/ sábado 17 de marzo de 2018

Cuchillito de palo

  • El reino de la impunidad

“Ni son todos los que están ni están todos los que son”. Cárceles atiborradas en las que, un buen número de inocentes intenta sobrevivir, mientras en las calles la delincuencia crece. Y los desgobiernos, de diferentes membretes, rebasados e incapaces de proveer a la ciudadanía de lo que sería obligación prioritaria: la seguridad.

Cuando se puede delinquir, a sabiendas de que no habrá castigo, el crimen se multiplica exponencialmente y se vuelve más violento. De atajarse a tiempo, se habría evitado que las mafias crecieran como hiedra. La impunidad es madre del delito.

El no denunciar se ha vuelto costumbre. Horas de espera, ministerios públicos, hasta en contubernio con los malhechores, exigencia de dádivas para la investigación y cuanta traba se puede poner al agraviado. ¿En qué termina? En la rabieta de quien maldice el momento en el que se le ocurrió ir a sufrir un segundo atentado.

¿Qué fue in fraganti la vejación? Habrá que “untar” a los “guardianes de la ley”, los que, por cantidades mínimas, se cambian de acera y acuerdan con los malosos. Impunidad y corrupción.

El reciente estudio, de la Universidad de las Américas de Puebla, pone el dedo en la llaga.En el “Índice Global de Impunidad”, ocupamos el cuarto lugar. Como siempre, de los primeros en la fila. El preclaro análisis confirma la tragedia cotidiana de aquellos que sufren en carne propia, las consecuencias de vivir en una República, sin justicia.

Las entidades peor calificadas: Estado de México, Baja California, Tamaulipas, Coahuila y Quintana Roo. Se les podría etiquetar como dominios de la ley de la selva. En 26 más, el incremento en el índice ha sido notorio y sólo se salva Campeche.

En la Ciudad de México, un juez acaba de liberar a un colombiano, cabeza de una banda que tiene asolada a la Capital. Lo mismo se dedica al asalto en la calle, que al robo de casa. El “liberadito” lleva seis procesos, sin que ninguno prospere. Se daba el lujo de importar compatriotas, para anexarlos a su mini cártel, individuos todos, que ya habían estado tras las rejas.

De estas “exoneraciones” se culpa al nuevo Sistema Penal acusatorio, en el que, los inauditos legisladores calificaron las infracciones “con absoluta benevolencia”. Así, el robo a casa, dejó de ser un delito grave. Gracias a semejante estulticia, ya ni entre tus cuatro paredes estás a salvo.

Derbez, rector de la mencionada universidad, aclaró que le resulta un misterio adónde fueron a dar los cinco mil millones de pesos, que se invirtieron para implementar la “original” copia de los juicios yanquis. Se dijo que estaban destinados a la capacitación de ministerios públicos, policías y jueces y ahora, es a ellos a quienes se acusa de incompetentes para sacar adelante los procesos. La realidad es que faltó entrenamiento.

En el Estado de México, señaló que sólo cuentan con una agencia ministerial y que habría que crear varias más, amén de contratar e instruir a muchos más Ministerios Públicos.

La Reforma, que surgió durante el Calderonato, se veía como la panacea. Miles de expedientes, en tribunales rebasados. Se dijo que su objetivo era dotar de justicia pronta y expedita. La implementación fue complicada y la reformulación de los delitos, su clasificación y su castigo, a lo que se ve, absurda.

El Índice Global de impunidad refleja la urgencia de atender un tema prioritario. Para acabar con la inseguridad, hay que aniquilar la impunidad.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq

  • El reino de la impunidad

“Ni son todos los que están ni están todos los que son”. Cárceles atiborradas en las que, un buen número de inocentes intenta sobrevivir, mientras en las calles la delincuencia crece. Y los desgobiernos, de diferentes membretes, rebasados e incapaces de proveer a la ciudadanía de lo que sería obligación prioritaria: la seguridad.

Cuando se puede delinquir, a sabiendas de que no habrá castigo, el crimen se multiplica exponencialmente y se vuelve más violento. De atajarse a tiempo, se habría evitado que las mafias crecieran como hiedra. La impunidad es madre del delito.

El no denunciar se ha vuelto costumbre. Horas de espera, ministerios públicos, hasta en contubernio con los malhechores, exigencia de dádivas para la investigación y cuanta traba se puede poner al agraviado. ¿En qué termina? En la rabieta de quien maldice el momento en el que se le ocurrió ir a sufrir un segundo atentado.

¿Qué fue in fraganti la vejación? Habrá que “untar” a los “guardianes de la ley”, los que, por cantidades mínimas, se cambian de acera y acuerdan con los malosos. Impunidad y corrupción.

El reciente estudio, de la Universidad de las Américas de Puebla, pone el dedo en la llaga.En el “Índice Global de Impunidad”, ocupamos el cuarto lugar. Como siempre, de los primeros en la fila. El preclaro análisis confirma la tragedia cotidiana de aquellos que sufren en carne propia, las consecuencias de vivir en una República, sin justicia.

Las entidades peor calificadas: Estado de México, Baja California, Tamaulipas, Coahuila y Quintana Roo. Se les podría etiquetar como dominios de la ley de la selva. En 26 más, el incremento en el índice ha sido notorio y sólo se salva Campeche.

En la Ciudad de México, un juez acaba de liberar a un colombiano, cabeza de una banda que tiene asolada a la Capital. Lo mismo se dedica al asalto en la calle, que al robo de casa. El “liberadito” lleva seis procesos, sin que ninguno prospere. Se daba el lujo de importar compatriotas, para anexarlos a su mini cártel, individuos todos, que ya habían estado tras las rejas.

De estas “exoneraciones” se culpa al nuevo Sistema Penal acusatorio, en el que, los inauditos legisladores calificaron las infracciones “con absoluta benevolencia”. Así, el robo a casa, dejó de ser un delito grave. Gracias a semejante estulticia, ya ni entre tus cuatro paredes estás a salvo.

Derbez, rector de la mencionada universidad, aclaró que le resulta un misterio adónde fueron a dar los cinco mil millones de pesos, que se invirtieron para implementar la “original” copia de los juicios yanquis. Se dijo que estaban destinados a la capacitación de ministerios públicos, policías y jueces y ahora, es a ellos a quienes se acusa de incompetentes para sacar adelante los procesos. La realidad es que faltó entrenamiento.

En el Estado de México, señaló que sólo cuentan con una agencia ministerial y que habría que crear varias más, amén de contratar e instruir a muchos más Ministerios Públicos.

La Reforma, que surgió durante el Calderonato, se veía como la panacea. Miles de expedientes, en tribunales rebasados. Se dijo que su objetivo era dotar de justicia pronta y expedita. La implementación fue complicada y la reformulación de los delitos, su clasificación y su castigo, a lo que se ve, absurda.

El Índice Global de impunidad refleja la urgencia de atender un tema prioritario. Para acabar con la inseguridad, hay que aniquilar la impunidad.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq