/ lunes 16 de octubre de 2017

El caso Hollywood y el empoderamiento de las víctimas

Las evidencias demuestran que el escándalo sexual del productor de Hollywood, Harvey Weinstein era un secreto a voces entre la comunidad artística. Hoy se ha gestado un movimiento en donde 34 mujeres –y contando- han roto el silencio, y han hablado sobre las nefastas conductas del productor. El escándalo, no solo ha tocado las más altas esferas de Estados Unidos en un medio influyente en la política, sino que ha abierto un debate sobre la urgencia de terminar con las violencias que sufren las mujeres, hasta las más glamorosas.

Cate Blanchet dijo en su discurso de aceptación del Oscar en 2014, que las mujeres debían ser vistas capaces de liderar historias exitosas, y no solo como objetos estereotipados que servían para vender entradas.

Lamentablemente, las actrices que tuvieron contacto con Weinstein se dieron cuenta que en una industria donde los secretos y la sumisión son necesarias para avanzar, se toparían con el terrible silencio de quienes eran omisos ante las conductas del hoy desenmascarado productor. Angelina Jolie, Rose McGowan, Mira Sorvino, Cara Delevingneo Gwyneth Paltrow, son solo algunas de las víctimas de este depredador sexual.

Cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), indican que una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual en algún momento de su vida. En Estados Unidos, se calcula que una de cada cinco mujeres serán víctimas de violación en algún momento de sus vidas, y 10 de cada 100 mujeres reportan haber experimentado algún tipo de coacción para acceder a un acto sexual. En México la realidad es escalofriante, la última estadística de la OMS indica que se comete un abuso sexual cada 4.6 minutos, por lo que aunado a los datos brutales en menores, esto ya debería ser un tema de Estado.

Esta caja de Pandora que se ha destapado tenía ya antecedentes. La más reciente denuncia de abuso sexual contra el cineasta Román Polanski, donde una alemana lo acusa de haberla violado en 1972, cuando tenía apenas 15 años es prueba de ello. En 1977 Polanski, reconoció ¡haber tenido relaciones con una niña de 13 años en un acto teatral alegando que no era violación! el director pasó 42 días encarcelado y bajo supervisión psiquiátrica, pero antes de la sentencia huyó a Francia por miedo a una condena más larga.

Que se hagan públicas estas denuncias significa de entrada asumir que se fue abusada y recordar una y otra vez, con propios y extraños la terrible experiencia. Sin embargo, ese reconocimiento como víctimas, empodera a quienes han vivido en el silencio por miedo a ser juzgadas por una sociedad machista que las revictimiza, y ante la terrible realidad –al menos en México- de una altísima impunidad superior al 92%. Esas que levantan la voz, llenan de valor a las que guardaron esas agresiones en el más desgarrador mutis.

En México hace poco más de un año la voz valiente de la potosina Rosa Margarita Ortiz relató el abuso sexual que sufrió en un autobús ETN y el respaldo solidario de su esposo, destaparon una red de delincuencia que había vulnerado a muchos usuarios del transporte foráneo. Sin su denuncia pública y la presión social, no hubiese sido detenido uno de sus agresores.

Mientras la violencia sexual sea un tabú o práctica normalizada, encubridores y victimarios seguirán pensando que es fácil quedar impune, mientras del otro lado miles de víctimas quedan marcadas de por vida. La voz valiente y el efecto domino que ha tenido el escándalo hollywoodense, debe ser ejemplo para que denunciemos y seamos acompañadas solidariamente por muchas más.

Diputada por Movimiento Ciudadano

Las evidencias demuestran que el escándalo sexual del productor de Hollywood, Harvey Weinstein era un secreto a voces entre la comunidad artística. Hoy se ha gestado un movimiento en donde 34 mujeres –y contando- han roto el silencio, y han hablado sobre las nefastas conductas del productor. El escándalo, no solo ha tocado las más altas esferas de Estados Unidos en un medio influyente en la política, sino que ha abierto un debate sobre la urgencia de terminar con las violencias que sufren las mujeres, hasta las más glamorosas.

Cate Blanchet dijo en su discurso de aceptación del Oscar en 2014, que las mujeres debían ser vistas capaces de liderar historias exitosas, y no solo como objetos estereotipados que servían para vender entradas.

Lamentablemente, las actrices que tuvieron contacto con Weinstein se dieron cuenta que en una industria donde los secretos y la sumisión son necesarias para avanzar, se toparían con el terrible silencio de quienes eran omisos ante las conductas del hoy desenmascarado productor. Angelina Jolie, Rose McGowan, Mira Sorvino, Cara Delevingneo Gwyneth Paltrow, son solo algunas de las víctimas de este depredador sexual.

Cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), indican que una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual en algún momento de su vida. En Estados Unidos, se calcula que una de cada cinco mujeres serán víctimas de violación en algún momento de sus vidas, y 10 de cada 100 mujeres reportan haber experimentado algún tipo de coacción para acceder a un acto sexual. En México la realidad es escalofriante, la última estadística de la OMS indica que se comete un abuso sexual cada 4.6 minutos, por lo que aunado a los datos brutales en menores, esto ya debería ser un tema de Estado.

Esta caja de Pandora que se ha destapado tenía ya antecedentes. La más reciente denuncia de abuso sexual contra el cineasta Román Polanski, donde una alemana lo acusa de haberla violado en 1972, cuando tenía apenas 15 años es prueba de ello. En 1977 Polanski, reconoció ¡haber tenido relaciones con una niña de 13 años en un acto teatral alegando que no era violación! el director pasó 42 días encarcelado y bajo supervisión psiquiátrica, pero antes de la sentencia huyó a Francia por miedo a una condena más larga.

Que se hagan públicas estas denuncias significa de entrada asumir que se fue abusada y recordar una y otra vez, con propios y extraños la terrible experiencia. Sin embargo, ese reconocimiento como víctimas, empodera a quienes han vivido en el silencio por miedo a ser juzgadas por una sociedad machista que las revictimiza, y ante la terrible realidad –al menos en México- de una altísima impunidad superior al 92%. Esas que levantan la voz, llenan de valor a las que guardaron esas agresiones en el más desgarrador mutis.

En México hace poco más de un año la voz valiente de la potosina Rosa Margarita Ortiz relató el abuso sexual que sufrió en un autobús ETN y el respaldo solidario de su esposo, destaparon una red de delincuencia que había vulnerado a muchos usuarios del transporte foráneo. Sin su denuncia pública y la presión social, no hubiese sido detenido uno de sus agresores.

Mientras la violencia sexual sea un tabú o práctica normalizada, encubridores y victimarios seguirán pensando que es fácil quedar impune, mientras del otro lado miles de víctimas quedan marcadas de por vida. La voz valiente y el efecto domino que ha tenido el escándalo hollywoodense, debe ser ejemplo para que denunciemos y seamos acompañadas solidariamente por muchas más.

Diputada por Movimiento Ciudadano