/ lunes 11 de diciembre de 2023

Agenda Confidencial | ¿Que se acabó la corrupción?  

En el marco de la conmemoración del Día Internacional contra la Corrupción, que se celebró el 9 de diciembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador informó que ese flagelo que engendró y solapó el PRI durante décadas y que en la “docena trágica” de los gobiernos panistas la siguieron promoviendo, había sido prácticamente erradicado durante su administración.

Orgulloso, el primer mandatario presumió que “el único caso de corrupción que hemos tenido” (en la 4T) es el de Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), asunto que le interesa mucho que se resuelva a fondo, para que sus adversarios, que están manchados por la corrupción, no lo utilicen en su contra. Confió que con la detención de René Gavira, exdirector de Finanzas de esa dependencia, a quien se le acusa de haber desviado miles de millones de pesos, se aclare el caso en donde Ignacio Ovalle Fernández, primer director de la empresa, fue “salpicado” por los “malosos de malolandia”, y removido de su cargo en abril pasado por el presidente, no sin antes afirmar: “Yo tengo una opinión muy buena, lo considero una gente con principios, una gente honesta. Lo traicionaron, gente que venía de tiempo atrás con él, del antiguo régimen”. Quienes recuerda la actuación de Ovalle al frente de Conasupo en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, no comparten la opinión de AMLO.

Lo que no se explican los observadores políticos objetivos e imparciales, los analistas, incluyendo a los bisoños, y varios organismos empresariales nacionales e internacionales, como la International Chambero of Commerce Mexico, por ejemplo, es por qué nuestro país sigue ocupando deshonrosos lugares en los índices de diferentes organismos que se dedican a la evaluación de la corrupción.

Por ejemplo, el Índice de Percepción de la Corrupción 2022 de Transparencia Internacional ubica a México en el lugar 126 de 180 naciones evaluadas.

El Índice de Estado de Derecho del World Justice Project sostiene actualmente que, en el indicador “ausencia de corrupción”, México se sitúa en el lugar 136 de 142; siendo que en 2018 estaba en el lugar 102.

El Barómetro Global de la Corrupción en América Latina de 2019 estima que, en México, una de cada dos personas recibió un soborno a cambio de su voto, y una de cada cuatro personas fue amenazada con represalias.

El Índice de Capacidad para Combatir la Corrupción (CCC) 2022 expresa que mientras “algunos países mostraron resiliencia, otros, incluidos los dos países más grandes de la región, México y Brasil, sufrieron nuevos reveses en instituciones claves y en el entorno anticorrupción en su conjunto”. Este índice sitúa a México en el lugar 12 de 15, sólo delante de Guatemala, Bolivia y Venezuela.

El Índice Global de Impunidad 2020 califica a México como un país con impunidad muy alta, situándose ligeramente mejor en el índice que naciones como Kirguistán, Nepal y Guyana, pero calificado peor que Guatemala.

Sin duda alguna, el presidente López Obrador tiene otros datos, o bien en la 4T desarrollaron e instrumentaron la “técnica” del ilusionismo para “desaparecer” ese flagelo que tanto daño ha causado a nuestro país y que es una vergüenza.


En el marco de la conmemoración del Día Internacional contra la Corrupción, que se celebró el 9 de diciembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador informó que ese flagelo que engendró y solapó el PRI durante décadas y que en la “docena trágica” de los gobiernos panistas la siguieron promoviendo, había sido prácticamente erradicado durante su administración.

Orgulloso, el primer mandatario presumió que “el único caso de corrupción que hemos tenido” (en la 4T) es el de Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), asunto que le interesa mucho que se resuelva a fondo, para que sus adversarios, que están manchados por la corrupción, no lo utilicen en su contra. Confió que con la detención de René Gavira, exdirector de Finanzas de esa dependencia, a quien se le acusa de haber desviado miles de millones de pesos, se aclare el caso en donde Ignacio Ovalle Fernández, primer director de la empresa, fue “salpicado” por los “malosos de malolandia”, y removido de su cargo en abril pasado por el presidente, no sin antes afirmar: “Yo tengo una opinión muy buena, lo considero una gente con principios, una gente honesta. Lo traicionaron, gente que venía de tiempo atrás con él, del antiguo régimen”. Quienes recuerda la actuación de Ovalle al frente de Conasupo en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, no comparten la opinión de AMLO.

Lo que no se explican los observadores políticos objetivos e imparciales, los analistas, incluyendo a los bisoños, y varios organismos empresariales nacionales e internacionales, como la International Chambero of Commerce Mexico, por ejemplo, es por qué nuestro país sigue ocupando deshonrosos lugares en los índices de diferentes organismos que se dedican a la evaluación de la corrupción.

Por ejemplo, el Índice de Percepción de la Corrupción 2022 de Transparencia Internacional ubica a México en el lugar 126 de 180 naciones evaluadas.

El Índice de Estado de Derecho del World Justice Project sostiene actualmente que, en el indicador “ausencia de corrupción”, México se sitúa en el lugar 136 de 142; siendo que en 2018 estaba en el lugar 102.

El Barómetro Global de la Corrupción en América Latina de 2019 estima que, en México, una de cada dos personas recibió un soborno a cambio de su voto, y una de cada cuatro personas fue amenazada con represalias.

El Índice de Capacidad para Combatir la Corrupción (CCC) 2022 expresa que mientras “algunos países mostraron resiliencia, otros, incluidos los dos países más grandes de la región, México y Brasil, sufrieron nuevos reveses en instituciones claves y en el entorno anticorrupción en su conjunto”. Este índice sitúa a México en el lugar 12 de 15, sólo delante de Guatemala, Bolivia y Venezuela.

El Índice Global de Impunidad 2020 califica a México como un país con impunidad muy alta, situándose ligeramente mejor en el índice que naciones como Kirguistán, Nepal y Guyana, pero calificado peor que Guatemala.

Sin duda alguna, el presidente López Obrador tiene otros datos, o bien en la 4T desarrollaron e instrumentaron la “técnica” del ilusionismo para “desaparecer” ese flagelo que tanto daño ha causado a nuestro país y que es una vergüenza.