/ jueves 2 de noviembre de 2023

Fuera de Agenda | Acapulco bajo el lodo

Desde Ciudad Renacimiento a las colonias Progreso, Emiliano Zapata, El Coloso o el Centro, los reportes coinciden en que la delincuencia organizada llenó el vacío dejado por la autoridad tras el paso del huracán Otis. Por aquí como en las Cruces, Jardín Mangos, Llano Largo y Hornos Insurgentes, no se ve a la Guardia Nacional, la Marina o el Ejército.

Antes del paso del meteoro, los órganos de inteligencia de las fuerzas federales tenían documentado cómo en estos lugares la policía municipal, la estatal y la ministerial estaban compradas por los líderes criminales. En Acapulco todos saben que estas zonas son de las más violentas e inseguras del municipio y donde el gobierno local está ausente.

Una semana después del paso del huracán el asombro no da tregua cuando se conocen más detalles que retratan la torpeza y negligencia de funcionarios municipales, estatales y mandos militares en Acapulco. El primero en quedar retratado en su inexperiencia en este tipo de emergencias fue el general Martín Gerardo Franco Flores, comandante de la 27 zona militar con sede en Pie de la Cuesta. Este oficial de infantería, oriundo de Ensenada, Baja California y paisano del secretario de la Defensa Nacional, exhibió su falta de información y pericia al quedar atrapado en el hotel Princess donde asistió a la cena de la convención minera.

Si no es por los anfitriones que tenían equipo satelital, como lo publicó la columna Red Compartida del periódico La Prensa, el general sencillamente hubiera estado ilocalizable en las primeras horas tras el impacto. Las fallas de información tocaron a toda la cadena de mando y la respuesta fue lenta para implementar el Plan DN-III.

De la gobernadora Evelyn Salgado, inmortalizada en su ineptitud como marioneta política del teatro demagogo de la “cuarta transformación”, Otis es un episodio más en la cadena de negligencias y complicidades que hacen del vacío de gobierno su rasgo distintivo como cabeza del ejecutivo estatal.

La desaparición de escena de la alcaldesa Abelina López Rodríguez, va acorde a lo que ha sido su gestión, un personaje improvisado en la gestión administrativa y de gobierno, poco preparada y con muy mala relación con la gobernadora.

Luego de Otis las noches en gran parte de las colonias fuera de zonas como Las Brisas, Diamante y la costera Miguel Alemán, son de barricadas y disparos al aire. La forma en cómo el vacío de autoridad lo han cubierto los grupos delincuenciales es con el control de víveres, agua y combustible.

Oficiales del 56 batallón de infantería con sede en Acapulco, han hecho llegar datos a este espacio no sólo de la negligencia de mandos superiores y la falta de coordinación con autoridades locales, sino de la forma como los criminales han aprovechado la tragedia para reforzar sus controles. Esta unidad ha generado con sus órganos de búsqueda de información reportes puntuales sobre objetivos específicos identificados como “generadores de violencia”. El escenario inmediato no pinta nada bien.

Se percibe un conflicto en puerta entre grupos delincuenciales que aprovecharán el caos que aún impera en varias zonas para buscar control de otros territorios. Como suele ocurrir desde hace tiempo en el país, el crimen organizado va dos pasos adelante del gobierno.


@velediaz424


Desde Ciudad Renacimiento a las colonias Progreso, Emiliano Zapata, El Coloso o el Centro, los reportes coinciden en que la delincuencia organizada llenó el vacío dejado por la autoridad tras el paso del huracán Otis. Por aquí como en las Cruces, Jardín Mangos, Llano Largo y Hornos Insurgentes, no se ve a la Guardia Nacional, la Marina o el Ejército.

Antes del paso del meteoro, los órganos de inteligencia de las fuerzas federales tenían documentado cómo en estos lugares la policía municipal, la estatal y la ministerial estaban compradas por los líderes criminales. En Acapulco todos saben que estas zonas son de las más violentas e inseguras del municipio y donde el gobierno local está ausente.

Una semana después del paso del huracán el asombro no da tregua cuando se conocen más detalles que retratan la torpeza y negligencia de funcionarios municipales, estatales y mandos militares en Acapulco. El primero en quedar retratado en su inexperiencia en este tipo de emergencias fue el general Martín Gerardo Franco Flores, comandante de la 27 zona militar con sede en Pie de la Cuesta. Este oficial de infantería, oriundo de Ensenada, Baja California y paisano del secretario de la Defensa Nacional, exhibió su falta de información y pericia al quedar atrapado en el hotel Princess donde asistió a la cena de la convención minera.

Si no es por los anfitriones que tenían equipo satelital, como lo publicó la columna Red Compartida del periódico La Prensa, el general sencillamente hubiera estado ilocalizable en las primeras horas tras el impacto. Las fallas de información tocaron a toda la cadena de mando y la respuesta fue lenta para implementar el Plan DN-III.

De la gobernadora Evelyn Salgado, inmortalizada en su ineptitud como marioneta política del teatro demagogo de la “cuarta transformación”, Otis es un episodio más en la cadena de negligencias y complicidades que hacen del vacío de gobierno su rasgo distintivo como cabeza del ejecutivo estatal.

La desaparición de escena de la alcaldesa Abelina López Rodríguez, va acorde a lo que ha sido su gestión, un personaje improvisado en la gestión administrativa y de gobierno, poco preparada y con muy mala relación con la gobernadora.

Luego de Otis las noches en gran parte de las colonias fuera de zonas como Las Brisas, Diamante y la costera Miguel Alemán, son de barricadas y disparos al aire. La forma en cómo el vacío de autoridad lo han cubierto los grupos delincuenciales es con el control de víveres, agua y combustible.

Oficiales del 56 batallón de infantería con sede en Acapulco, han hecho llegar datos a este espacio no sólo de la negligencia de mandos superiores y la falta de coordinación con autoridades locales, sino de la forma como los criminales han aprovechado la tragedia para reforzar sus controles. Esta unidad ha generado con sus órganos de búsqueda de información reportes puntuales sobre objetivos específicos identificados como “generadores de violencia”. El escenario inmediato no pinta nada bien.

Se percibe un conflicto en puerta entre grupos delincuenciales que aprovecharán el caos que aún impera en varias zonas para buscar control de otros territorios. Como suele ocurrir desde hace tiempo en el país, el crimen organizado va dos pasos adelante del gobierno.


@velediaz424