OTTIGNIES-LOUVAIN-LA NUEVE, Bélgica. El expresidente del Ecuador Rafael Correa denunció una “persecución política” después que la justicia ecuatoriana decidiera llamarlo a juicio, una decisión contra la que aseguró que dará la batalla ante la justicia internacional.
“Como no nos pueden ganar en las urnas, como no nos pueden derrotar, buscan todas estas excusas tremendamente graves”, es una “persecución política”, asegura Correa en una entrevista en Bélgica, donde reside desde su marcha del poder.
El mandatario ecuatoriano entre 2007 y 2017 reaccionó a la decisión la víspera de la jueza Daniella Camacho, de la Suprema Corte de Ecuador, de llamarlo a juicio por su presunta participación en el secuestro de un opositor en 2012 en Colombia.
Para Correa, la acción judicial, en su opinión plagada de “irregularidades” y un “fraude total”, “no tiene ningún futuro”. “Pretenden con eso tenerme desterrado siete, ocho años, hasta que prescriba” y “tenerme fuera el país para la próxima campaña, en marzo de 2019”, agrega.
Desde Bélgica, de donde es oriunda su esposa, el exjefe de Estado siempre ha negado cualquier implicación en los hechos y ha acusado a su vicepresidente de 2007 a 2013, y actual presidente Lenín Moreno, de orquestar un complot en su contra.
Preguntado sobre un eventual regreso para enfrentar el juicio, Correa lo descarta porque sería “regresar para que [le] masacren con la injusticia que vive el país”. “Todo está tomado. Ecuador tiene un golpe de Estado. No tenemos Corte Constitucional, la destituyeron”.
LA TRAICIÓN MÁS GRANDE
Muy popular en su década de gobierno, llamó a sus seguidores a “no perder el ánimo” y a preocuparse por “los perseguidos en el país”, como su también vicepresidente entre 2013 y 2017, Jorge Glas, quien cumple seis años de prisión por corrupción y que fue trasladado recientemente a un hospital.
Su defensa ahora pasa también por acudir ante instituciones internacionales, como hicieron en septiembre sus consejeros jurídicos que denunciaron esa “persecución judicial” ante el Relator Especial Especial de la ONU sobre la independencia de jueces, fiscales y abogados.
Sobre la petición de la justicia ecuatoriana a Interpol de una circular con él, Correa asegura que, aunque aún no tienen “comunicación oficial”, la organización de cooperación policial la rechazó.
“Si lo hubiera aceptado ya tendríamos la alerta roja. Y lo rechaza por ser un caso evidentemente político, es de libro de texto, es una persecución política”, subraya.
Para el exmandatario socialista, las acciones en su contra forma parte de una estrategia regional, basada en un “acoso judicial terrible, el famoso 'lawfare' (Guerra jurídica)” por parte de las élites locales de Ecuador “conectadas con las de los países hegemónicos”.