/ jueves 21 de diciembre de 2023

Desaforada | Queremos ramos autónomos, pero con más dientes

Correo: elizabeth.albarran@elsoldemexico.com.mx

X: @ElizaAlbarran

TikTok: @elizalbarran11


Los mexicanos necesitamos de órganos autónomos que realmente vigilen a las empresas (privadas y estatales), que las sancionen contundentemente para que eviten malas prácticas y que las obliguen a dar mejores servicios. Pero hasta ahora, estos organismos nos han quedado a deber.

Menciono esto porque la última puntada (espero) que lanzó AMLO es que planea hacer una reforma para eliminar los órganos autónomos que se encargan de supervisar y regular ciertos sectores económicos como el energético que vigila tanto la Comisión Reguladora de Energía (CRE) como la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), o bien la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) que tiene una gama más amplia, salvo telecomunicaciones que está a cargo del Instituo Federal de Telecomunicaciones (IFT).

Del sector energético, sabemos que lo que quiere AMLO es regresar el monopolio tanto a Pemex como a CFE, aunque en realidad nunca lo perdieron. Si bien en el gobierno de Enrique Peña Nieto se hizo la reforma energética que permitía la llegada de más jugadores, lo más perceptible que se vio en materia de competencia es que ya no había solo estaciones de gasolina que se llamaran Pemex, pero los precios seguían siendo intervenidos por el gobierno.

Es decir no funcionaban con base en la oferta y demanda. Si la tendencia mundial era un precio a la baja, en México los precios subían y si se elevaban en el mundo, en nuestro país se mantenían igual. Entonces, ¿cuál fue el papel de los reguladores?

Con Cofece me pasa algo extraño porque sus investigaciones sobre ciertos mercados, especialmente del sistema financiero, son muy rigurosas y con señalamientos claros, pero al momento de poner sanciones, se quedan cortos.

En 2021, sancionó con 35.7 millones de pesos a Barclays, Deutsche Bank, Santander México, Citi, Bank of America, BBVA México y JP Morgan por manipular el mercado secundario de deuda. Esta multa se quedó muuuuy lejos de las ganancias que tienen los bancos, solo por mencionar uno, las utilidades de BBVA en 2021 fueron por 60,256 millones de pesos. En fin. Mucha tibieza.

Las Afores también fueron multadas por la Cofece por realizar prácticas monopólicas absolutas. Sura, GNP, XXI Banorte y Principal se coludieron y se repartían básicamente las cuentas de los trabajadores. La multa fue de apenas de 1,100 millones de pesos. Fue tan insignificante esta sanción que algunos de los directivos que fueron señalados por hacer trampa, en vez de despedirlos, los ascendieron. Ya en este espacio he mencionado cuánto ganan las afores por el cobro de comisiones.

Otro de los mercados que ha investigado la Cofece es el de distribuidores de gas LP. Todos saben quiénes concentran este mercado y cómo juegan con los precios, pero son intocables. Lo mismo podríamos decir de otros sectores como la venta de boletos de espectáculos o de las cadenas de supermercados.

No está mal tener organismos autónomos, el problema es que no tienen realmente la suficiente autonomía ni los dientes para que las empresas respeten las reglas y contribuyan a una sana competencia y que beneficie a los consumidores con precios justos.

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Los mexicanos necesitamos de órganos autónomos que realmente vigilen a las empresas (privadas y estatales), que las sancionen contundentemente para que eviten malas prácticas y que las obliguen a dar mejores servicios. Pero hasta ahora, estos organismos nos han quedado a deber.

Menciono esto porque la última puntada (espero) que lanzó AMLO es que planea hacer una reforma para eliminar los órganos autónomos que se encargan de supervisar y regular ciertos sectores económicos como el energético que vigila tanto la Comisión Reguladora de Energía (CRE) como la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), o bien la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) que tiene una gama más amplia, salvo telecomunicaciones que está a cargo del Instituo Federal de Telecomunicaciones (IFT).

Del sector energético, sabemos que lo que quiere AMLO es regresar el monopolio tanto a Pemex como a CFE, aunque en realidad nunca lo perdieron. Si bien en el gobierno de Enrique Peña Nieto se hizo la reforma energética que permitía la llegada de más jugadores, lo más perceptible que se vio en materia de competencia es que ya no había solo estaciones de gasolina que se llamaran Pemex, pero los precios seguían siendo intervenidos por el gobierno.

Es decir no funcionaban con base en la oferta y demanda. Si la tendencia mundial era un precio a la baja, en México los precios subían y si se elevaban en el mundo, en nuestro país se mantenían igual. Entonces, ¿cuál fue el papel de los reguladores?

Con Cofece me pasa algo extraño porque sus investigaciones sobre ciertos mercados, especialmente del sistema financiero, son muy rigurosas y con señalamientos claros, pero al momento de poner sanciones, se quedan cortos.

En 2021, sancionó con 35.7 millones de pesos a Barclays, Deutsche Bank, Santander México, Citi, Bank of America, BBVA México y JP Morgan por manipular el mercado secundario de deuda. Esta multa se quedó muuuuy lejos de las ganancias que tienen los bancos, solo por mencionar uno, las utilidades de BBVA en 2021 fueron por 60,256 millones de pesos. En fin. Mucha tibieza.

Las Afores también fueron multadas por la Cofece por realizar prácticas monopólicas absolutas. Sura, GNP, XXI Banorte y Principal se coludieron y se repartían básicamente las cuentas de los trabajadores. La multa fue de apenas de 1,100 millones de pesos. Fue tan insignificante esta sanción que algunos de los directivos que fueron señalados por hacer trampa, en vez de despedirlos, los ascendieron. Ya en este espacio he mencionado cuánto ganan las afores por el cobro de comisiones.

Otro de los mercados que ha investigado la Cofece es el de distribuidores de gas LP. Todos saben quiénes concentran este mercado y cómo juegan con los precios, pero son intocables. Lo mismo podríamos decir de otros sectores como la venta de boletos de espectáculos o de las cadenas de supermercados.

No está mal tener organismos autónomos, el problema es que no tienen realmente la suficiente autonomía ni los dientes para que las empresas respeten las reglas y contribuyan a una sana competencia y que beneficie a los consumidores con precios justos.