/ viernes 22 de abril de 2022

Francia y el futuro de Europa 

El próximo domingo se llevarán a cabo las elecciones del futuro de Europa y occidente, en el que compiten, por un lado el presidente Macron, quien no sólo es proeruopeÍsta, sino que ha encabezado la refundación de la Unión Europea junto con Angela Merkel, liberal; sin embargo, se le identifica con el status quo del poder. Por el otro lado, Marine Le Pen, ultraderechista y conservadora, antieuropeísta.

La elección se da en un escenario que transciende la mera política francesa, en el que Vladimir Putin está en uno de los momentos de más alta tensión; además de una clara intervención en los procesos electorales occidentales; y una sistemática crisis económica, migratoria y del estado de bienestar.

Las políticas económicas de Macron han acentuado la confrontación por decisiones como el incremento para la edad para jubilarse y las protestas de los chalecos amarillos en repudio a la alza de precios de combustibles.

Para hacer más volátil la ecuación está el discurso nacionalista, racista y antisemita de Le Pen, que da voz al sentimiento antieuropeo y al enojo contra el establishment francés. Un triunfo de Le Pen y la presión de Moscú pondría en riesgo a la comunidad europea como la conocemos, con lo que se eliminaría uno de los principales contrapesos a Putin. El escenario no es descabellado, ya que las últimas encuestas muestran una diferencia de casi 10 puntos, pero también un avance constante y significativo de la ultraderecha.

En Francia nos volvemos a encontrar con algo que se está haciendo una constante como el caso de Trump, políticos racionales con una visión institucional, frente a liderazgos carismáticos pero que expresan el hartazgo frente a las elites rapaces, voraces y depredadoras y la desatención de un proyecto social e incluyente.

La elección no es fácil, Macron es uno de los candidatos más odiados de los últimos años y Le Pen, sin duda, es de las más temidas por su radicalidad y explosividad. Una de las lecciones claras de este caso es que es necesario construir una plataforma política que permita limitar al estatus quo abusivo, pero desde una óptica institucional y racional, no como en el caso de Trump o Le Pen, que llegan a ser únicamente el canal para la ira. Este dilema ha generado una gran polarización, la gran paradoja, es que en esta polarización, el futuro de Europa estará en las manos de los indecisos. XXXTwitter: @LuisH_Fernandez

El próximo domingo se llevarán a cabo las elecciones del futuro de Europa y occidente, en el que compiten, por un lado el presidente Macron, quien no sólo es proeruopeÍsta, sino que ha encabezado la refundación de la Unión Europea junto con Angela Merkel, liberal; sin embargo, se le identifica con el status quo del poder. Por el otro lado, Marine Le Pen, ultraderechista y conservadora, antieuropeísta.

La elección se da en un escenario que transciende la mera política francesa, en el que Vladimir Putin está en uno de los momentos de más alta tensión; además de una clara intervención en los procesos electorales occidentales; y una sistemática crisis económica, migratoria y del estado de bienestar.

Las políticas económicas de Macron han acentuado la confrontación por decisiones como el incremento para la edad para jubilarse y las protestas de los chalecos amarillos en repudio a la alza de precios de combustibles.

Para hacer más volátil la ecuación está el discurso nacionalista, racista y antisemita de Le Pen, que da voz al sentimiento antieuropeo y al enojo contra el establishment francés. Un triunfo de Le Pen y la presión de Moscú pondría en riesgo a la comunidad europea como la conocemos, con lo que se eliminaría uno de los principales contrapesos a Putin. El escenario no es descabellado, ya que las últimas encuestas muestran una diferencia de casi 10 puntos, pero también un avance constante y significativo de la ultraderecha.

En Francia nos volvemos a encontrar con algo que se está haciendo una constante como el caso de Trump, políticos racionales con una visión institucional, frente a liderazgos carismáticos pero que expresan el hartazgo frente a las elites rapaces, voraces y depredadoras y la desatención de un proyecto social e incluyente.

La elección no es fácil, Macron es uno de los candidatos más odiados de los últimos años y Le Pen, sin duda, es de las más temidas por su radicalidad y explosividad. Una de las lecciones claras de este caso es que es necesario construir una plataforma política que permita limitar al estatus quo abusivo, pero desde una óptica institucional y racional, no como en el caso de Trump o Le Pen, que llegan a ser únicamente el canal para la ira. Este dilema ha generado una gran polarización, la gran paradoja, es que en esta polarización, el futuro de Europa estará en las manos de los indecisos. XXXTwitter: @LuisH_Fernandez