/ sábado 7 de mayo de 2022

5 de mayo: La patria recobrada

Aunque han pasado mas de dos días de la celebración, no quiero dejar de recordar la fecha del 5 de mayo de 1862 -hace 160 años- cuando el pueblo de México vivió profundamente el drama y el sueño, al cubrirse de gloria las armas nacionales al derrotar, en las colinas de Puebla, a uno de los ejércitos más poderosos del mundo: el que representaba al imperio de Napoleón -el pequeño- disminuido aún más por la soberbia y su ambición desmedida que lo llevaron a desoir las sensatas advertencias de numerosas naciones para que detuviera su absurdo atentado en contra de México.

El imperio francés -con el apoyo de Inglaterra y España -ya había mostrado sus intenciones intervencionistas en el continente americano en 1828, cuando una escuadrilla francesa se presentó en la bahía de Guanabara con intenciones de bombardear Río de Janeiro; un año después, en 1829, Tampico sufría los propósitos de violar la independencia nacional; por su parte los ingleses, en 1833, se apropiaron de las Islas Malvinas; cinco años más tarde los franceses cañonearon Veracruz y casi al mismo tiempo hicieron lo propio a la Isla Martín García, frente a Buenos Aires. En 1850, Inglaterra usurpó a Guatemala las tierras caribeñas situadas entre los ríos Sibún y Sarstún; a Honduras las islas de la Bahía y a Nicaragua, La Mesquita.

Estos fueron, entre otros, los prolegómenos de la intervención tripartita, apoyada en la Convención de Londres del 31 de octubre de 1861, en la cual , “Francia, Inglaterra y España firman un tratado para reclamar a México, con fuerzas armadas, la deuda que tiene con estas naciones europeas; el hecho ocurre como respuesta a la suspensión de pagos decretada por el presidente Benito Juárez. "[...] se comprometen a adoptar, inmediatamente después de que sea firmada la presente Convención, las medidas necesarias para enviar a las costas de México fuerzas combinadas de mar y tierra, cuyo efectivo se determinará en las comunicaciones que se cambien en lo sucesivo entres sus gobiernos, pero cuyo conjunto deberá ser suficiente para poder tomar y ocupar las diversas fortalezas y posiciones del litoral mexicano. Además, convienen que inmediatamente después de que sea firmada la presente Convención, se remita copia de ella al gobierno de los Estados Unidos y que se invite a dicho gobierno a adherirse a ella [...]".

Sobre este asunto, el 23 de noviembre, Carlos Marx, quien residía en Londres y era corresponsal del New York Tribune publicó que "la propuesta de intervención en México por Inglaterra, Francia y España es, en mi opinión, una de las empresas más monstruosas jamás registradas en los anales de la historia universal; es una maquinación que lleva evidentemente la marca de los ingleses, asombrando a los no iniciados por la insanidad de propósitos e imbecilidad de medios empleados [...] el proyecto de intervención conjunta en su actual forma es inglés [...] en su factura. [...] los únicos ingleses que desean una intervención en México son los tenedores de bonos mexicanos, los que, naturalmente, nunca han presumido de ejercer ninguna influencia sobre la opinión nacional

Por ello fue tan clara la actitud solidaria y fraternal de los países americanos al conocer el parte de guerra del General Felipe Berriozábal anunciando la victoria al participar en la famosa Batalla de Puebla, del 5 de mayo de 1862, con una columna de mil hombres que heroicamente reforzaron los fuertes de Loreto y Guadalupe.

En “El Sol de Piura”, diario limeño de aquella época se comentó que el “triunfo y la restauración de la República en 1867, fue la página que inscribió en la historia del mundo el nombre de un pueblo -el mexicano- tremolando el lábaro de la justicia; fue el símbolo sin mácula de una doctrina que dio vida y carácter a sus instituciones; fue en una palabra, el episodio único que distinguió a México dentro del concierto universal”.

El periódico “El Imparcial”, de Argentina, sintetizó: “Es consolador para los pueblos americanos el ver esta resistencia hecha por uno de ellos a las ambiciones de las grandes potencias de la Tierra. México puede caer, pero caerá con gloria, defendiendo palmo a palmo su soberanía e independencia”.

El General español Juan Prim, quizás pensando en los días de grandeza de su patria advirtió que la expedición contra México era un crimen. Prim se retiró en nombre de España como lo hizo Inglaterra a su vez. Ya sólo, Napoleón -el pequeño- no pudo superar el paso firme de la Historia.


Fundador de Notimex

Premio Nacional de Periodismo

Premio Primera Plana

pacofonn@gmail.com

Aunque han pasado mas de dos días de la celebración, no quiero dejar de recordar la fecha del 5 de mayo de 1862 -hace 160 años- cuando el pueblo de México vivió profundamente el drama y el sueño, al cubrirse de gloria las armas nacionales al derrotar, en las colinas de Puebla, a uno de los ejércitos más poderosos del mundo: el que representaba al imperio de Napoleón -el pequeño- disminuido aún más por la soberbia y su ambición desmedida que lo llevaron a desoir las sensatas advertencias de numerosas naciones para que detuviera su absurdo atentado en contra de México.

El imperio francés -con el apoyo de Inglaterra y España -ya había mostrado sus intenciones intervencionistas en el continente americano en 1828, cuando una escuadrilla francesa se presentó en la bahía de Guanabara con intenciones de bombardear Río de Janeiro; un año después, en 1829, Tampico sufría los propósitos de violar la independencia nacional; por su parte los ingleses, en 1833, se apropiaron de las Islas Malvinas; cinco años más tarde los franceses cañonearon Veracruz y casi al mismo tiempo hicieron lo propio a la Isla Martín García, frente a Buenos Aires. En 1850, Inglaterra usurpó a Guatemala las tierras caribeñas situadas entre los ríos Sibún y Sarstún; a Honduras las islas de la Bahía y a Nicaragua, La Mesquita.

Estos fueron, entre otros, los prolegómenos de la intervención tripartita, apoyada en la Convención de Londres del 31 de octubre de 1861, en la cual , “Francia, Inglaterra y España firman un tratado para reclamar a México, con fuerzas armadas, la deuda que tiene con estas naciones europeas; el hecho ocurre como respuesta a la suspensión de pagos decretada por el presidente Benito Juárez. "[...] se comprometen a adoptar, inmediatamente después de que sea firmada la presente Convención, las medidas necesarias para enviar a las costas de México fuerzas combinadas de mar y tierra, cuyo efectivo se determinará en las comunicaciones que se cambien en lo sucesivo entres sus gobiernos, pero cuyo conjunto deberá ser suficiente para poder tomar y ocupar las diversas fortalezas y posiciones del litoral mexicano. Además, convienen que inmediatamente después de que sea firmada la presente Convención, se remita copia de ella al gobierno de los Estados Unidos y que se invite a dicho gobierno a adherirse a ella [...]".

Sobre este asunto, el 23 de noviembre, Carlos Marx, quien residía en Londres y era corresponsal del New York Tribune publicó que "la propuesta de intervención en México por Inglaterra, Francia y España es, en mi opinión, una de las empresas más monstruosas jamás registradas en los anales de la historia universal; es una maquinación que lleva evidentemente la marca de los ingleses, asombrando a los no iniciados por la insanidad de propósitos e imbecilidad de medios empleados [...] el proyecto de intervención conjunta en su actual forma es inglés [...] en su factura. [...] los únicos ingleses que desean una intervención en México son los tenedores de bonos mexicanos, los que, naturalmente, nunca han presumido de ejercer ninguna influencia sobre la opinión nacional

Por ello fue tan clara la actitud solidaria y fraternal de los países americanos al conocer el parte de guerra del General Felipe Berriozábal anunciando la victoria al participar en la famosa Batalla de Puebla, del 5 de mayo de 1862, con una columna de mil hombres que heroicamente reforzaron los fuertes de Loreto y Guadalupe.

En “El Sol de Piura”, diario limeño de aquella época se comentó que el “triunfo y la restauración de la República en 1867, fue la página que inscribió en la historia del mundo el nombre de un pueblo -el mexicano- tremolando el lábaro de la justicia; fue el símbolo sin mácula de una doctrina que dio vida y carácter a sus instituciones; fue en una palabra, el episodio único que distinguió a México dentro del concierto universal”.

El periódico “El Imparcial”, de Argentina, sintetizó: “Es consolador para los pueblos americanos el ver esta resistencia hecha por uno de ellos a las ambiciones de las grandes potencias de la Tierra. México puede caer, pero caerá con gloria, defendiendo palmo a palmo su soberanía e independencia”.

El General español Juan Prim, quizás pensando en los días de grandeza de su patria advirtió que la expedición contra México era un crimen. Prim se retiró en nombre de España como lo hizo Inglaterra a su vez. Ya sólo, Napoleón -el pequeño- no pudo superar el paso firme de la Historia.


Fundador de Notimex

Premio Nacional de Periodismo

Premio Primera Plana

pacofonn@gmail.com