/ miércoles 4 de diciembre de 2019

Educación, la tragedia de México

El derecho a la educación de las niñas, niños y adolescentes (NNA) está consagrado en el artículo 3° constitucional, el cual señala que la educación se basará en la igualdad sustantiva y priorizará el interés superior de la niñez; además, establece que será de excelencia, es decir, que promoverá el máximo logro de aprendizajes.

Garantizar este derecho resulta complejo si consideramos las dimensiones del sistema educativo nacional: 30.7 millones de NNA asisten a educación básica y media superior en 244 mil escuelas con 1.5 millones de docentes. Estudian en el sistema público 90% de los estudiantes de primaria, 85% de preescolar y 80% de media superior.

A pesar de los constantes esfuerzos del Estado mexicano por lograr la universalidad, alrededor de 4.7 millones NNA de entre 3 y 17 años no asisten a la escuela. Si consideramos que la educación permite el conocimiento, aprecio y ejercicio del resto de los derechos humanos, una de las perores tragedias para una familia es que sus hijas e hijos no asistan a la escuela, pero es también una condena.

Alcanzar la educación de excelencia requiere de espacios dignos y adecuados para la enseñanza y el aprendizaje. No obstante, el INIFED señaló que 31% de las escuelas de educación básica presenta daño estructural, mientras 55% carece de accesibilidad y 63% de internet. Esta situación se agrava en las localidades rurales y con alto rezago social, donde 45% de las escuelas carece de drenaje, 20% de agua potable y 5% no cuenta con energía eléctrica.

Lo cierto es que los servicios educativos se han caracterizado por ser inequitativos. En ese sentido, en educación se reproducen las desigualdades para los grupos históricamente discriminados: las NNA indígenas, con discapacidad y los hijos de jornaleros agrícolas migrantes. Con esto, se pierde la oportunidad de lograr una sociedad más igualitaria.

Ayer se presentaron los resultados de la prueba PISA, que determina los aprendizajes alcanzados por estudiantes de 15 años en tres ámbitos: lectura, matemáticas y ciencias. Los resultados para México no son alentadores: por un lado, en matemáticas sólo 1% de los estudiantes obtuvo resultados comprables a los de China y Corea, los mejores evaluados en esta prueba; por el otro, solo 1% mostró habilidades avanzadas en lectura. Esto hace sentido, si consideramos que 60% de la población en México no lee ni un libro al año.

Estos resultados educativos nos hacen poco competitivos, sobre todo a las futuras generaciones frente a los estudiantes del resto del mundo. Es necesario reconocer que el derecho a la educación de NNA ha sido vulnerado. Es tarea de todos atender este reto, tener un mejor país implica alcanzar una sociedad más justa.

#Educación

#Desigualdad

#PISA2018

@ClauCorichi

El derecho a la educación de las niñas, niños y adolescentes (NNA) está consagrado en el artículo 3° constitucional, el cual señala que la educación se basará en la igualdad sustantiva y priorizará el interés superior de la niñez; además, establece que será de excelencia, es decir, que promoverá el máximo logro de aprendizajes.

Garantizar este derecho resulta complejo si consideramos las dimensiones del sistema educativo nacional: 30.7 millones de NNA asisten a educación básica y media superior en 244 mil escuelas con 1.5 millones de docentes. Estudian en el sistema público 90% de los estudiantes de primaria, 85% de preescolar y 80% de media superior.

A pesar de los constantes esfuerzos del Estado mexicano por lograr la universalidad, alrededor de 4.7 millones NNA de entre 3 y 17 años no asisten a la escuela. Si consideramos que la educación permite el conocimiento, aprecio y ejercicio del resto de los derechos humanos, una de las perores tragedias para una familia es que sus hijas e hijos no asistan a la escuela, pero es también una condena.

Alcanzar la educación de excelencia requiere de espacios dignos y adecuados para la enseñanza y el aprendizaje. No obstante, el INIFED señaló que 31% de las escuelas de educación básica presenta daño estructural, mientras 55% carece de accesibilidad y 63% de internet. Esta situación se agrava en las localidades rurales y con alto rezago social, donde 45% de las escuelas carece de drenaje, 20% de agua potable y 5% no cuenta con energía eléctrica.

Lo cierto es que los servicios educativos se han caracterizado por ser inequitativos. En ese sentido, en educación se reproducen las desigualdades para los grupos históricamente discriminados: las NNA indígenas, con discapacidad y los hijos de jornaleros agrícolas migrantes. Con esto, se pierde la oportunidad de lograr una sociedad más igualitaria.

Ayer se presentaron los resultados de la prueba PISA, que determina los aprendizajes alcanzados por estudiantes de 15 años en tres ámbitos: lectura, matemáticas y ciencias. Los resultados para México no son alentadores: por un lado, en matemáticas sólo 1% de los estudiantes obtuvo resultados comprables a los de China y Corea, los mejores evaluados en esta prueba; por el otro, solo 1% mostró habilidades avanzadas en lectura. Esto hace sentido, si consideramos que 60% de la población en México no lee ni un libro al año.

Estos resultados educativos nos hacen poco competitivos, sobre todo a las futuras generaciones frente a los estudiantes del resto del mundo. Es necesario reconocer que el derecho a la educación de NNA ha sido vulnerado. Es tarea de todos atender este reto, tener un mejor país implica alcanzar una sociedad más justa.

#Educación

#Desigualdad

#PISA2018

@ClauCorichi