Por Pilar Pérez
Escapar de la violencia que hay en Honduras, donde a lasfamilias se les permite vivir a cambio de cuotas, fue la idea Luisy Nadia, quienes a principios de este año iniciaron la búsquedadel “sueño americano” junto a su pequeña Heyssy de 14 mesesde edad, sin saber que en México los despojarían de todo lo quetenían para luego regresar a su lugar de origen.
Mientras descansaban del viaje de Tijuana a Puebla en uno de losalbergues de la Pastoral de Migrantes de la Arquidiócesis dePuebla, analizaban la forma y condiciones en las que regresarán aHonduras, donde esperan finiquitar sus negocios e iniciar una nuevavida en otro pueblo y poco más alejados de la violencia.
Ellos conforman tan solo una de las familias que por semanallega al albergue de Nuestra Señora de la Asunción. De acuerdocon el coordinador de la Pastoral de Migrantes, Gustavo RodríguezZárate, cada semana llegan cerca de 50 viajeros a este refugio yel flujo espera que siga en aumento.
Y es que mencionó que México “se está convirtiendo en unsándwich” ante el paso de los migrantes centroamericanos quevan a Estados Unidos y el regreso de los deportados mexicanos,quienes también buscan dónde alojarse en tanto reúnen losrecursos para regresar a sus respectivos lugares de origen.
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