por Paola Zuart
En el 2020 el número de mujeres asesinadas con un arma de fuego al interior de su hogar aumentó. La mitad de las mujeres que mataron en su vivienda, murieron a manos de un arma de este tipo. Esto nos demuestra que las armas de fuego se han convertido en uno de los principales aliados de la violencia de género ya que rápidamente se han introducido en los hogares de las mujeres para generar violencia, miedo y, ultimadamente, la muerte.
Discutiendo este tema, es necesario tener en cuenta que la violencia de género no siempre es equivalente a feminicidio. Esto quiere decir que el hecho de que una mujer sea víctima de violencia domestica no significa que será asesinada, ya que la violencia de género tiene muchas formas de ser expresada y no todas terminan con un feminicidio. Hay casos en los que la violencia no escala y las armas no llegan a ser utilizadas. Es importante destacar que aún en esos casos, las armas representan un problema.
La mera presencia de armas de fuego en un hogar tiene el potencial de generar violencia emocional al crear un desequilibrio de poder: el hombre puede sentirse en control al tener la capacidad de hacer uso de la fuerza armada, mientras que la mujer puede sentirse amenazada y bajo un miedo constante de saber que dicha arma puede llegar a ser usada en su contra.
En las relaciones que existe este tipo de abuso físico y emocional, el hecho de que la pareja posea una arma de fuego incrementa el riesgo de tener consecuencias letales para la víctima. Esto se ve reflejado en que las armas ligeras adquiridas de manera ilícita son la causante del 75% de los feminicidios de la región. Como lo explicó el canciller Marcelo Ebrard, “es un problema que ocurre en todo el mundo, a mayor disponibilidad de armas, menores posibilidades de reducir la violencia”.
Se estima que en México, existen entre 500 y 800 mil armas del mercado ilícito, esto según Wilma Gandoy, integrante de la Consultoría Jurídica de la Cancillería. Dichas armas provienen de Estados Unidos, lo cual ilustra que el problema de uso y posesión ilegal de armas en México tiene una relación directa con las políticas de ventas y fabricación de armas en EUA.
Teniendo esto en consideración y como un esfuerzo de reducir la violencia producida por las armas, la Cancillería inició un litigio estratégico contra once empresas estadounidenses productoras y comercializadoras por su responsabilidad en el tráfico ilícito de armas de fuego, mismas armas que terminan en el territorio mexicano fungiendo como una herramienta para amenazar, intimidar, y asesinar mujeres, convirtiendo al tráfico ilícito de armas —y a las empresas que permiten que suceda— en un gran aliado de la violencia de género.