/ lunes 4 de marzo de 2019

El Espectador | Combatirán otro gran mito de la 4T

Los subsidios gubernamentales al campo en México siempre han sido recibidos por los agricultores e incluso en muchas ocasiones las grandes empresas han apoyado a las autoridades para que los recursos lleguen oportunamente a los productores, nos asegura una fuente muy bien informada.

Por ejemplo, nos recuerdan que “incluso en el periodo 2013-2018 las grandes productoras de alimentos en el país pagaron por adelantado las cosechas que adquirieron, e incluso en muchas ocasiones financiaron los apoyos gubernamentales que tenía que otorgar el gobierno a los agricultores”.

En este sentido, puntualizó el informante “hay que desmitificar que los apoyos del gobierno van a las grandes empresas, cuando éstas participan activamente con recursos y reafirmando su compromiso con el campo mexicano para impulsar las prácticas agrícolas sustentables y garantizar la seguridad alimentaria del país”.

Prueba de ello son los recientes acuerdos firmados por importantes empresas como Bimbo, Nestlé y Gruma con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para apoyar a los agricultores de maíz y trigo en el país. Dichos acuerdos tienen como objetivo principal que los agricultores dependan cada vez menos del temporal y que año con año sus cosechas sean mayores y de mejor calidad para impulsar de la mejor manera su economía y la de sus familias.

El CIMMYT, cuya sede principal está en Texcoco, México, trabaja en diferentes partes del mundo con la finalidad de mejorar los medios de vida de las personas dedicadas a la agricultura y promover sistemas de maíz y de trigo más productivos y sostenibles. El panorama actual indica que los programas de apoyo al campo en México serán más vigilados y la nueva administración asumió el compromiso de que el presupuesto será bien aplicado y distribuido de manera directa a los agricultores.

Adicionalmente, con el programa de precios de garantía para el maíz (cinco mil 610 pesos por tonelada), frijol (14 mil 500 pesos por tonelada), trigo (cinco mil 790 pesos) y arroz (seis mil 120 pesos) se beneficiará a los pequeños productores en condición de pobreza.

La intención es que estos apoyos representen un impacto económico en ingresos y productividad para dos millones de pequeños productores agrícolas del país, prácticamente la mitad de los campesinos que existen en México. Con ello, los grandes agricultores, pero principalmente los pequeños, cuentan con las herramientas necesarias para reactivar el campo en todo el país. Eso está muy bien.

Nuestro informante, parte de una grande y muy respetada empresa, reitera que todo lo que pasa en este momento no los afecta en sus negocios, aunque sí les molesta un poco esa percepción que se genera desde el nuevo gobierno, al ser señalados como los beneficiarios de los recursos, cuando ellos también trabajan por amor a México en el anonimato y muchos de sus fundadores dieron todo por el país que un día soñaron grande en el ecosistema global, con un código de ética más estricto que el de muchos políticos de discurso bonito.

Los subsidios gubernamentales al campo en México siempre han sido recibidos por los agricultores e incluso en muchas ocasiones las grandes empresas han apoyado a las autoridades para que los recursos lleguen oportunamente a los productores, nos asegura una fuente muy bien informada.

Por ejemplo, nos recuerdan que “incluso en el periodo 2013-2018 las grandes productoras de alimentos en el país pagaron por adelantado las cosechas que adquirieron, e incluso en muchas ocasiones financiaron los apoyos gubernamentales que tenía que otorgar el gobierno a los agricultores”.

En este sentido, puntualizó el informante “hay que desmitificar que los apoyos del gobierno van a las grandes empresas, cuando éstas participan activamente con recursos y reafirmando su compromiso con el campo mexicano para impulsar las prácticas agrícolas sustentables y garantizar la seguridad alimentaria del país”.

Prueba de ello son los recientes acuerdos firmados por importantes empresas como Bimbo, Nestlé y Gruma con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para apoyar a los agricultores de maíz y trigo en el país. Dichos acuerdos tienen como objetivo principal que los agricultores dependan cada vez menos del temporal y que año con año sus cosechas sean mayores y de mejor calidad para impulsar de la mejor manera su economía y la de sus familias.

El CIMMYT, cuya sede principal está en Texcoco, México, trabaja en diferentes partes del mundo con la finalidad de mejorar los medios de vida de las personas dedicadas a la agricultura y promover sistemas de maíz y de trigo más productivos y sostenibles. El panorama actual indica que los programas de apoyo al campo en México serán más vigilados y la nueva administración asumió el compromiso de que el presupuesto será bien aplicado y distribuido de manera directa a los agricultores.

Adicionalmente, con el programa de precios de garantía para el maíz (cinco mil 610 pesos por tonelada), frijol (14 mil 500 pesos por tonelada), trigo (cinco mil 790 pesos) y arroz (seis mil 120 pesos) se beneficiará a los pequeños productores en condición de pobreza.

La intención es que estos apoyos representen un impacto económico en ingresos y productividad para dos millones de pequeños productores agrícolas del país, prácticamente la mitad de los campesinos que existen en México. Con ello, los grandes agricultores, pero principalmente los pequeños, cuentan con las herramientas necesarias para reactivar el campo en todo el país. Eso está muy bien.

Nuestro informante, parte de una grande y muy respetada empresa, reitera que todo lo que pasa en este momento no los afecta en sus negocios, aunque sí les molesta un poco esa percepción que se genera desde el nuevo gobierno, al ser señalados como los beneficiarios de los recursos, cuando ellos también trabajan por amor a México en el anonimato y muchos de sus fundadores dieron todo por el país que un día soñaron grande en el ecosistema global, con un código de ética más estricto que el de muchos políticos de discurso bonito.

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