/ jueves 9 de enero de 2020

2020, ¿Convulsiones o replanteamientos?

Todo año que empieza es una suerte de libreta en blanco, con al menos 365 páginas por delante en las que iremos escribiendo los acontecimientos que sean parte de ese periplo. Por supuesto, el 2020 no será la excepción y aunque lo tenemos por delante en toda su plenitud, desde que va comenzando ya vemos para dónde va apuntando, con base en la herencia que han dejado años previos y la forma en que hemos visto que se hace frente a los diferentes sucesos.

El discurso que habla de derechas e izquierdas, es algo que gradualmente va quedando atrás, aunque éstas sigan siendo usadas a modo de mera referencia política, porque si le damos un repaso a los diferentes países en todo el orbe, vemos a una China que es oficialmente socialista, muy de tendencia comunista, pero con una fuerte actividad de libre mercado que le hace ser ya la segunda economía del mundo y apuntar firme hacia ser la primera, con todo y la guerra comercial que mantiene con Estados Unidos.

Por otra parte, se encuentra Rusia, país gobernado con mano dura por un exagente de la KGB como Vladimir Putin, quien, si bien trae una herencia de los esquemas más duros de la hoy extinta Unión Soviética, no ejerce un sistema socialista y, por el contrario, expande una fuerte actividad económica a nivel global, basada principalmente en su poder energético, particularmente en el gas, que surte tanto a un mercado tan grande como el chino, como a la misma Unión Europea.

Más allá de plantearse esquemas capitalistas o socialistas, el poderío económico y militar termina generando definiciones y sobre todo poder en el contexto global, algo que vemos hoy con Estados Unidos, donde su presidente, Donald Trump, buscando generar distracción ante un inminente juicio político, no ha vacilado en tocar tambores de guerra con Irán, tras el asesinato del general Qassem Soleimani, que ordenó, supuestamente por tratarse un alto líder iraní al que considera responsable de actos hostiles contra objetivos estadounidenses.

Este ataque llevado a cabo por drones estadounidenses que dispararon misiles contra el convoy del general iraní en las cercanías del aeropuerto de Bagdad, Irak, redefinirá esquemas de tensión y hostilidad en el Oriente Medio, pero no sólo en el 2020 que en estos días ha comenzado, sino en los años por venir.

Todo esto nos hace ver que Estados Unidos, a pesar de tener la economía más poderosa del mundo, políticamente ya no lo es tanto por la forma acelerada en que Donald Trump ha ido perdiendo liderazgo, algo que ha capitalizado enérgicamente el presidente ruso, Vladimir Putin, al que ahora se le califica como el más poderoso del mundo y no debemos olvidar que es aliado histórico de Irán.

El que Estados Unidos haya perdido peso como nación hegemónica y Rusia sume su capital político a la capacidad económica que va consolidando China, nación con la que hace cuña, les lleva a ambas naciones a impulsar regímenes que les puedan ser afines alrededor del mundo, algo que ha generado no pocas revueltas, como las que hemos ido viendo en naciones como Chile, Colombia, Ecuador, Bolivia y otras, en las que sus diferentes visiones de la política terminan confrontando grupos, algo que permea a la población que en uno u otro sentido sale a expresarse a las calles, llegando en algunos casos a extremos violentos.

Se trata de un fenómeno del que no se salvan ni las naciones más desarrolladas, como hemos visto en Francia, por ejemplo, donde el movimiento de los “Chalecos Amarillos”, comenzó por quejarse de incrementos a las gasolinas y ahora van contra reformas al régimen de pensiones, algo con lo que, sumados a centrales sindicales con diferentes demandas, generan períodos sucesivos de paralización en territorio galo, situación que parece que será recurrente durante el 2020.

FB: YolandaDeLaTorreV

Tw: @Yoladelatorre


Todo año que empieza es una suerte de libreta en blanco, con al menos 365 páginas por delante en las que iremos escribiendo los acontecimientos que sean parte de ese periplo. Por supuesto, el 2020 no será la excepción y aunque lo tenemos por delante en toda su plenitud, desde que va comenzando ya vemos para dónde va apuntando, con base en la herencia que han dejado años previos y la forma en que hemos visto que se hace frente a los diferentes sucesos.

El discurso que habla de derechas e izquierdas, es algo que gradualmente va quedando atrás, aunque éstas sigan siendo usadas a modo de mera referencia política, porque si le damos un repaso a los diferentes países en todo el orbe, vemos a una China que es oficialmente socialista, muy de tendencia comunista, pero con una fuerte actividad de libre mercado que le hace ser ya la segunda economía del mundo y apuntar firme hacia ser la primera, con todo y la guerra comercial que mantiene con Estados Unidos.

Por otra parte, se encuentra Rusia, país gobernado con mano dura por un exagente de la KGB como Vladimir Putin, quien, si bien trae una herencia de los esquemas más duros de la hoy extinta Unión Soviética, no ejerce un sistema socialista y, por el contrario, expande una fuerte actividad económica a nivel global, basada principalmente en su poder energético, particularmente en el gas, que surte tanto a un mercado tan grande como el chino, como a la misma Unión Europea.

Más allá de plantearse esquemas capitalistas o socialistas, el poderío económico y militar termina generando definiciones y sobre todo poder en el contexto global, algo que vemos hoy con Estados Unidos, donde su presidente, Donald Trump, buscando generar distracción ante un inminente juicio político, no ha vacilado en tocar tambores de guerra con Irán, tras el asesinato del general Qassem Soleimani, que ordenó, supuestamente por tratarse un alto líder iraní al que considera responsable de actos hostiles contra objetivos estadounidenses.

Este ataque llevado a cabo por drones estadounidenses que dispararon misiles contra el convoy del general iraní en las cercanías del aeropuerto de Bagdad, Irak, redefinirá esquemas de tensión y hostilidad en el Oriente Medio, pero no sólo en el 2020 que en estos días ha comenzado, sino en los años por venir.

Todo esto nos hace ver que Estados Unidos, a pesar de tener la economía más poderosa del mundo, políticamente ya no lo es tanto por la forma acelerada en que Donald Trump ha ido perdiendo liderazgo, algo que ha capitalizado enérgicamente el presidente ruso, Vladimir Putin, al que ahora se le califica como el más poderoso del mundo y no debemos olvidar que es aliado histórico de Irán.

El que Estados Unidos haya perdido peso como nación hegemónica y Rusia sume su capital político a la capacidad económica que va consolidando China, nación con la que hace cuña, les lleva a ambas naciones a impulsar regímenes que les puedan ser afines alrededor del mundo, algo que ha generado no pocas revueltas, como las que hemos ido viendo en naciones como Chile, Colombia, Ecuador, Bolivia y otras, en las que sus diferentes visiones de la política terminan confrontando grupos, algo que permea a la población que en uno u otro sentido sale a expresarse a las calles, llegando en algunos casos a extremos violentos.

Se trata de un fenómeno del que no se salvan ni las naciones más desarrolladas, como hemos visto en Francia, por ejemplo, donde el movimiento de los “Chalecos Amarillos”, comenzó por quejarse de incrementos a las gasolinas y ahora van contra reformas al régimen de pensiones, algo con lo que, sumados a centrales sindicales con diferentes demandas, generan períodos sucesivos de paralización en territorio galo, situación que parece que será recurrente durante el 2020.

FB: YolandaDeLaTorreV

Tw: @Yoladelatorre