/ lunes 8 de enero de 2024

El agro, a 30 años del TLCAN 

México se abre al mundo en los años 80 mediante el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, el llamado GATT, que buscaba una disminución de aranceles bajo un principio de reciprocidad entre los países y con ello buscar desarrollar la producción y el intercambio de mercancías y fomentar el desarrollo económico.

Aunque la real apertura de nuestro país hacia el mundo se dio en 1994, hace 30 años, con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el TLCAN, ahora llamado TMEC. El balance a tres décadas ha sido muy positivo, convirtiéndose en la región comercial más dinámica del mundo, en la que por su naturaleza geográfica y su población de más de 500 millones de habitantes ha generado grandes beneficios para la región y cada uno de los países que lo integran.

En un inicio se planteaba la posibilidad de firmar un tratado comercial con Estados Unidos, con el fin de atraer inversiones y generar empleo en México, creo que más pensando en la industria maquiladora y con la idea de formalizar las reglas que darían mayor certidumbre a los inversionistas que establecían sus plantas en el país y buscando que se aplicara a los demás sectores productivos y ampliar esa idea en la región de Norteamérica y que integrará a Canadá, Estados Unidos y México.

El TLCAN puso a México en el mapa de la inversión extranjera. De ser marginales, nos volvimos uno de los polos de atracción de inversión manufacturera más relevante del mundo.

Cuando iniciaban las negociaciones de este tratado, a principios de los años 90, se pensaba que el sector agropecuario sería el gran perdedor. Que nos iban a poner a competir con productores de la economía más grande del mundo, que reciben grandes subsidios, bajo condiciones muy favorables. Lógicamente, dentro de la negociación de este tratado y por la complejidad y diversidad del sector agroalimentario, la delegación más copiosa la representaba el Consejo Nacional Agropecuario y bajo esta premisa para poder cerrar esta histórica negociación se contempló para algunos productos básicos una desgravación gradual de aranceles en algunos casos de hasta 15 años hasta llegar a la apertura total libre de aranceles.

En 1994 el sector agroalimentario mexicano exportaba poco más de 4 mil millones de dólares al mundo, hoy, al cierre del 2023 y a tres décadas de la apertura comercial ya exportamos más de 50 mil millones de dólares en productos del campo y el mar, y más del 80% es hacia el mercado de Estados Unidos y Canadá.

La realidad es que el Tratado de Libre Comercio con Norteamérica ha generado un gran desarrollo y crecimiento en la región, nos hemos integrado no sólo como buenos vecinos, sino también como muy buenos socios comerciales.

Para el caso del sector agroalimentario mexicano la historia del TLCAN- TMEC ha sido por demás exitosa, durante 20 años de este tratado tuvimos una balanza comercial alimentaria con un déficit y fue a partir del 2015 cuando México empezó a tener un superávit que llegó a ser superior a los 12 mil millones de dólares y que para este 2023 se estima que supere los 7 mil millones de dólares.

Quizá como países en lo individual que integran el TMEC no podemos hablar de autosuficiencia o seguridad alimentaria, pero como región sí. Somos altamente complementarios y eso es lo que permite el poder garantizar el abasto suficiente de alimentos para la población de los más de 500 millones de habitantes que conforman el TMEC.


Director General del Consejo Nacional Agropecuario.


México se abre al mundo en los años 80 mediante el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, el llamado GATT, que buscaba una disminución de aranceles bajo un principio de reciprocidad entre los países y con ello buscar desarrollar la producción y el intercambio de mercancías y fomentar el desarrollo económico.

Aunque la real apertura de nuestro país hacia el mundo se dio en 1994, hace 30 años, con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el TLCAN, ahora llamado TMEC. El balance a tres décadas ha sido muy positivo, convirtiéndose en la región comercial más dinámica del mundo, en la que por su naturaleza geográfica y su población de más de 500 millones de habitantes ha generado grandes beneficios para la región y cada uno de los países que lo integran.

En un inicio se planteaba la posibilidad de firmar un tratado comercial con Estados Unidos, con el fin de atraer inversiones y generar empleo en México, creo que más pensando en la industria maquiladora y con la idea de formalizar las reglas que darían mayor certidumbre a los inversionistas que establecían sus plantas en el país y buscando que se aplicara a los demás sectores productivos y ampliar esa idea en la región de Norteamérica y que integrará a Canadá, Estados Unidos y México.

El TLCAN puso a México en el mapa de la inversión extranjera. De ser marginales, nos volvimos uno de los polos de atracción de inversión manufacturera más relevante del mundo.

Cuando iniciaban las negociaciones de este tratado, a principios de los años 90, se pensaba que el sector agropecuario sería el gran perdedor. Que nos iban a poner a competir con productores de la economía más grande del mundo, que reciben grandes subsidios, bajo condiciones muy favorables. Lógicamente, dentro de la negociación de este tratado y por la complejidad y diversidad del sector agroalimentario, la delegación más copiosa la representaba el Consejo Nacional Agropecuario y bajo esta premisa para poder cerrar esta histórica negociación se contempló para algunos productos básicos una desgravación gradual de aranceles en algunos casos de hasta 15 años hasta llegar a la apertura total libre de aranceles.

En 1994 el sector agroalimentario mexicano exportaba poco más de 4 mil millones de dólares al mundo, hoy, al cierre del 2023 y a tres décadas de la apertura comercial ya exportamos más de 50 mil millones de dólares en productos del campo y el mar, y más del 80% es hacia el mercado de Estados Unidos y Canadá.

La realidad es que el Tratado de Libre Comercio con Norteamérica ha generado un gran desarrollo y crecimiento en la región, nos hemos integrado no sólo como buenos vecinos, sino también como muy buenos socios comerciales.

Para el caso del sector agroalimentario mexicano la historia del TLCAN- TMEC ha sido por demás exitosa, durante 20 años de este tratado tuvimos una balanza comercial alimentaria con un déficit y fue a partir del 2015 cuando México empezó a tener un superávit que llegó a ser superior a los 12 mil millones de dólares y que para este 2023 se estima que supere los 7 mil millones de dólares.

Quizá como países en lo individual que integran el TMEC no podemos hablar de autosuficiencia o seguridad alimentaria, pero como región sí. Somos altamente complementarios y eso es lo que permite el poder garantizar el abasto suficiente de alimentos para la población de los más de 500 millones de habitantes que conforman el TMEC.


Director General del Consejo Nacional Agropecuario.