CIUDAD DEL VATICANO. (OEM-Informex).- Más aumenta el progreso ymayor es el número de los excluidos. Esta es la gran injusticia dehoy... no concentrar el interés en las personas es un síntoma de“esclerosis espiritual”. Palabras fuertes, como de costumbre,pronunciadas por el papa Francisco con la que algunos definen“pontificia testarudez”, en la misa celebrada ante miles devagabundos, gente sin techo y migrantes, una semana antes de laconclusión del “Año Santo de la Misericordia”.
Ante este inusual auditorio y dirigiéndose contemporáneamentea la platea mundial, Bergoglio condenó por enésima ocasión la“indiferencia hacia los pobres” y la que ha llamado la“cultura del descarte”, subrayando que “es necesariopreocuparse cuando la consciencia es anestesiada y no hace caso delhermano que sufre o de los problemas serios del mundo”, que “seconvierten –acusó Francisco- únicamente en estribillos yaescuchados en los noticieros televisivos”.
Palabras de indudable impacto que evidenciaron una vez más unode los temas prioritarios por Francisco a lo largo de supontificado.
Bergoglio apuntó una vez más el índice contra del progreso“que descarta a los últimos, a los más pobres, porque seprefieren las cosas que pasan. Esto –precisó- es inaceptable,porque el hombre es el bien más preciado ante los ojos de Dios...y es grave acostumbrarse a este descarte...”.
Ignorar a quien sufre –dijo Francisco- “significa voltearla cara ante Dios... es un síntoma de esclerosis espiritual,cuando el interés se concentra en las cosas que hay que producir yno en las personas que hay que amar. De esta manera –puntualizó-nace la trágica contradicción de nuestro tiempo, es decir, másaumentan el progreso y las posibilidades, más son las personasmarginadas... se trata de una gran injusticia que debe preocuparnosmucho más que saber cuándo y cómo será el fin del mundo”.
La requisitoria de Bergoglio prosiguió, afirmando que “esnecesario abrir los ojos al prójimo, sobre todo, al hermanoolvidado y excluido”, por lo cual es necesario pedir al Señor“que nos aleje de las cosas que relumbran y que distraen, de losintereses y de los privilegios, del apego al poder y a la gloria,de la seducción del espíritu del mundo”.
En este contexto, Francisco citó al papa Pablo VI, quien dijoque “nuestra Madre Iglesia ve en particular a esa parte de lahumanidad que llora y sufre, porque sabe que estas personas lepertenecen por derecho evangélico”.
Por lo pronto, ayer se cerraron las puertas santas en todas lasdiócesis del mundo, incluyendo las de las otras tres basílicaspatriarcales o papales de Roma, es decir, San Juan de Letrán,Santa María la Mayor y San Pablo extramuros. Permanecerá abiertahasta el próximo domingo 20 de noviembre, cuando llegará a su finel Jubileo, convocado por Francisco (iniciado el 8 de diciembre delaño pasado), únicamente la de la Basílica de San Pedro.
Según las estadísticas fueron más de veinte millones laspersonas que llegaron a la Ciudad Eterna en ocasión de esteevento.