Juan José Arreola en el centenario de su nacimiento
Como la hormiga de su cuento El prodigioso miligramo así Juan José Arreola fue un escritor queencontró “el prodigioso miligramo” de la lengua, y la llevó al hormiguero de la literatura mexicana.
Como la pequeña y enjundiosa hormiga de su cuento, Juan José fue “censurado” por “la sutileza de sus cargas y sus frecuentes distracciones”, porque no era la hormiguita trabajadora y convencional del hormiguero universitario, se distraía en la actuación teatral, que, quizás con la literatura, fue la pasión de su vida. Ser actor, formarse con Fernando Wagner, en México y con Louis Jouvet, en Francia, dirigir el teatro universitario, en tiempos del rector Nabor Carrillo, a cuyo grupo intitulo Poesía en voz alta era para él timbre de orgullo…Y contaba su paso por la Comedia Francesa, con una gran nostalgia. Fue allá en Francia donde hizo amistad con el gran actor Jean Louis Barrault y con un mimo y teatrero que vendría a revolucionar el teatro en México, el chileno Alejandro Jodorowsky, bajo cuya dirección actuó tanto en sus obras teatrales como en sus películas (El topo). Por ese entonces, Juan José ya era una celebridad dentro y fuera de la Universidad: escritor, tallerista, maestro que impulsaba las carreras literarias a través de las revistas que animaba: Cuadernos del unicornio y mester. O en el Centro de Escritores Mexicanos donde formaba una triada con Juan Rulfo y el doctor Francisco Monterde. Dirigía también de la Casa del Lago de la UNAM. En los círculos universitarios se estaba pensando en su candidatura para ser miembro del Colegio Nacional, pero los acartonados y sapientísimos sabios que formaban entonces esa cúspide del saber y la cultura, se escandalizaron con lo que llamaron sus “desfiguros de actor”…Arreola siguió cargando en las espaldas su prodigioso miligramo “sin detenerse a meditar en las consecuencias del hallazgo”, y escribió en una prosa inigualable, alquímica, los más extraordinarios cuentos de nuestra literatura, llenos de fantasía, humor y profundidad, como su ya indispensable Confabulario; su Varia invención; La feria, un homenaje a Zapotlán, su pueblo de origen, que muchos consideranel anverso diurno de Pedro Páramo, la novela espectral de su paisano, Rulfo. En las páginas de este diario, Arreola dejó su impronta con su columna De sol a sol, en el año de 1976. En página y media el escritor, nacido “dentro de una familia humilde, poblada de abuelos labradores de la tierra, el hierro y la madera”, nos muestra la espléndida artesanía de su lenguaje… El 21 de este mes, se conmemora el centenario de su nacimiento. Ya el INBA le hizo un homenaje,. Yo, como alumna que fui de él en la UNAM (dirigió mi tesis sobre Carlos Pellicer) le hago un pequeño homenaje recordando sus palabras aquellas: (La hormiga) “comprobó con alegría que era una carga (el prodigioso miligramo) justa para ella. El peso ideal de aquel objeto daba a su cuerpo extraña energía; como el peso de las alas en el cuerpo de los pájaros”.
