Ciudad del Vaticano.- El Papa Francisco, que viajará a Colombiaen septiembre próximo, volverá a América Latina en enero de 2018para visitar Chile y Perú, pero tampoco esta vez irá a su país.Una decisión, esta última, que Bergoglio ha aplazado siempre alo largo de sus cuatro años y cuatro meses de pontificado. Hastaahora ya ha visitado a seis países latinoamericanos, Brasil,Bolivia, Ecuador, Paraguay, Cuba y México, a los cuales seagregaran Colombia este año, Chile y Perú a inicios del próximo.¿Y Argentina?
Juan Pablo II se convirtió en el primer Papa no italianodespués de más de 400 años y pareció natural que visitara supaís natal, Polonia, apenas ocho meses después de su elección(su primer viaje en absoluto, en enero de 1979, lo realizó aMéxico). Su sucesor, Benedicto XVI, viajó por primera vez a supaís, Alemania, en agosto de 2005, cuatro meses después de suelección. Karol Wojtyla estuvo nueve veces en Polonia y Ratzingertres. Por lo tanto, es comprensible elinterrogativo suscitado por la decisión, apostólicamente inusual,de Jorge Mario Bergoglio, el primer Papa latinoamericano de lahistoria, de no haber querido ir, hasta ahora, como pontífice a sutierra natal. Las especulaciones a este respecto soninnumerables, aunque la más factible tiene un carácter político,primero cuando era presidenta de Argentina Cristina Kirchner yahora con su sucesor Mauricio Macri.
Con la primera Francisco no tuvo una relación idílica cuandoera arzobispo de Buenos Aires, si bien como pontífice la recibióen cuatro ocasiones en el Vaticano. Se sabe que los pontíficesreciben a todo jefe de Estado o de gobierno que lo solicite, peroel discurso cambia cuando se trata de elegir el país por visitar,incluyendo el suyo, según el caso. En este contexto, hay quiensostiene que Francisco no quería que Kirchner pudieseinstrumentalizar políticamente la visita papal durante su“reinado”.
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Ahora está Mauricio Macri, con cuya política, que seríasostenida por ambientes financieros internacionales, Bergoglio noestá muy de acuerdo, también porque después del acuerdoalcanzado apenas elegido con los acreedores de Argentina, no sehabrían visto hasta la fecha los resultados esperados.Por lo tanto, al parecer, Bergoglio teme, comoen el caso de Kirchner, que una visita suya pueda serinstrumentalizada políticamente a nivel gubernamental o por laoposición. En síntesis, lo último que desea es precisamenteesto: ser tirado por el saco en su país, e involuntariamente,aumentar las divisiones ya profundas en Argentina. El únicoque tiene la respuesta cierta del porque ha evitado hasta ahoravolver a su país como jefe de la Iglesia Católica, la tiene soloél: Francisco.
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