/ miércoles 23 de noviembre de 2016

Cuchillito de Palo

  • Catalina Noriega
  • Otro catálogo de buenas intenciones

Entre frases místicas y deseos fraternales, Andrés Manuel López Obrador presentó su Proyecto Alternativo de Nación, copia fiel del que ya nos había asestado hace cuatro años.

Fue en el Segundo Congreso Nacional de MORENA, reunión sui géneris, a la que faltaron más de la mitad de los invitados y en la que, ¡sorpresa!, algunos resultaron con el cargo de “delegados partidistas” sin ni siquiera solicitarlo.

La falta de quórum no fue obstáculo para que el tabasqueño, muy a su manera, planteara 50 lineamientos “que deberán seguir todos sus afiliados” y que, según la secretaria del organismo –Polensky-, suponen una “filosofía” –con mescolanza seudo religiosa, diría yo-.

En realidad y adelantándose al resto de los suspirantes por la “silla embrujada”, planteó lo que podría ser su plataforma de gobierno, en el caso de que llegara a la grande, en la que da la impresión de que ya se encuentra (De acuerdo a sus actitudes y discurso).

Nada nuevo bajo el sol. Que si se va a recuperar el campo (Compromiso de políticos de todas las siglas, que escucho desde mi infancia); que si se producirán las gasolinas en México (Como sobran tantos pesitos y dolarotes, a ver de dónde saca para semejante inversión); que si les bajará los sueldos a los de arriba para subírselos a los de abajo (Con sus famosos ahorros aspira a solucionar cuanto conflicto económico existe); que si va a eliminar –no a contener- la corrupción (Que empiece por barrer la casa, lo que no hizo a su paso por el gobierno del entonces DF).

De un salto pasó a la amenaza directa de cancelar la obra del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, aunque se calló la pérdida económica que supondría, en vista de los muchos millones ya invertidos y los tantos más hasta 2018. Como si se refiriera a una obrita en San Juan de los Colchones, considera que se puede ampliar el “Benito Juárez”, con un par de pistas en el campo de Santa Lucía (Bananerismo al extremo de no entender la imposibilidad de seguir funcionando con las actuales instalaciones, así les echara un “anexo” en las del militar de Santa Lucía).

Lo mejor de la perorata fue su apreciación de lo que serán las relaciones con Estados Unidos: “Respeto hacia ellos y ellos que nos respeten”. Le planteará a Trump la idea de que se dejen de “enfocar en la cuestión de la seguridad. Que ya no manden helicópteros, ni armas, sino acuerdos en lo económico, que nos favorezca a ambas naciones” (Me queda claro, que ni ha leído ni se ha informado de una sola de las promesas de “Donald”, en cuanto a renegociar o de plano derogar el Tratado de Libre Comercio).

Quizás piensa que, al hotentote yanqui le va a caer en gracia –Así sin más, por su cara bonita- y logrará alinearlo al juarista principio del “Respeto al derecho ajeno es la paz”. O será que confía tanto en las habilidades de su incondicional, Marcelito Ebrard, colaborador en la campaña de Hillary Clinton y que ahora podría girar hacia la camarilla del republicano electo. ¡Si lo dejan!

En plena cacería de votos ofreció dos programas de apoyo: para los adultos mayores; el doble de pensión y a los jóvenes, que no pudieron tener un lugar en la universidad, dos mil 290 pesos mensuales, además de 300 mil empleos para ellos (¡Mago!).

Aderezó el palabrerío con escarceos medio bíblicos: “Será un reino de justicia en la tierra y de fraternidad.  El renacimiento de México se guiará por el amor al prójimo, a la familia, a la humanidad y a la naturaleza. Bienestar del alma para la felicidad de todos”. ¡Carambolas!: ¿político o gurú? catalinanq@hotmail.com

Twitter: @catalinanq

  • Catalina Noriega
  • Otro catálogo de buenas intenciones

Entre frases místicas y deseos fraternales, Andrés Manuel López Obrador presentó su Proyecto Alternativo de Nación, copia fiel del que ya nos había asestado hace cuatro años.

Fue en el Segundo Congreso Nacional de MORENA, reunión sui géneris, a la que faltaron más de la mitad de los invitados y en la que, ¡sorpresa!, algunos resultaron con el cargo de “delegados partidistas” sin ni siquiera solicitarlo.

La falta de quórum no fue obstáculo para que el tabasqueño, muy a su manera, planteara 50 lineamientos “que deberán seguir todos sus afiliados” y que, según la secretaria del organismo –Polensky-, suponen una “filosofía” –con mescolanza seudo religiosa, diría yo-.

En realidad y adelantándose al resto de los suspirantes por la “silla embrujada”, planteó lo que podría ser su plataforma de gobierno, en el caso de que llegara a la grande, en la que da la impresión de que ya se encuentra (De acuerdo a sus actitudes y discurso).

Nada nuevo bajo el sol. Que si se va a recuperar el campo (Compromiso de políticos de todas las siglas, que escucho desde mi infancia); que si se producirán las gasolinas en México (Como sobran tantos pesitos y dolarotes, a ver de dónde saca para semejante inversión); que si les bajará los sueldos a los de arriba para subírselos a los de abajo (Con sus famosos ahorros aspira a solucionar cuanto conflicto económico existe); que si va a eliminar –no a contener- la corrupción (Que empiece por barrer la casa, lo que no hizo a su paso por el gobierno del entonces DF).

De un salto pasó a la amenaza directa de cancelar la obra del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, aunque se calló la pérdida económica que supondría, en vista de los muchos millones ya invertidos y los tantos más hasta 2018. Como si se refiriera a una obrita en San Juan de los Colchones, considera que se puede ampliar el “Benito Juárez”, con un par de pistas en el campo de Santa Lucía (Bananerismo al extremo de no entender la imposibilidad de seguir funcionando con las actuales instalaciones, así les echara un “anexo” en las del militar de Santa Lucía).

Lo mejor de la perorata fue su apreciación de lo que serán las relaciones con Estados Unidos: “Respeto hacia ellos y ellos que nos respeten”. Le planteará a Trump la idea de que se dejen de “enfocar en la cuestión de la seguridad. Que ya no manden helicópteros, ni armas, sino acuerdos en lo económico, que nos favorezca a ambas naciones” (Me queda claro, que ni ha leído ni se ha informado de una sola de las promesas de “Donald”, en cuanto a renegociar o de plano derogar el Tratado de Libre Comercio).

Quizás piensa que, al hotentote yanqui le va a caer en gracia –Así sin más, por su cara bonita- y logrará alinearlo al juarista principio del “Respeto al derecho ajeno es la paz”. O será que confía tanto en las habilidades de su incondicional, Marcelito Ebrard, colaborador en la campaña de Hillary Clinton y que ahora podría girar hacia la camarilla del republicano electo. ¡Si lo dejan!

En plena cacería de votos ofreció dos programas de apoyo: para los adultos mayores; el doble de pensión y a los jóvenes, que no pudieron tener un lugar en la universidad, dos mil 290 pesos mensuales, además de 300 mil empleos para ellos (¡Mago!).

Aderezó el palabrerío con escarceos medio bíblicos: “Será un reino de justicia en la tierra y de fraternidad.  El renacimiento de México se guiará por el amor al prójimo, a la familia, a la humanidad y a la naturaleza. Bienestar del alma para la felicidad de todos”. ¡Carambolas!: ¿político o gurú? catalinanq@hotmail.com

Twitter: @catalinanq