Pero el tiempo apremia y tras el proceso electoral en el Estado de México y Coahuila, Morena está por definir las reglas para la elección de su candidato, del lado de la oposición, nada, ni los tiempos ni el método. Aun así, De Hoyos Walter rechaza que la coalición esté desorganizada o rebasada.
Recuerda que desde su papel como activista de la sociedad civil tuvo la responsabilidad de negociar para que partidos antagónicos se pusieran de acuerdo y se conformara primero una coalición electoral, luego una legislativa, política y que luego fuera jurídica, pero ha llegado a un nuevo momento de complejidad en el cual se tiene que definir “qué tipo de oposición, qué tipo de coalición vamos a tener de cara a la elección 2024”.
En su opinión, lo que falta es integrar al componente más importante que es la sociedad civil. En concreto, su propuesta es que en el proceso de definición de candidaturas la opinión de la sociedad civil tenga peso y que al menos 50 por ciento, desde la Presidencia hasta la regiduría del municipio más apartado del país, sean ocupadas por ciudadanos sin partido.
¿Son suficientes seis o siete meses para construir una candidatura?, se le pregunta y su respuesta es que “hay tiempito, pero hay que actuar rápido”. En su caso, dice, ha recorrido el país en los últimos siete años y asegura que el reconocimiento de su nombre entre la población abierta ya anda arriba de 40 por ciento, lo cual para un ciudadano de a pie es bastante representativo. Claro, hay políticos profesionales que están a niveles de 60 por ciento y 70 por ciento, pero pone de ejemplo al presidente de Ucrania, que surgió de la sociedad civil y ahora es un líder que inspira a los estadistas.
“Díganme qué partido político, incluido el oficialismo, podría realizar las movilizaciones que convocamos en febrero de este año (en contra de la reforma electoral del Presidente) o la del día 13 de noviembre del año pasado (en defensa del INE). ¿Qué significa? Que aunque no tenemos un edificiote como los partidos ahí hay un apetito por participar, y esa es la cancha que yo represento”.
La narrativa oficial dice que Morena ya ganó la elección de 2024 y que ahorita solamente lo que estaría por disputarse es la mayoría calificada en el Congreso. Qué significa eso, ¿es inevitable?
Uno que le va a las Chivas nunca le va a ir al América, pero en política sí, en política, los mismos mexicanos que votaron por el PRI llevaron en el 2000 a Fox a la Presidencia
Es propaganda oficial. Suelo decir que a los mexicanos se nos puso desde el año 2000 la alternancia (…) uno que le va a las Chivas nunca le va a ir al América, pero en política sí. En política, los mismos mexicanos que votaron por el PRI llevaron en el 2000 a Fox a la Presidencia, 12 años después le dieron otra vez la confianza al PRI y llevaron a Peña Nieto. Y buena parte de esa población, en 2018, votó por López Obrador.
Entonces, yo lo que sostengo es que la única constante verdadera —y no es mi opinión, son los datos—, del electorado mexicano es que le gusta cambiar. Qué se necesita, que ya cuando estemos en el cuadrilátero el candidato del oficialismo y el candidato o candidata de la oposición, la propuesta de este lado es que sea convincente, tenga una buena causa, que sea inspiradora, que pueda levantar la voz sin que le jalen la cola. Si esos atributos se dan no hay ninguna historia que esté ya definida o cantada. Ese es simplemente un buen cuento que han estado repitiendo, con la dominancia que tiene el campeón, que es el que está en el gobierno.
Respecto a qué tipo de candidato se requiere en un clima político como el actual, señala que el principal retroceso de este gobierno es la polarización, la pretensión de imponer un pensamiento único. Y en este sentido, señala que desde que formalizó su intención de ir por la Presidencia ha moderado su tono y adelanta cómo sería su candidatura.
De Hoyos explica que si bien su candidatura será de posiciones firmes no puede ser maniquea, que solamente vea negro o blanco, y parta de la idea de que todo lo actual es malo o que todo lo de atrás era bueno. “Estoy, por ejemplo, a favor de la austeridad en la institución presidencial. Me parece que los programas sociales llegaron para quedarse, e incluso yo lo que planteo es que tienen que profundizarse más y, por ejemplo, en el caso de los adultos mayores, a ciertos segmentos de la población tiene que triplicarse, a los que estén en pobreza extrema, y a los que están en pobreza patrimonial duplicarse, no solamente mantenerse”.
En materia de prestaciones laborales, recuerda que propuso a López Obrador, cuando era candidato, la ruta para que los salarios llegaran a la línea del bienestar familiar, el incremento en las vacaciones y en las aportaciones a las pensiones.
Yo propongo una visión de país ganadora, con propuestas específicas, que no esté anclada en los rencores ni en las propuestas maniqueas
También, dice, habrá que señalar los graves errores que se han cometido, por ejemplo, el voluntarismo en la inversión pública, invertir sólo en lo que le gusta al Presidente y no en donde lo requiere el país, la polarización, el retroceso hacia el centralismo, y, desde luego, los ataques al régimen republicano.
De Hoyos Walter, quien se define como un forastero entre los partidos, pero con credibilidad, se compara con la que parece ser la puntera de la propuesta oficialista. “Mientras ahí encontramos una propuesta que maximiza la polarización, que prácticamente está planteando ir a tomar dictado al rancho de Chiapas todos los sábados de lo que tiene que ser la política de la semana que entra, yo lo que propongo es una visión de país ganadora, con propuestas específicas, que no esté anclada en los rencores ni en las propuestas maniqueas, como dije hace un momento, sino que construya con lo mejor que hay hoy y con lo mejor que se puede tener hacia el futuro”.
--Es cliente constante en la mañanera de Palacio. ¿Esto le ha ayudado a que identifiquen el nombre de Gustavo de Hoyos?
Sí, la verdad debo llegar a la velita 150 del pastel de las menciones. El primer cliente es (Felipe) Calderón, el segundo es Claudio (X. González) y yo soy como el tercer cliente frecuente, si hubiera categorías estaría en Titanio.
En lo personal no me molesta. También debo decir que el Presidente nunca se ha metido con mi vida privada, conmigo en lo personal. No me ha fastidiado fiscalmente, entonces yo lo considero como parte de una estrategia de comunicación política, así es que bienvenido y de aquí al fin de sexenio si me quiere mencionar otras 200 veces pues a todo dar.
Mientras la retórica y la discusión política esté en esa cancha uno puede transitar con tranquilidad
--¿Tiene miedo Gustavo de Hoyos?
Ya tuve enfrentamientos muy severos con el expresidente Peña Nieto y luego con López Obrador, ya llevo dos presidentes, espero que no tenga que lidiar con un tercero, pero la verdad es que no. Primero, creo que lo que siempre hago es discutir ideas y decisiones, no me meto con las personas y creo que mientras la retórica y la discusión política esté en esa cancha uno puede transitar con tranquilidad.
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También decirles que no tengo muertos en el clóset, mis recursos, mis bienes, cada peso que está en mi cuenta bancaria fue producto de una transferencia. Yo no tengo sobre amarillos, pagué impuestos por ellos. Tengo declaraciones presentadas desde que tengo 18 años, me han auditado muchas veces. Me considero una persona no que esté exenta de los ataques del poder, sino que pues me parece que puedo librarlos bien, además de que soy abogado, así que conozco mis derechos y luego, como dicen mis clientes, soy abogado y de los buenos.