/ miércoles 30 de agosto de 2017

TLCAN, negociación en tiempos de Trump

Hablar sobre la conveniencia que puede representar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), para las tres naciones representantes, es algo que va mucho más allá que las crudas cifras de las balanzas comerciales entre las tres naciones participantes, Canadá, Estados Unidos y México.

De entrada, podemos decir que la relación bilateral y trilateral entre las naciones integrantes de este bloque comercial, considerado el más grande del mundo, ha dado un giro enteramente radical en los más de 20 años que ha durado este acuerdo.

El México de los tiempos previos a la apertura y por supuesto de la firma del TLCAN, era radicalmente diferente, al tiempo que nuestra principal y casi única fuente de divisas procedentes del exterior, provenía de las exportaciones de petróleo crudo, vaya ni siquiera de productos derivados procedentes de su refinación, razón por la que nuestra economía se encontraba enteramente atada a la cotización internacional del barril de crudo.

Esa fue la razón de dolorosas crisis económicas como la de 1982, año en que la inflación superó el 100%. Posteriormente, la crisis de 1986, siendo ésta además posterior al sismo del 19 de septiembre de 1985 que destruyó una amplia parte de la Ciudad de México, llevó a que en 1987 la inflación en nuestro país superara el 175%, un estado de las cosas que se tornaba ya insostenible.

La firma del TLCAN en 1992 y su entrada en vigor el 1 de enero de 1994, representó un cambio de fondo para la economía mexicana, que de esa forma comenzó a superar su dependencia del petróleo, ampliando su gama de exportaciones al exterior, lo que derivó en posteriores firmas de tratados de apertura comercial signados por nuestra nación con otros países e incluso bloques enteros, como la Unión Europea. De tal forma, México pudo superar crisis de precios petroleros bajos, como la de 1999, cuando el barril de crudo se cotizó apenas por arriba de los seis dólares y aún con ello, logramos un crecimiento de nuestra economía por arriba del 6%.

Un hecho incontrovertible, es que más de 20 años después, el TLCAN requiere ajustes, ya que hoy, a diferencia de aquellos tiempos, la economía se ha globalizado como nunca, principalmente gracias al internet y a la digitalización del comercio internacional. El problema es que esta situación ha coincidido en términos históricos con la presidencia del empresario Donald Trump, en Estados Unidos y su peculiar estilo rudo de negociar, mismo que ha plasmado en diferentes libros en la materia. Por lo que a nadie debe extrañarle que debamos enfrentar sus exabruptos en el proceso, pero antes que nada podemos tener seguridad en la capacidad y experiencia de los negociadores que por México participan en esta negociación.

Se trata de tener verdadera experiencia, más que la continua necesidad de estallar vía Twitter. Hay mucho por avanzar aún.

 

* Senadora de la República

correo: yolandadelatorre@senado.gob.mx

FB: YolandaDeLaTorreV

@Yoladelatorre

Hablar sobre la conveniencia que puede representar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), para las tres naciones representantes, es algo que va mucho más allá que las crudas cifras de las balanzas comerciales entre las tres naciones participantes, Canadá, Estados Unidos y México.

De entrada, podemos decir que la relación bilateral y trilateral entre las naciones integrantes de este bloque comercial, considerado el más grande del mundo, ha dado un giro enteramente radical en los más de 20 años que ha durado este acuerdo.

El México de los tiempos previos a la apertura y por supuesto de la firma del TLCAN, era radicalmente diferente, al tiempo que nuestra principal y casi única fuente de divisas procedentes del exterior, provenía de las exportaciones de petróleo crudo, vaya ni siquiera de productos derivados procedentes de su refinación, razón por la que nuestra economía se encontraba enteramente atada a la cotización internacional del barril de crudo.

Esa fue la razón de dolorosas crisis económicas como la de 1982, año en que la inflación superó el 100%. Posteriormente, la crisis de 1986, siendo ésta además posterior al sismo del 19 de septiembre de 1985 que destruyó una amplia parte de la Ciudad de México, llevó a que en 1987 la inflación en nuestro país superara el 175%, un estado de las cosas que se tornaba ya insostenible.

La firma del TLCAN en 1992 y su entrada en vigor el 1 de enero de 1994, representó un cambio de fondo para la economía mexicana, que de esa forma comenzó a superar su dependencia del petróleo, ampliando su gama de exportaciones al exterior, lo que derivó en posteriores firmas de tratados de apertura comercial signados por nuestra nación con otros países e incluso bloques enteros, como la Unión Europea. De tal forma, México pudo superar crisis de precios petroleros bajos, como la de 1999, cuando el barril de crudo se cotizó apenas por arriba de los seis dólares y aún con ello, logramos un crecimiento de nuestra economía por arriba del 6%.

Un hecho incontrovertible, es que más de 20 años después, el TLCAN requiere ajustes, ya que hoy, a diferencia de aquellos tiempos, la economía se ha globalizado como nunca, principalmente gracias al internet y a la digitalización del comercio internacional. El problema es que esta situación ha coincidido en términos históricos con la presidencia del empresario Donald Trump, en Estados Unidos y su peculiar estilo rudo de negociar, mismo que ha plasmado en diferentes libros en la materia. Por lo que a nadie debe extrañarle que debamos enfrentar sus exabruptos en el proceso, pero antes que nada podemos tener seguridad en la capacidad y experiencia de los negociadores que por México participan en esta negociación.

Se trata de tener verdadera experiencia, más que la continua necesidad de estallar vía Twitter. Hay mucho por avanzar aún.

 

* Senadora de la República

correo: yolandadelatorre@senado.gob.mx

FB: YolandaDeLaTorreV

@Yoladelatorre