/ miércoles 20 de octubre de 2021

Cuchillito de palo | Los apestados

El pueblo haitiano se convierte en los apestados del planeta. Como si la población doliente, que intenta salir del infierno en el que se ha convertido la isla, tuviera la culpa de la tragedia, se le expulsa de las fronteras por las que intentan cruzar a Estados Unidos y se les condena a regresar a las peores penurias.

Biden llegó a la presidencia comprometiéndose a abrir las puertas a la migración. A evitar las brutales violaciones a los Derechos Humanos, impuestas por Trump.

Basta con recordar la manera en la que se separaron a familias y el drama de cientos de niños que se perdieron del resguardo de sus padres y están en albergues en los que se ignora el destino de sus progenitores, a la vez que muchos ignoran de donde proceden, por su corta edad.

Se les colocaba en jaulas, mal alimentados y por todo abrigo se les daba un pedazo de estaño. La crueldad era de las nunca vistas en la que se considera la democracia número uno del Orbe.

Reitero: poco ha cambiado y al empezar las últimas oleadas migratorias, el estadounidense solo se preocupó porque nuestro tlatoani detuviera la llegada de miles, anclándolas en territorio azteca.

Obsequioso AMLO y, carente de toda moral, igual que su par yanqui, recolocó a la Guardia Nacional y al Ejército, en la frontera Sur, a fin de darle gusto al de la Casa Blanca. Lo hizo con Trump y ahora lo repite.

A los gringos los tomó por sorpresa y fueron incapaces de frenarlos en su territorio. Unos 15 mil haitianos, que habían llegado a Ciudad Acuña (Coahuila) lograron atravesar y montar un campamento en la ciudad de Del Río, Texas. Se atrincheraron y dijeron que esperarían a que se les tramitara algún permiso.

Guardias, pertenecientes a la patrulla fronteriza, montados a caballo, ingresaron al lugar y, a golpe limpio los obligaron a cruzar a México.

En el ínterin se han deportado a más de dos mil por la vía aérea, mandándolos de regreso a su isla. Muchos de ellos, que lograron salir hace meses, vivieron en Chile, en Ecuador y otros enclaves, por lo que, cuando menos, los hubieran devuelto a esos destinos en los que se les permitió el ingreso.

Ciudad Acuña, como tantas otras poblaciones fronterizas, está rebasada. La ayuda que se da proviene de organizaciones de la sociedad civil, de la Iglesia Católica y de la buena voluntad de los vecinos de estas localidades.

En la frontera Sur, la problemática es similar. La Comar provee permisos para permanecer en este territorio y la posibilidad de moverse a lo largo de la República, Pero también está rebasada. Los “polleros” se acaban de hacer millonarios, cobrando cuotas estratosféricas y dejándolos con una mano adelante y otra atrás, comprometiéndose a llevarlos hasta el otro lado. La mayoría resulta en un fiasco, se desaparecen con el cobro y si te vi no me acuerdo.

También la migra mexicana los devuelve por avión, a su lugar de origen y día a día despegan aeronaves repletas de estos seres humanos que aspiran a vivir como tales.

La migración es un problema complejo, difícil de enfrentar y resolver, para los distintos gobiernos, además de que provoca sentimientos encontrados en los habitantes de los países que cruzan, como es el caso de México.

Dramas de una realidad que sataniza a millones de personas que solo aspiran a vivir en paz y tener un buen pasar. Exhibe, a la vez, las contradicciones profundas de desgobernantes que se dicen “humanistas”, sin idea de lo que implica el concepto.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq

El pueblo haitiano se convierte en los apestados del planeta. Como si la población doliente, que intenta salir del infierno en el que se ha convertido la isla, tuviera la culpa de la tragedia, se le expulsa de las fronteras por las que intentan cruzar a Estados Unidos y se les condena a regresar a las peores penurias.

Biden llegó a la presidencia comprometiéndose a abrir las puertas a la migración. A evitar las brutales violaciones a los Derechos Humanos, impuestas por Trump.

Basta con recordar la manera en la que se separaron a familias y el drama de cientos de niños que se perdieron del resguardo de sus padres y están en albergues en los que se ignora el destino de sus progenitores, a la vez que muchos ignoran de donde proceden, por su corta edad.

Se les colocaba en jaulas, mal alimentados y por todo abrigo se les daba un pedazo de estaño. La crueldad era de las nunca vistas en la que se considera la democracia número uno del Orbe.

Reitero: poco ha cambiado y al empezar las últimas oleadas migratorias, el estadounidense solo se preocupó porque nuestro tlatoani detuviera la llegada de miles, anclándolas en territorio azteca.

Obsequioso AMLO y, carente de toda moral, igual que su par yanqui, recolocó a la Guardia Nacional y al Ejército, en la frontera Sur, a fin de darle gusto al de la Casa Blanca. Lo hizo con Trump y ahora lo repite.

A los gringos los tomó por sorpresa y fueron incapaces de frenarlos en su territorio. Unos 15 mil haitianos, que habían llegado a Ciudad Acuña (Coahuila) lograron atravesar y montar un campamento en la ciudad de Del Río, Texas. Se atrincheraron y dijeron que esperarían a que se les tramitara algún permiso.

Guardias, pertenecientes a la patrulla fronteriza, montados a caballo, ingresaron al lugar y, a golpe limpio los obligaron a cruzar a México.

En el ínterin se han deportado a más de dos mil por la vía aérea, mandándolos de regreso a su isla. Muchos de ellos, que lograron salir hace meses, vivieron en Chile, en Ecuador y otros enclaves, por lo que, cuando menos, los hubieran devuelto a esos destinos en los que se les permitió el ingreso.

Ciudad Acuña, como tantas otras poblaciones fronterizas, está rebasada. La ayuda que se da proviene de organizaciones de la sociedad civil, de la Iglesia Católica y de la buena voluntad de los vecinos de estas localidades.

En la frontera Sur, la problemática es similar. La Comar provee permisos para permanecer en este territorio y la posibilidad de moverse a lo largo de la República, Pero también está rebasada. Los “polleros” se acaban de hacer millonarios, cobrando cuotas estratosféricas y dejándolos con una mano adelante y otra atrás, comprometiéndose a llevarlos hasta el otro lado. La mayoría resulta en un fiasco, se desaparecen con el cobro y si te vi no me acuerdo.

También la migra mexicana los devuelve por avión, a su lugar de origen y día a día despegan aeronaves repletas de estos seres humanos que aspiran a vivir como tales.

La migración es un problema complejo, difícil de enfrentar y resolver, para los distintos gobiernos, además de que provoca sentimientos encontrados en los habitantes de los países que cruzan, como es el caso de México.

Dramas de una realidad que sataniza a millones de personas que solo aspiran a vivir en paz y tener un buen pasar. Exhibe, a la vez, las contradicciones profundas de desgobernantes que se dicen “humanistas”, sin idea de lo que implica el concepto.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq