TLAHUELILPAN. “Comparado con lo que sucedía a finales de 2018 y principios del 2019, cuando la economía de la región giraba en torno al huachicol, a un año de distancia disminuyó este delito. Aunque desde hace dos meses hemos notado otra vez actividad de las bandas dedicadas al robo de combustible”, coinciden los jefes policíacos y funcionaros a cargo de las tareas de seguridad de la región Tula-Tepeji.
Entrevistados por separado, autoridades de seguridad indican que la estrategia de seguridad implementada por el Gobierno federal en diciembre de 2018 con el cierre de ductos, y luego la explosión ocurrida el 18 de enero de 2019 en el ducto Tuxpan-Tula kilómetro 226, de Petróleos Mexicanos, a la altura del ejido de San Primitivo, influyó para que disminuyera la actividad huachicolera o al menos la venta indiscriminada de combustible robado.
Refieren que tras el accidente en Tlahuelilpan, en la región sí hubo un marcado descenso en la ordeña, aunque no cesó, pues días después se registró una fuga en la colonia La Vega de Tlaxcoapan y fue evidente el regreso de la actividad delincuencial, que se intensificó a partir de noviembre de 2019. Uno de los indicios que tuvieron para determinar esto, es que comenzó a registrarse en la zona, de nueva cuenta, el robo de camionetas.
Asimismo, aseguran que al parecer son las mismas organizaciones que han logrado penetrar los grupos de seguridad encargados de vigilar los ductos, en este caso federales y militares, y por supuesto funcionarios de Pemex.
Los jefes policiacos, por otra parte, señalan que la Guardia Nacional tiene ya identificados a quienes siguen operando las ocho bandas más fuertes, las que enfrentan una lucha intestinal que va dejando cadáveres.